Casilda Fern¨¢ndez-Villaverde y Silva
La directora de Christies en Espa?a es descendiente de la marquesa de Santa Cruz pintada por Goya
Una mujer de. ojos peque?os y vivos, un poco pardos, de pelo suave y de manos largas y blancas ha vivido en Madrid la aventura londinense de la marquesa de Santa Cruz pintada por Goya con la misma perplejidad e igual serenidad con la que uno asiste a las historias incre¨ªbles que se cuentan de un antepasado. Porque ella, Casilda Fern¨¢ndez-Villaverde y Silva, es una descendiente de aquella mujer peque?a, de ojos vivos, de largo mech¨®n de pelo suave y de manos finas como las de quien prefiere tocar el aire.
Aparte del parentesco, a Casilda Fern¨¢ndez-Villaverde le ha unido otro importante factor a la larga saga de la puesta en venta del famoso ¨®leo de Goya.Casilda Fern¨¢nde¨ª-Villaverde es desde 1975 directora de la casa de subastas Christie's en Espa?a. En 1973, esta espa?ola "por los cuatro costados", dice con su acento largo, lento, como de una estudiante madrile?a educada en Oxford- ingres¨® en esa empresa y hoy se siente orgullosa de haber asistido, en la sombra, discretamente, "al final feliz" que se ha puesto a esta historia en la que ha estado implicada una antepasada suya. "Todo este tiempo, desde 126 de enero, que fue cuando se anunci¨® que Christie's subastar¨ªa La marquesa de Santa Cruz, he asistido con incertidumbre, pero con gran serenidad y esperanza al desenlace d¨¦ la puesta en venta del cuadro". El acuerdo total para que la obra regresara a Espa?a coincidi¨® con el santo de Casilda, el 9 de abril: "?En toda esta historia ha habido tantas casualidades!".
Casilda Fern¨¢ndez-Villaverde es hija de un legendario embajador espa?ol en Londres y de la decimocuarta marquesa de Santa Cruz, Casilda Silva Fern¨¢ndez de Henestrosa. Ni ella ni su madre han visto jam¨¢s el dichoso cuadro de la antepasada, porque en el reparto de la herencia primitiva las casualidades fueron tambi¨¦n abundantes, y la obra se fue de las manos de la familia directa en un momento determinado. Ahora comprobar¨¢ personalmente si ese parecido insinuado entre ella y la marquesa del cuadro es realidad o es una ficci¨®n que proviene de la coincidencia.
"Nunca se habl¨® demasiado de ese cuadro en casa, porque el retrato nunca estuvo en los domicilios de nuestra familia. Ahora lo ver¨¦ en el Museo del Prado, como una espa?ola m¨¢s, como una gata, que es lo que soy, a pesar de haber vivido mucho tiempo en Inglaterra". La directora de Christie's ha vivido profesionalmente, "como siempre vivo estas cosas, como una representante de una empresa que sabe que tiene entre manos. un asunto muy complejo y muy sensible, que recibe el encargo de servir de intermediario entre un propietario y un posible comprador y que cumple su misi¨®n con el escr¨²pulo que distingue a la casa".
Durante los largos meses del contencioso por el que Espa?a ha reclamado ante los brit¨¢nicos el retrato de la marquesa de Santa Cruz, la descendiente de aquella mujer no ha tenido tiempo de estudiar las -posibles consecuencias f¨ªsicas de aquel parentesco. "?Que si me parezco a aquella marquesa? No s¨¦. Bueno, es peque?a, petite, como dicen, y tiene un largo mech¨®n de pelo casta?o. ?Y su rostro, el rostro de do?a Joaquina T¨¦llez Gir¨®n y P¨ªnientel, hija del noveno duque de Osuna? No s¨¦ si mi rostro se le asemeja. Pero S¨ª, dicen que ten¨ªa los ojos peque?os y vivos. Yo los tengo un poco m¨¢s claros, un poco pardos. No s¨¦ c¨®mo los tendr¨ªa ella".
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