Incompatibibilidades m¨¦dicas: la hora de la aplicaci¨®n
Las primeras resoluciones de incompatibilidad de m¨¦dicos que no hab¨ªan realizado la preceptiva declaraci¨®n han levantado una polvareda en los medios de comunicaci¨®n. Es hora ya, en opini¨®n del autor, de que se aborde en serio el problema en el terreno sanitario, y ello conlleva, necesariamente, agilizar y profundizar la reforma sanitaria.
Las resoluciones dictadas hasta ahora por la Inspecci¨®n General de Servicios del Ministerio de la Presidencia no han abarcado m¨¢s que a algunos de los no declarantes (unos 1.200 m¨¦dicos en toda Espa?a sobre los 35.000 que deb¨ªan declarar), y adem¨¢s a casos que estaban incursos en la anterior ley de Incompatibilidades, aprobada por la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico (UCD). Los casos que han saltado a la Prensa son evidentemente escandalosos y demuestran tanto la necesidad misma de la propia ley como lo indefendible de la postura propugnada por la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial (OMC), que est¨¢ amparando estas situaciones en una profesi¨®n con m¨¢s de 30.000 parados, y, desgraciadamente, pueden dar una falsa visi¨®n ante la opini¨®n p¨²blica del colectivo de los m¨¦dicos esla?oles, lo que ser¨ªa un error dif¨ªcilmente reparable.No se debe olvidar que de los 120.000 m¨¦dicos espa?oles, unos 30.000 est¨¢n en paro o en empleos temporales de corta duraci¨®n, hay unos 20.000 jubilados, 35.000 estaban obligados a declarar por ejercer dos puestos de trabajo en el sector p¨²blico o tener actividad privada y un puesto p¨²blico, y el resto ejercemos un ¨²nico puesto de trabajo en el sector sanitario p¨²blico, adem¨¢s de un reducido grupo que s¨®lo se dedica a la pr¨¢ctica privada. S¨®lo un 30% de los m¨¦dicos espa?oles deb¨ªa declarar, y de ellos lo hicieron m¨¢s del 95%, a pesar de las campa?as de la OMC, d¨¢ndose el caso, un tanto parad¨®jico, de que algunos altos cargos de ¨¦Ista presentaron su declaraci¨®n, a pesar de la postura oficial encabezada por Ramiro Rivera. Se trata, pues, de un grupo reducido de m¨¦dicos que mantiene una postura de obstruccionismo ante la ley y que, merced a las virtudes de la colegiaci¨®n obligatoria y a los estatuto! antidemocr¨¢ticos de la OMC, se apropia de la representatividad de todos.
La calidad asistencial
Las actuaciones del Ministerio de Sanidad y Consumo les facilitan el terreno. El titular del mismo, posiblemente enfrascado en la preparaci¨®n de las oposiciones a la c¨¢tedra de Historia de la Econom¨ªa, ha realizado continuas declaraciones a los' medios de difusi¨®n que demuestran su desconocimiento de una-ley que si se pasa de algo es de reglamentarlo casi absolutamente todo y que prev¨¦ casi todas las posibilidades, como, por ejemplo, el cese autom¨¢tico, siguiendo criterios establecidos en la misma (del puesto en que se perciba menor retribuci¨®n, y en caso de igualdad, del de menor antig¨¹edad), etc¨¦tera. No menos grave es la paralizaci¨®n que est¨¢ sufriendo la reforma sanitaria, la exigua oferta de jerarquizaciones a los m¨¦dicos de ambulatorio, la paralizaci¨®n de la creaci¨®n de centros de salud y los problemas ec¨®micos y sanitarios que tienen los que ahora funcionan, la escasa oferta de prolongaciones de jornada a los m¨¦dicos hospitalarios y la poca imaginaci¨®n que se ha tenido a la hora de proponer medidas que potenciaran y fomentaran la calidad y el inter¨¦s profesional de los m¨¦dicos que trabajamos en el sector sanitario p¨²blico, la mayor¨ªa de los cuales quiere dedicarse a un ¨²nico puesto de trabajo, pero para ello precisa de compensaciones no s¨®lo econ¨®micas -evidentemente tambi¨¦n ¨¦stas-, sino sobre todo que la adm¨ªnistraci¨®n sanitaria demuestre interes en potenciar el buen funcionainiento y la calidad asistencial del sector p¨²blico, dando facilidades a quienes demuestran d¨ªa a d¨ªa su empe?o en ello. No parece que ¨¦ste sea el clima reinante en una sanidad tan llena de deficiencias como la espa?ola, y cuyo ministro no se recata en declarar que "el principal problema del pa¨ªs es el elevado d¨¦ficit p¨²blico". Eso, en todo caso, lo deber¨¢ decir el de Hacienda.
Por fin est¨¢ la cobertura de las plazas que queden vacantes por la aplicaci¨®n de la ley. Hay algunas de ellas que no tienen ning¨²n sentido desde el punto de vista sanitario ni asistencial, pero son las menos, y adem¨¢s podr¨ªan convertirse en otras en terrenos en los que la deficiencia del sector p¨²blico es notoria: psiquiatr¨ªa, odontoestomatolog¨ªa, salud p¨²blica, epidemiolog¨ªa, etc¨¦tera. Es fundamental, si se quiere dar credibilidad a uno de los objetivos de la ley, la redistribuci¨®n del empleo entre los profesionales, que se asegure la cobertura de todas las vacantes para paliar, al menos en parte, el paro profesional.
Condiciones retributivas
Cuatro meses despu¨¦s de finalizado el plazo de declaraci¨®n todav¨ªa s¨®lo se han producido unas pocas resoluciones, y todas ellas en los casos m¨¢s flagrantes. Es preciso que la aplicaci¨®n de la ley, y por tanto la resoluci¨®n de los casos, se agilice al m¨¢ximo si se quiere responder a las expectativas sociales y profesionales que ha levantado. Pero tambi¨¦n lo es que cuando se pase a la segunda fase, la resollici¨®n de las declaraciones presentadas, que se haga paralelamente un esfuerzo en la profundizaci¨®n de la reforma sanitaria y en la normalizaci¨®n de las condiciones de trabajo y retributivas de los profesionales m¨¦dicos, salvo que se quiera dar una excusa al reducido grupo que amparado en la colegiaci¨®n obligatoria hoy contesta la ley, para que hagan una bandera de los casos m¨¢s conflictivos de la misma en una maniobra de desestabilizaci¨®n social.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.