Francia expulsa a cuatro libios "susceptibles de causar des¨®rdenes"
El Gobierno franc¨¦s ha decidido expulsar del pa¨ªs a cuatro ciudadanos libios "suceptibles de causar des¨®rdenes p¨²blicos", seg¨²n un comunicado del ministro delegado para la Seguridad hecho p¨²blico ayer. Francia, cuyas relaciones con Washington se han enfriado y cuya imagen ha sufrido un duro golpe ante los norteamericanos por haberse negado a autorizar el paso de los aviones que bombardearon Libia, ha adoptado medidas extraordinarias de vigilancia y prevenci¨®n para evitar atentados contra intereses estadounidenses y brit¨¢nicos.A principios de abril fueron expulsados otros dos libios, miembros de la embajada, que seg¨²n el contraespionaje franc¨¦s preparaban un ataque contra el consulado de Estados Unidos. Asimismo, en los ¨²ltimos d¨ªas han sido detenidos unos diez simpatizantes del grupo franc¨¦s Acci¨®n Directa, que pod¨ªan ayudar a terroristas extranjeros.
La crisis libia ha demostrado que la cohabitaci¨®n entre el presidente Fran?ois Mitterrand y el primer ministro conservador Jacques Chirac funciona bien cuando se trata de tornar decisiones sobre grandes asuntos internacionales o de proteger la vida de los rehenes franceses en L¨ªbano, pero ha puesto de manifiesto tambi¨¦n las dific¨ªles relaciones, con Washington y la debilidad interna de la nueva mayor¨ªa. Varios portavoces de la coalici¨®n centrista UDF (Uni¨®n para la Democracia Francesa) han criticado vivamente al primer ministro por su falta de solidaridad con Washington.
Los problemas entre la UDF y el partido de Chirac (RPR, Asamblea para la Rep¨²blica) no son nuevos. El RPR se declara heredero del general De Gaulle, uno de los pocos dirigentes europeos que logr¨® poner nerviosos a los norteamericanos con su pol¨ªtica de independencia nacional y de grandeur. Chirac ha moderado ese sentimiento gaullista, pero sin llegar al extremo de los centristas, que pretenden acercarse a¨²n m¨¢s a su principal aliado y actuar en l¨ªnea con Bonn y Londres.
La respuesta francesa a la solicitud de apoyo nortearnericano fue dictada conjuntamente por Mitterrand y Chirac. Washington no esperaba la aprobaci¨®n del presidente de la Rep¨²blica, pero s¨ª la del primer ministro conservador, como lo prueba su airada reacci¨®n cuando recibi¨® una negativa. El secretario de Defensa, Caspar Weinberger, no ocult¨® su malestar, y otros portavoces del Pent¨¢gono llegaron, incluso, a insinuar que si se hab¨ªa perdido alg¨²n aparato habr¨ªa sido por culpa de Par¨ªs, que les oblig¨® a recorrer m¨¢s de 4.000 kil¨®metros en lugar de utilizar el trayecto corto por encima de Francia.
El malestar norteamericano tuvo una traducci¨®n inmediata en las filas de la UDF. Su presidente, Jean Lecanuet, calific¨® p¨²blicamente la actitud del Gobierno franc¨¦s de fluctuante y exigi¨® que el ministro de Asuntos Exteriores, Jean Bernard Raimond, compareciera ante la Asamblea Nacional para explicar lo ocurrido.
Lecanuet pasaba factura, probablemente, por el desaire que sufri¨® el pasado mes de marzo cuando Mitterrand vet¨® su nombramiento como ministro de Asuntos Exteriores y Chirac acept¨® r¨¢pidamente su negativa. "Su actitud en esta crisis", comentan medios pr¨®ximos al El¨ªseo, "demuestra que el presidente de la Rep¨²blica ten¨ªa raz¨®n. Lecanuet es demasiado atlantista y hasta sus propios correligionarios saben que nunca ser¨¢ un buen jefe de la diplomacia francesa".
Giscard se distancia
M¨¢s importante que la protesta de Lecanuet fue la actitud del ex presidente Valery Giscard D'Estaing, quien se distanci¨® inmediatamente de la postura gubernamental. Giscard hizo p¨²blico un comunicado en el que respaldaba la acci¨®n norteamericana en Libia y criticaba la falta de solidaridad de Occidente.El ex presidente se dirig¨ªa a la fibra m¨¢s sensible de la opini¨®n p¨²blica, acusando a Chirac de desagradecido: "Recuerdo que en circunstancias comparables, cuando Francia intervino en Kolvezi para hacer frente a un intento de desestabilizaci¨®n del Zaire, nuestras fuerzas de intervenci¨®n pudieron contar con el apoyo de los aviones norteamericanos, que se encargaron de trasladar a nuestros hombres desde C¨®rcega". "La UDF ha querido recordar que la pol¨ªtica francesa no es algo que deciden en secreto Mitterrand y Chirac, sin que el primer ministro tenga en cuenta la opini¨®n de quienes le apoyamos en el Parlamento", asegura un portavoz centrista.
Chirac ha procurado contrarrestar la ofensiva de sus te¨®ricos amigos insistiendo con fuerza en su rechazo del terrorismo y apoyando en la Comunidad Europea sanciones m¨¢s duras contra Libia. El comunicado del Ministerio de Exteriores, que ha actuado a la perfecci¨®n como intermediario con Mitterrand, evitaba cuidadosamente condenar el bombardeo norteamericano.
La actitud del primer ministro se explica, seg¨²n sus allegados, no tanto por un deseo de evitar un enfrentamiento con Mitterrand, sino por dos cuestiones mucho m¨¢s importantes: Estados Unidos pidi¨® autorizaci¨®n para sobrevolar Francia sin ofrecer ning¨²n tipo de explicaci¨®n ni los detalles de la operaci¨®n que quer¨ªa llevar a cabo y, sobre todo, estaba en juego la vida de los siete ciudadanos franceses que permanecen secuestrados en L¨ªbano.
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