Otto Preminger muere en Nueva York, v¨ªctima de un c¨¢ncer
El autor de 'Laura' fue uno de los grandes del cine cl¨¢sico
El cineasta norteamericano Otto Preminger muri¨® ayer en su domicilio de Nueva York, a los 79 a?os de edad, v¨ªctima de un c¨¢ncer. En el momento de su muerte le acompa?aban su esposa y una enfermera. Hab¨ªa nacido en Viena (Austria) el 5 de diciembre de 1906. Desde 1979, a?o en que llev¨® a la pantalla la novela de Graham Greene El factor humano, Preminger estaba apartado de la producci¨®n y direcci¨®n de filmes. Con el autor de Laura, Cara de ¨¢ngel, Anatom¨ªa de un asesinato y Tempestad sobre Washington desaparece uno de los grandes del cine cl¨¢sico, que durante los ¨²ltimos a?os se extingue poco a poco, nombre a nombre.
La obra de Preminger en Hollywood es muy conocida en todo el mundo, gracias a algunos filmes que le dieron gran popularidad, como Exodo, R¨ªo sin retorno, Buenos d¨ªas, tristeza, Carmen Jones y El cardenal. En cambio, hay una parte de su vida y su obra, la anterior a su consagraci¨®n en Hollywood, que es casi desconocida, pero que tiene mucha importancia como antecedente de aqu¨¦lla.Una de las caracter¨ªsticas de los filmes m¨¢s famosos de Preminger son sus vigorosos y precisos movimientos de la c¨¢mara sobre el escenario, y ponen de manifiesto que este cineasta estaba desde el comienzo de su obra cinematogr¨¢fica avalado por un gran conocimiento de las t¨¦cnicas del montaje teatral. No obstante, su experiencia en el teatro es desconocida y tuvo lugar casi enteramente antes de su exilio en los Estados Unidos en 1935, en lo que se ha llamado su prehistoria vienesa.
Otto Preminger, en efecto, naci¨® en Viena en el a?o 1906. Su padre era magistrado, y el futuro cineasta sigui¨® durante algunos a?os sus pasos, lo que le llev¨®, antes de inclinarse definitivamente hacia su temprana vocaci¨®n por el mundo del espect¨¢culo, a licenciarse en la facultad de Derecho de la capital austriaca.
Esta experiencia en la teor¨ªa y la pr¨¢ctica jur¨ªdicas, pese a ser ef¨ªmera, influy¨® m¨¢s tarde en varias de sus m¨¢s importantes pel¨ªculas, en las que Preminger puso en primer t¨¦rmino su conocimiento y preocupaci¨®n por la justicia y los dram¨¢ticos conflictos derivados de su aplicaci¨®n. En su pel¨ªcula Anatom¨ªa de un asesinato, realizada en 1959, que es considerada un¨¢nimemente como una de sus obras m¨¢s complejas, se entrelazan -como previamente ocurri¨® en otra de sus obras maestras, Laura, realizada en 1944- el enigma detectivesco de un homicidio con su enigma moral y su disecci¨®n jur¨ªdica.
Con Max Reinhardt
Desde su ¨¦poca de estudiante en Viena, Preminger combin¨® sus estudios de Derecho con una temprana vocaci¨®n por el teatro, que le permiti¨® entrar a los 17 a?os como ayudante de direcci¨®n en la famosa compa?¨ªa de su compatriota Max Reinhardt, uno de los m¨¢s grandes hombres de teatro de este siglo, en la que se form¨® enteramente. Realiz¨® en este grupo esc¨¦nico alrededor de medio centenar de montajes, y en 1933 se hizo cargo de su direcci¨®n. Para entonces ya hab¨ªa realizado su primera pel¨ªcula: Die Grosse Liebe, en 1931, hoy conocida por muy pocos. Fue un trabajo sin continuidad, pues nada m¨¢s terminado el filme volvi¨® a sumergirse en sus ocupaciones teatrales.
En 1935 la fama de Preminger como director teatral salt¨® de Europa central a los o¨ªdos de los empresarios del teatro neoyorquino. Preminger fue llamado a Broadway cuando en Austria -con Alemania bajo Hitler y ¨¦ste prepar¨¢ndose para la anexi¨®n de su pa¨ªs natal- el futuro se ennegrec¨ªa hasta hacerse irrespirable. El joven director teatral no dud¨® en probar fortuna. La tuvo. En Nueva York reanud¨® nada m¨¢s llegar su carrera teatral con un espect¨¢culo titulado Libel, que alcanz¨® gran resonancia.
As¨ª resume el propio Preminger esta prehistoria de su fama: "A los nueve a?os quer¨ªa ser actor; a los 19 era ya director de escena; a los 21 fund¨¦ un teatro en Viena, que todav¨ªa existe; y a los 26 me fui a Estados Unidos. As¨ª Adolf Hitler no tuvo la suerte de encontrarme en Austria cuando ¨¦l lleg¨®".
Del teatro al cine
Desde la conquista de la palabra hablada por el cine, los estudios de Hollywood se interesaban por los servicios de los directores teatrales. Su destreza en el montaje de escenas habladas les permit¨ªa desenvolverse con facilidad en las complicaciones de las tomas con di¨¢logos directos. Uno de los llamados fue Preminger, que viaj¨® desde Nueva York a California. Hizo entre 1936 y 1937 dos pel¨ªculas: Under your spell y Danger, love at work. Nada m¨¢s comenzar en 1938 el rodaje de la tercera, Kidnapped, tuvo que abandonarlo a causa de sus diferencias con el productor, Darryl F. Zanuck.
La resistencia en Hollywood de un director a las intromisiones del productor en su terreno sol¨ªan llevar al director a la calle. Si se a?ade al car¨¢cter irascible de Preminger el hecho de que sus dos primeras pel¨ªculas fueron fracasos comerciales, se entiende el vac¨ªo de cinco a?os -poco comprensible si se tiene en cuenta que la droga del cine ya hab¨ªa prendido en ¨¦l y que en su ¨¢nimo el teatro hab¨ªa pasado a segundo t¨¦rmino- que hay en su filmograf¨ªa, entre 1937 y 1943. En este a?o -despu¨¦s de sobrevivir en Hollywood, como su paisano Erich von Stroheim, en funciones de actor especializado en personajes de oficial y de esp¨ªa alem¨¢n- Preminger volvi¨® a dirigir un filme: Margin for error, seguido de otro a primeros de 1944: In the Meantime, Darling. De estas dos pel¨ªculas, como de las tres que hab¨ªa realizado antes, Preminger reneg¨® m¨¢s tarde. La primera pel¨ªcula que consider¨® suya fue la siguiente, Laura, realizada tambi¨¦n en 1944.
Un talento desp¨®tico
A partir de entonces la aventura de Preminger tiene un solo nom bre, el cine. Su mala experiencia con Zanuck le ense?¨® que ¨¦l deb¨ªa producir las pel¨ªculas que dirig¨ªa, y as¨ª, arropado por la autoridad que ante los estudios le daba ser el autor de ¨¦xitos como Laura, ?ngel o diablo (1945) o Ambiciosa (1947), logr¨® desdoblarse en casi toda su larga filmograf¨ªa en la doble funci¨®n de productor y director.
Esto le daba grandes poderes sobre el plat¨®, y Preminger era de temperamento inclinado a usar de su poder. Los actores que trabajaron en sus pel¨ªculas se quejaron del car¨¢cter desp¨®tico del cineasta. Era especialista en representar tormentas psicol¨®gicas con una regla de c¨¢lculo entre los ojos, y exig¨ªa a los actores la precisi¨®n de piezas de un mecanismo de relojeria. As¨ª sintetiz¨® su forma de hacer un filme: "En cada pel¨ªcula colaboro con el guionista de 10 a 12 horas diarias. Poco a poco las im¨¢genes se van formando en mi mente. Despu¨¦s hay que buscar el actor que convenga a cada personaje. Luego el rompecabezas se compone pieza a pieza".
Alcanzaron con Preminger formidables actuaciones Gene Tierney, Dana Andrews, Clifton Webb (Laura), James Stewart, Lee Remick (Anatom¨ªa de un asesinato), Jean Seberg (Juana de Arco y Buenos d¨ªas, tristeza), Paul Newman (?xodo), Charles Laughton (Tempestad sobre Washington) Linda Darnell (?ngel o diablo y Cartas envenenadas), Robert Mitchum, Marilyn Monroe (R¨ªo sin retorno), Jean Simmons (Cara de ¨¢ngel).
Los vieneses de Hollywood
La contribuci¨®n directa de Viena al cine es poco conocida y difusa. Suenan nombres y t¨ªtulos de filmes que no acaban de alcanzar ning¨²n puesto irreemplazable en la historia del cine. Pero la contribuci¨®n indirecta de esta ciudad al cine es de incalculable importancia.Baste pronunciar estos nombres: Edgar Georg Ulmer, Max Reinhardt, Erich von Stroheim, Joseph von Sternberg, Fritz Lang, Billy Wilder y Fred Zinnemann. Detr¨¢s de ellos hay, entre docenas, t¨ªtulos de filmes como los que siguen: El sue?o de una noche de verano, Avaricia, La reina Kelly, El ¨¢ngel azul, Los muelles de Nueva York, Fatalidad, El expreso de Shangai, La venus rubia, La saga de Anataham, El vampiro de D¨¹sseldorf, El doctor Mabuse, Los Nibelungos, Furia, D¨ªas sin huella, La tentaci¨®n vive arriba, El crep¨²sculo de los dioses, El apartamento, Primera plana, Solo ante el peligro.
Por derecho propio estos filmes son una parte de la historia mayor del cine. Y todos fueron realizados por aquellos vieneses errantes o exiliados de su ciudad natal. Otto Preminger era de su estirpe. De aquella fant¨¢stica hornada de cineastas s¨®lo sobreviven dos: Billy Wilder y Fred Zinnemann, pr¨¢cticamente apartados ya de su carrera.
Es dif¨ªcil decir en cuatro palabras qu¨¦ aportaron de com¨²n estos formidables observadores ir¨®nicos de la vejez del mundo a la historia del cine. No es probablemente algo concreto sino una forma antigua y esc¨¦ptica de mirar las cosas. Todos ellos son hijos de una ciudad que alberg¨® cuando ellos eran j¨®venes las pesadillas de Mahler, Kokoscha, Freud, Sch?emberg, Webern, entre otros fundadores de este tiempo, y se les nota en su audaz, elegante y fr¨ªa distancia para narrar las cat¨¢strofes de sus contempor¨¢neos.
Babelia
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