21 lunes

Coloquio, frustrado/logrado, en Radio Nacional, sobre Garc¨ªa Lorca, con Amancio Prada y otros. La herencia recibida de la II Rep¨²blica (porque el PSOE ha recibido herencias de todas partes) ha servido para artesonar nuestro socialismo de Pablos Iglesias, Aza?as, Salmerones, Prietos y Lorcas. Pero los desnudos y los muertos, los h¨¦roes y las tumbas, los ciegos y los dioses no pueden nada, en legi¨®n, contra un informe negativo de Solchaga o un informe positivo de los encuestadores. Hay que convocar elecciones.

Eurovisi¨®n 86. ?Y qu¨¦ es lo que enviamos? El tr¨ªo Cadillac, "pop de lujo para Europa". Eurovisi¨®n es un festival democristiano y hay que tirarse el nardo de que somos posmodernos sin pasarse. La canci¨®n presentada por Espa?a se llama Valentino. Los Cadillac son tres caballeros que van de traje blanco, pelito largo, no mucho, viol¨ªn port¨¢til, camisas informales, look de explorador con botas altas y cara de boy /scout. Los Cadillac viven entre desnudos post/rafaelistas, tapicer¨ªas a rayas y parquet aglomerado. Es decir, que los Cadillac son, como la rosa rilkeana, pura contradicci¨®n, pura indecisi¨®n Hemos entrado en Europa, pero no hemos entrado en Eurovisi¨®n No encontramos el punto. Los Cadillac son la met¨¢fora degradada de un socialismo espa?ol que lleva en el alma la sombra de una duda socialdem¨®crata, como la sombra de Rebeca. O, dicho de otra forma, este socialismo reprimido e indeciso no pod¨ªa segregar otro conjunto representativo que los Cadillac. Lo mismo podr¨ªa Calvi?o haber enviado a Eurovisi¨®n tres ministros con zanfo?as auton¨®micas. Los Cadillac pueden ser movilizados en cualquier momento por las elecciones generales para la cruzada contra Gaddafi.

Bajarse al moro es lo que ha hecho Reagan, con su Lepanto del golfo de Sidra. Bajarse al moro es lo que van a hacer los barandas europeos, incluido Gonz¨¢lez, que RR ha anunciado la participaci¨®n de sus aliados en la Santa Cruzada contra el infiel. Y para meterse en batallitas, m¨¢s vale tener unas elecciones ganadas y la Moncloa segura. Buena estrategia. Mi entra?able Alonso de Santos ya lo ab¨ªa todo cuando estren¨® Bajarse al moro. Antes, s¨®lo se bajaban al moro Juan Goytysolo, mi santa esposa, Marlon Brando, la brillante Carmen Rigalt, Natalia, Mar¨ªa Li¨¦bana y otras cabecitas locas, boquitas pintadas de Manuel Puig y corazones solitarios, a m¨¢s de algunos unisex que iban directamente a Marraquech a comprar alfombras orierttales orinadas por tres generaciones de moros, para el living/estadio/penthouse, y a poner en pr¨¢etica el viejo salmo musulm¨¢n: "?rabe jovencito, mejor que mujera". Ahora nos vamos a bajar al moro, porque a Reagan (ya su anagrama, RR, es un rugido) se le ha puesto en el p¨®lipo toda la cultura occidental, Her¨¢clito y Paul Eluard, los sofistas y Felipe Gonz¨¢lez, Homero y Max Ernts, el Alighieri, los prerrafaelistas y los pilotos de la RAF. Todo por hacer de matamoros y pasarnos por el esmeril al coronel altivo. Botho Strauss, la ¨²ltima revelaci¨®n alemana, en Parejas, transe¨²ntes (Alfaguara), llega a la desintegraci¨®n de la novela en instant¨¢neas y aforismos. Es una l¨²cida maestra de la desintegraci¨®n de Europa. Pero las guerras integran mucho. Europa ser¨¢, por fin, una unidad de destino en lo universal. A Reagan se lo debemos. FG, nuestro presidente, con una visi¨®n hist¨®rica que le reconozco sin iron¨ªa, ha comprendido que para ir a la guerra contra otra naci¨®n, primero hay que tener en casa una naci¨®n. De ah¨ª las generales, siempre seg¨²n el parado.