VIadimir Ashkenazi, un pianista director

VIadimir Ashkenazi (Gorki, 1937) puede considerarse como uno de los grandes pianistas de nuestro tiempo. Sovi¨¦tico, de origen, pero nacionalizado island¨¦s desde 1972, no ten¨ªa a¨²n 20 a?os cuando se alz¨® con el Premio Reina Isabel de B¨¦lgica, y poco despu¨¦s gan¨® el Chaikovski, de Mosc¨².A partir de este acontecimiento su carrera fue fulgurante, y desde hace unos a?os ha sentido la tentaci¨®n de la batuta (al igual que Rostropovich, Spivakov y tantos m¨¢s).

Al frente de la Filarmon¨ªa de Londres se ha presentado ahora en el Real, dentro del cielo de Grandes orquestas del mundo, que, por cierto, tiene la virtud de convocar asiduamente altos cargos de la Administraci¨®n y el Gobierno (los ministros Narc¨ªs Serra y Javier Solana, en esta ocasi¨®n).

Como pianista-director Ashkenazi hizo una versi¨®n preciosista, plena de intimidad y transparente belleza sonora del Concierto en mi bemol, KV 449, de Mozart; como conductor luci¨® un vivo, excitado temperamento, en la Heroica de Beethoven, si un tanto descuidado de planos, dotada de un gran impulso interno que en ocasiones se vert¨ªa sobre el auditorio en forma de elocuencia.

No altisonante -que es lo molesto- por el sonido que fabric¨® Ashkenazi, pero s¨ª enormemente dramatizada en el concepto teatral del t¨¦rmino.

Antes, las Variaciones-Haydn de Brahms sonaron obedientes al esp¨ªritu camer¨ªstico que les dio imagen en el Quinteto sobre el Coral de san Antonio, del autor de La creaci¨®n.

El triunfo, como en la vieja an¨¦cdota pol¨ªtica, fue grande, aunque no indescriptible.