La reforma del Sistema Monetario Internacional
LA RECIENTE ca¨ªda del d¨®lar y la sim¨¦trica apreciaci¨®n de las divisas europeas y el yen son un episodio m¨¢s del nuevo episodio de fluctuaci¨®n concertada de las monedas en el que parece que hemos entrado. El n¨²mero de partidarios de la flotaci¨®n pura en las administraciones p¨²blicas de los pa¨ªses industrializados es cada d¨ªa menor, y no deja de ser parad¨®jico que sea ahora Estados Unidos el campe¨®n de la reforma del Sistema Monetario Internacional, despu¨¦s de haber sido hasta hace poco el principal adversario.Las razones para este cambio son de diversa ¨ªndole: el alza del d¨®lar en 1983-1985 ha originado un d¨¦ficit sin precedentes en la balanza por cuenta corriente norteamericana, ha arruinado a un buen n¨²mero de empresas exportadoras, ha avivado las tentaciones proteccionistas y ha convertido a Estados Unidos en deudor neto del resto del mundo. Pero no todo han sido inconvenientes: en el terreno econ¨®mico, la apreciaci¨®n del d¨®lar ha constituido un arma fundamental para la reducci¨®n de las tensiones inflacionistas en aquel pa¨ªs, y en el ¨¢mbito pol¨ªtico, ha devuelto a los norteamericanos la confianza en s¨ª mismos, tras varios a?os de incertidumbre sobre su propio destino. El d¨®lar fuerte ha sido una de las principales ser las de identidad de la Administraci¨®n de Reagan.
Sucede, sin embargo, que las naciones no pueden vivir s¨®lo de ideas, imponi¨¦ndose al final las realidades econ¨®micas. Y ¨¦stas, desde hace alg¨²n tiempo, indicaban sin equ¨ªvocos la excesiva apreciaci¨®n del d¨®lar y la peligrosa inestabilidad del Sistema Monetario Internacional, necesitado de una acci¨®n estabilizadora por parte de los grandes pa¨ªses industrializados. Los primeros pasos se dieron a partir del oto?o pasado, cuando los pa¨ªses del llamado Grupo de los Cinco (Estados Unidos, Jap¨®n, Alemania Occidental, Francia y el Reino Unido) decidieron actuar coordinadamente para llevar al d¨®lar a una paridad m¨¢s realista. El resultado del experimento ha sido tan favorable que de lo que se trata ahora es de institucionalizar el sistema. En principio, el secretario del Tesoro norteamericano se ha comprometido a presentar un plan de reforma del Sistema Monetario Internacional el pr¨®ximo verano con objeto de que pueda ser discutido en la cumbre econ¨®mica del oto?o.
Las bases de este plan son las siguientes: peri¨®dicamente se fijar¨ªan bandas de fluctuaci¨®n entre las principales monedas (en principio secretas) y se establecer¨ªan unos indicadores objetivos que reflejasen la marcha de las econom¨ªas con objeto de inducir cambios en las pol¨ªticas econ¨®micas de los pa¨ªses aquejados de desequilibrios reales o financieros. Un sistema no muy diferente del que liga entre s¨ª las monedas de la CEE. La idea b¨¢sica consiste en algo tan evidente como que la intervenci¨®n de bancos centrales en los mercados de cambio no debe situarse al principio, sino al final de los procesos de ajuste. Lo que supone acordar que para obtener la estabili dad de los cambios es preciso conseguir previamente la convergencia de las pol¨ªticas econ¨®micas entre s¨ª. El problema radica, no obstante, en las dificultades pol¨ªticas que hay que vencer para obtener dicha convergencia, aunque, si nos atenemos a la experiencia con el Sistenla Monetario Europeo (SME), hay fundadas razones para el optimismo.
As¨ª pues, tras el sistema de paridades fijas y el de la libre flotaci¨®n de las monedas, los pa¨ªses industriafizados se encaminan hacia un sistema intermedio en el que las intervenciones concertadas en los bancos centrales llevan camino de institucionalizarse. Las nuevas propuestas de la Administraci¨®n norteamericana vuelven la espalda al monetarismo puro y duro que marc¨® el inicio del mandato del presidente Reagan y reconocen la primac¨ªa de los fen¨®menos reales sobre los monetarios. La experiencia del SME muestra que el ¨¦xito obtenido en su funcionamiento se debe en gran medida a la convergencia de las pol¨ªticas econ¨®micas de Alemania Occidental y Francia. Y de lo que se trata ahora es de construir un sistema parecido con tres ejes fundamentales: el d¨®lar, el ECU y el yen. Por primera vez en muchos a?os hay base para creer que las grandes naciones industrializadas no est¨¢n lejos de conseguirlo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.