Los viajeros que llegan a Mosc¨² desde Kiev dicen que la calma reina en la capital de Ucrania
El tren directo procedente de Kiev hac¨ªa su entrada, poco despu¨¦s de las nueve de la ma?ana de ayer, por la v¨ªa n¨²mero 15 de Kievski Voksal, la estaci¨®n moscovita que centraliza el tr¨¢fico con las rep¨²blicas sovi¨¦ticas de Ucrania y Moldavia y con el suroeste del pa¨ªs. Era el segundo convoy directo procedente de Kiev que llegaba esa ma?ana (el primero lo hab¨ªa hecho a las 6.41, seg¨²n el horario previsto) y era tambi¨¦n el acceso m¨¢s directo a la poblaci¨®n de la capital de Ucrania, situada a 130 kil¨®metros de la central nuclear de Chernobil.
Kiev segu¨ªa estando ayer cerrado a los viajeros extranjeros, y las conferencias telef¨®nicas a trav¨¦s de operadora -obligatorias desde los tel¨¦fonos de embajadas y residencias occidentales en Mosc¨²- se demoraban durante horas. El locutorio p¨²blico o el tel¨¦fono de un ciudadano sovi¨¦tico (autom¨¢tico para las llamadas interurbanas) eran otras formas de acceso.Un p¨²blico variopinto, cargado de bultos, fardos y maletas, comenzaba a dispersarse por el and¨¦n, abandonando los vagones met¨¢licos del tren, que sobre su lomo llevaban escrito su origen checoslovaco en apliques con la inscripci¨®n Skoda. Los pasajeros del expreso (el n¨²mero 4, seg¨²n los altavoces) responden evasivamente a las preguntas de esta corresponsal, que sujetaba en la mano un ejemplar de Pravda y la acreditaci¨®n period¨ªstica que habilita a trabajar en la URSS. De acuerdo con el testimonio de una docena de personas, entre ellas una turista norteamericana, Kiev estaba tranquila el martes y no se hab¨ªa notado ninguna medida especial. De los que dec¨ªan conocer el accidente de Chernobil, que era s¨®lo una parte de los viajeros, la mayor¨ªa afirmaba haberse enterado por los medios de comunicaci¨®n sovi¨¦ticos y no conoc¨ªa ning¨²n detalle.
"No tenemos miedo"
"No s¨¦ nada, pero claro que es una cat¨¢strofe", exclamaba una mujer mayor. "A un grupo de compa?eros les impidieron el acceso a la zona", dec¨ªa una joven delgada. La joven mira Pravda con curiosidad y asombro, pero no hace comentarios. Los pasajeros, que han cubierto un trayecto de 890 kil¨®metros en 12 horas y cuarto, no han tenido tiempo de conocer el comunicado del Consejo de Ministros que da la versi¨®n oficial del accidente.
"Vivimos all¨ª", contesta una mujer de gabardina cuando se le pregunta c¨®mo se enter¨® de la noticia. La mujer sujeta a dos ni?as que parecen gemelas. Las ni?as llevan un pa?uelo en la cabeza y leotardos de lana. La mujer que "vive all¨ª" reh¨²ye las preguntas y apresura su paso a lo largo del and¨¦n. "Decidimos marcharnos porque tengo vacaciones. Ya no hay nada all¨ª. No tenemos miedo. No huimos. S¨®lo nos marchamos. Tengo otras cosas en qu¨¦ pensar; por ejemplo, c¨®mo llegar a casa", exclama, apretando a¨²n m¨¢s el paso y hablando con marcado acento ucraniano.
"No sabemos nada", "a lo mejor usted sabe algo m¨¢s que nosotros", "todo est¨¢ normal en Kiev", "estamos de buen humor", fueron algunas de las frases que esta corresponsal pudo o¨ªr. Entretanto, la autoridades anunciaron que la tradicional carrera ciclista de la Paz una de las grandes pruebas internacionales para aficionados, se ce lebrar¨¢ en Kiev el pr¨®ximo 6 de mayo, seg¨²n lo previsto.
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