15 ni?as de Colmenar Viejo recuperan la antigua tradici¨®n de la 'maya'
La fiesta, de ra¨ªces precristianas, simboliza la resurrecci¨®n de la tierra tras la muerte del invierno
"Para la maya, que es bonita y galana". Al son de esta cantilena, repetida miles de veces durante la tarde del 2 de mayo, decenas de ni?as de Colmenar Viejo, ataviadas con el traje t¨ªpico de la localidad, alargaban la bandeja petitoria a los vecinos que contemplaban a las 15 ni?as, las m¨¢s guapas del lugar y profusamente engalanadas con flores campestres, situadas cada una en su propio altar, mayest¨¢ticas, observando sin mover un m¨²sculo de la cara a los curiosos. Colmenar Viejo ha recuperado la tradici¨®n de la fiesta de la Maya, la fiesta de la primavera, hoy casi perdida completamente en Madrid.
Las caracter¨ªsticas de la fiesta de la Maya se recogen, fundamentalmente, en el Cancionero popular de la provincia de Madrid, obra de Manuel Garc¨ªa Matos, publicada en 1951, y tambi¨¦n en el libro La Maya, de Gonz¨¢lez Palencia y Eugenio Mele. Su significado simb¨®lico es claro, y basta observar la actitud y el atav¨ªo de las ni?as para advertirlo: la maya es la encarnaci¨®n de la madre tierra, que renace de nuevo cada primavera tras la muerte pasajera del invierno.Fiesta de alegr¨ªa y de color, permanec¨ªa viva en la memoria de los vecinos. M¨¢s ancianos de Colmenar, aunque nadie recuerda exactamente desde cu¨¢ndo dej¨® de celebrarse. Hace cinco a?os, por una iniciativa conjunta de algunos vecinos, nost¨¢lgicos de sus tradiciones populares, y del Ayuntamiento, que apoy¨® la idea desde el principio sin reparos, volvi¨® a celebrarse de nuevo.
La tradici¨®n dice que la maya debe encarnarse cada a?o en las j¨®venes m¨¢s guapas del pueblo. "Junto a la puerta de la casa de cada una de ellas cuelgan, extendida en la pared, una colcha rameada y vistosa, a cuyo pie instalan una mesilla de regular tama?o, -que cubren con un gran pa?uelo de colores. Abajo, en el suelo, anteponen una alfombra con una bandeja encima. Colocan sobre la mesa una silla adornada con flores. Es el sitial que, hier¨¢tica, ocupar¨¢ la maya. En derredor del estaribel se colocan macetas de rosas, hortensias y otras flores". As¨ª reza el folleto editado por el Ayuntamiento y que recoge la descripci¨®n de los altares, porque eso es lo que son, y de las propias mayas que los ocupan.
Las m¨¢s atractivas
Para representar a la maya se elige a las ni?as m¨¢s hermosas y atractivas. Enjoyan con profusi¨®n sus cabellos, orejas y cuello y coronan su cabeza con una guirnalda de flores. Se las viste con una saya blanca, bordada, rematada con puntillas y prendida de rosas, y cubierta la espalda, los hombros y el pecho con un mant¨®n de Manila. La maya debe permanecer en su sitial, durante el tiempo que dure la ceremonia, completamente quieta, mayest¨¢tica, sin decir una palabra ni cambiar la expresi¨®n.
D¨ªas antes de la fiesta, las familias de las ni?as preparan el ajuar, que se exhibir¨¢ a la vista de todos. Elemento fundamental del mismo ser¨¢n los adornos florales, para los que no est¨¢ permitido utilizar flores cultivadas. Deben ser flores, ramas o hierbas recogidas por ellas mismas del campo esa misma ma?ana, para que est¨¦n lo m¨¢s lozanas posibles.
El viernes 2 de mayo, 15 ni?as -comprendidas en dos categor¨ªas, de hasta 12 a?os y de 13 a?os en adelante- rivalizaban por ser elegida cada una de ellas la maya de este a?o. No es un concurso propiamente dicho porque no se elige una reina entre ellas. Habr¨¢ que elegir una de ellas como ganadora, pero sin que eso signifique descr¨¦dito o menosprecio por las dem¨¢s. Como manifest¨® Pedro Alonso, concejal de Cultura de Colmenar Viejo, lo importante es que todo el pueblo participe y que la fiesta vuelva a tener el vigor que ten¨ªa hace mucho tiempo. Un jurado las observa y decide cu¨¢l es la mejor escenograf¨ªa del lugar don de est¨¢ situado el altar, la ambientaci¨®n, la vestimenta de la maya y su actuaci¨®n. A las ocho de la tarde se celebra el baile de las mayas en la plaza del pueblo.
Mientras, las acompa?antes d la maya -decenas de ni?as ataviadas con el traje de fiesta (falda larga bordada y mant¨®n) y adornadas con flores, aunque nunca con la misma profusi¨®n que aqu¨¦lla-, provistas de cepillos y bandejas, se dirigen a los vecinos y curiosos, les cepillan y les piden unas monedas para poder festejar a la diosa como se merece. Todo el dinero recaudado se destina luego a una comida popular.
Aunque la condici¨®n inexcusable para hacer bien de maya es la quietud, las ni?as, sobretodo las m¨¢s peque?as, no siempre lo con siguen. Permanecer absolutamente quieta, con la mirada al frente, durante idos horas, de cuatro a seis de la tarde en este caso, no debe ser tan f¨¢cil, y no falta incluso la maya que comete el sacrilegio de resguardarse del sol con una sombrilla, lo que la descalifica por completo para ser la ganadora.
Los vecinos deben llevar ese d¨ªa el bolsillo bien surtido de monedas. Si quieren ver a las diferentes mayas ser¨¢n asaltados muchas veces por las acompa?antes, y no dar un ¨®bolo es exponerse a sus cr¨ªticas, tambi¨¦n fijadas en el cancionero popular. "Den para la maya, que es bonita y galana", o bien, "Para la maya, que es linda y galana", son frases petitorias que se recogen en el cancionero antes citado.
Junto a ¨¦stas habla otras frases utilizadas habitualmente: "Echad mano a la bolsa, cara de rosa", o "Echad mano al esquero, el caballero", frases hechas que pod¨ªan combinarse para formar este estribillo: "Echa mano, a la bolsa, / cara de rosa, para obsequiar con ella / mi dama hennosa". Si el vecino solicitado no soltaba prenda, la frase se volv¨ªa en. su contra: "Pase el pelado, que no lleva blanca ni cornado".
Para Fernando Colmenarejo y Roberto Fern¨¢ndez, estudiosos de la fiesta, que el viernes, se encontraban observ¨¢ndola, "no hay duda de que se trata. de una fiesta precristiana, que simboliza el renacer de la tierra. En Madrid eran numerosos los pueblos en los que se celebraba, sobre todo en el occidente de la provincia y a lo largo de la l¨ªnea que atraviesa las localidades de Pinto, Navalcarnero, Ciempozuelos., etc¨¦tera. Todav¨ªa en los a?os cincuenta estaba en vigor en algunos de estos pueblos, entonces eminentemente rurales".
En Madrid capital, a?aden, fue muy popular hasta el siglo XVII, momento en que se prohibi¨® porque, a la sombra de las mayas, multitud de j¨®venes ped¨ªan dinero a los transe¨²ntes para su propio inter¨¦s. Los abusos, se lamenta Fernando Colmenarejo, llevaron a las autoridades de la ¨¦poca, en una reacci¨®n exagerada, a cortar por lo sano y prohibirla.
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