El catal¨¢n, en congreso
OCHENTA A?OS despu¨¦s del primer congreso intemacional de la lengua catalana, que dio desde Barcelona el impulso necesario para poder fijar la normativa moderna de este idioma, se ha inaugurado en Palma de Mallorca el segundo, dedicado a debatir los problemas socioling¨¹¨ªsticos que inciden en su implantaci¨®n actual. Su oportunidad se relaciona con el momento en que, asentada la democracia e iniciado el proceso de normalizaci¨®n del uso y la coexistencia de las lenguas de nuestro pa¨ªs -el martes pasado, sin ir m¨¢s lejos, Baleares aprob¨® su propia ley de normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica-, resulta necesario someter a examen cient¨ªfico los problemas de esta lengua.El catal¨¢n merece una reflexi¨®n desapasionada por parte de todos, catalanes y no catalanes. Se ha sabido mantener como veh¨ªculo de cultura y como instrumento de comunicaci¨®n social, a pesar de que los acontecimientos hist¨®ricos le han sido desventajosos, y ha padccielo largos per¨ªodos de persecuci¨®n. Su supervivencia, adem¨¢s, ha sido conquistada a base de tozudez c¨ªvica, pero este tipo de procesos comporta precios muy sensibles. Si el primer congreso internacional de la lengua Icatalana, el del aflo 1906, pudo poner los cimientos para su codificaci¨®n ortogr¨¢fica -producida en 1913-, gramatical -1918- y lexicogr¨¢fica -1932-, el de ahora se enfrerita a problemas no menos dif¨ªciles: su uso disgl¨®sico, sus distintos niveles de penetraci¨®n en su ¨¢mbito geogr¨¢fico y la organizaci¨®n cient¨ªfica de su ense?anza.
Los promotores del congreso no han querido circunscribirlo a la elaboraci¨®n de una serie de ponencias con resultados m¨¢s o menos predecibles. La convocatoria de la reuni¨®n tiene, aparte sus objetivos acad¨¦micos, la aspiraci¨®n de ser un factor que sensibilice a la opini¨®n p¨²blica sobre los problemas del catal¨¢n, tanto para los que lo utilizan como lengua como para quienes coexisten con quienes lo hacen. Y alberga la esperanza de que sus conclusiones desborden el terreno de los eruditos y sirvan de referencia para la actuaci¨®n individual y colectiva en defensa de ese idioma vivo.
Durante unos d¨ªas, en diferentes puntos de Catalu?a, Valencia, Baleares, Andorra y el sur de Francia, se examinar¨¢ la situaci¨®n de la lengua. Puntos b¨¢sicos de referencia son el optimismo de quienes ven, esperanzados, la realidad de su utilizaci¨®n sistem¨¢tica en las escuelas como primer paso hacia un biling¨²ismo efectivo, en el que el catal¨¢n viva con toda plenitud, y los temores de quienes consideran que a la larga cualquier coexistencia de lenguas acaba con la desaparici¨®n de la menos protegida por los poderes estatales.
La extensi¨®n ciudadana del congreso se busca a trav¨¦s de convocatorias de muy distinta ¨ªndole, desde muestras de arte a la difusi¨®n de un himno creado expresamente por J. V. Foix, interpretado masiva y simult¨¢neamente desde diferentes puntos el pasado 30 de abril con la idea de figurar en el libro Guiness, como r¨¦cord de himno entonado por el mayor n¨²mero de personas, al mismo tiempo. Algunos intelectuales han criticado la confusi¨®n entre el congreso y las fiestas que producen este tipo de iniciativas. Es injusto: los congresos deben ser algo m¨¢s que rituales acad¨¦rr¨²cos o meras excusas para el turismo, y la voluntad que subyace es precisamente lograr hacer participar al mayor n¨²mero posible de personas y ser¨ªsibilizarlas acerca de los problemas de esta lengua. Los catalanohablantes, por lo dem¨¢s, no precisan batir ninguna marca para que el mundo sepa que han sabido salvar su idioma a base de fidelidad y tes¨®n, pero cualquier iniciativa l¨²dica en el seno de los trabajos cient¨ªficos debe ser bien venida. Por lo dem¨¢s, el planteamiento de las sesiones y el rigor de los ponentes constituyen toda una garant¨ªa de la seriedad del empe?o de esta asamblea.
O sea, que al margen de sus aspectos promocionales, estas jornadas est¨¢n llamadas a convertirse en punto de referciacia obligado en los planteamientos de la pol¨ªtica, de normalizaci¨®n del uso de nuestras lenguas. Sus conclusiones cient¨ªficas deben acallar las dudas, alentadas artificialmente en muchos casos, sobre qu¨¦ cosa sea un idioma y qu¨¦ otra sus variantes dialectales. Y tambi¨¦n pueden dar ocasi¨®n al inicio de un debate pol¨ªtico sobre las circunstancias que rodean la normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica. Debate que requiere, seg¨²n el propio presidente de la Comisi¨®n organizadora, Antoni M. Badia i Margarit, persuasi¨®n y concordia, y no violencia y coacciones.
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