Claude Monet y los soportes figurativos t¨®picos
La gran muestra antol¨®gica de Claude Monet en el Museo Espa?ol de Arte Contempor¨¢neo (MEAC), desde su inauguraci¨®n el pasado mi¨¦rcoles, ha sido visitada por un promedio de 5.000 personas diarias. La exposici¨®n re¨²ne 123 obras del c¨¦lebre pintor impresionista franc¨¦s. Las colas de visitantes se forman desde las primeras horas y los cat¨¢logos y carteles de la exposici¨®n se est¨¢n agotando. Una muestra que el autor de este art¨ªculo califica sencillamente de emocionante.
Ahora son las tres de la tarde. Vuelvo de ver la exposici¨®n de Claude Monet. La seca luz madrile?a de finales de este tierno abril se confunde, a la luz el¨¦ctrica del flexo de mi habitaci¨®n a oscuras, con las vibrantes luces h¨²medas m¨®viles de los paisajes de Monet. Primero debo decir que esta exposici¨®n es emocionante. Y luego debo decir que estoy agradecido a la direcci¨®n del MEAC, y muy especialmente a Paloma Esteban Leal, que ha reunido para nosotros esas 123 maravillas que muy probablemente jam¨¢s volveremos a ver as¨ª reunidas en lo que nos queda de vida. Y luego debo repetir que esta experiencia es una experiencia emocionante y ¨²nica y decir por qu¨¦.La experiencia es emocionante porque durante toda la visita estaba teniendo la sensaci¨®n de estar volviendo a ver cuadros que este mediod¨ªa he visto por primera vez en mi vida. Me embargaba una intensa sensaci¨®n de familiaridad maravillada. Y coment¨¦ en voz alta: me he quedado aqu¨ª, con este impresionista; as¨ª es como veo yo los paisajes del mundo. Y a la vez pens¨¦: con su prodigiosamente id¨¦ntica y variable manera Monet pint¨® siempre lo mismo. Ahora bien, ?qu¨¦ quiero decir, en realidad, mediante la expresi¨®n siempre lo mismo? ?Me refiero quiz¨¢ a la realidad exterior, que siempre es la misma? Y ?es lo mismo decir paisaje que decir realidad exterior?
Apenas es necesario recordar aqu¨ª que hay una historia -e incluso una dial¨¦ctica- de la est¨¦tica del paisaje natural. No hay -se me dir¨¢- una naturaleza exterior siempre la misma, sino un gigantesco relato cada vez m¨¢s absoluto y complejo de la constituci¨®n perceptiva -y dial¨¦ctica- de eso que con aparente sencillez deno minamos los paisajes del mundo. ?Hay algo que, en s¨ª mismo, ah¨ª fuera, sea el paisaje, los paisajes? Todo esto viene a cuento de una frase utilizada por nuestro excelente y sabio amigo Francisco Calvo Serraller (EL PA?S, 25 de abril de 1986) a prop¨®sito de esta exposici¨®n. Dice Calvo Serraller que para registrar los diferentes esta dos y cambios de la luz se sirvi¨® Monet "de una serie de soportes figurativos t¨®picos, como los ¨¢rboles, los almiares, los campos de amapolas, los parlamentos, para llevar a cabo un archivo de instant¨¢neas donde se demuestra que el sol es un acontecimiento". Recuerdan estas frases unas l¨ªneas de ese gran idealista subjetivo de la ima ginaci¨®n po¨¦tica que fue Wallace Stevens. "Of what is this house composed if not of the sun", se pregunta Wallace Stevens. Pero ?son entonces los parlamentos brit¨¢nicos de Monet s¨®lo soportes figurativos t¨®picos? En cierto modo s¨ª, puesto que Monet hubiera podido servirse de cualquier otra cosa. Pero ?de verdad creemos que cualquier otra cosa, cualquier otro edificio, hubiera servido lo mismo? El hecho de que inmediatamente reconozcamos el objeto real pintado ?no es parte esencialmente inte grante de nuestro placer est¨¦tico al contemplar estos paisajes? Lejos de m¨ª todo intento de restaurar gratuitamente ahora el "arte sus tancial", como lo llama Berthold Hinz, a la manera de la pintura del nacional socialismo. Lo ¨²nico que deseo subrayar es que mediante la expresi¨®n "soportes figurativos t¨®picos" parece restarse importancia a la gr¨¢vida, pujante, atronadora realidad de los objetos que Monet pintaba. Advi¨¦rtase que hay una inmensa distancia entre la intenci¨®n del t¨ªtulo del cuadro Camille Monet en la ventana y lo que Hin, con toda justicia, denuncia en el arte nacionalsocialista como una "sustancializaci¨®n mediante predicados verbales". Monet quiere pintar lo que nombra: el nombre es parte de la pintura misma, un lado real, verbal, de lo pintado. Una vez m¨¢s me permito recordar a Calvo Serraller un par de l¨ªneas de Wallace Stevens: "Phoebus is dead, ephebe. But Phoebus was a name for something that never could be named'. Monet es exactamente el prototipo del artista que m¨¢s apasionadamente hubiera agredido y enaltecido Plat¨®n. Por eso es oportuno recordar aqu¨ª que el sol ha muerto y que el sol fue un nombre que nombraba lo que no pod¨ªa, por s¨ª mismo y en s¨ª mismo, ser contemplado ni nombrado. Hab¨ªa que contemplar las cosas mismas para, indirectamente, hablar del sol, poder pintarlo. As¨ª es como Monet trabaj¨® siempre: indirectamente, instant¨¢neamente, al aire libre, fuera de la caverna, mon¨®tonamente, humildemente, haciendo ver c¨®mo eran las cosas, las criaturas cada vez m¨¢s y m¨¢s reales, m¨¢s solares, por virtud del sol, siempre presente, que no pod¨ªa verse ni nombrarse ni pintarse sin perder de una vez para siempre los sentidos. Esta exposici¨®n es emocionante porque es una exposici¨®n de los sentidos. Una metaf¨ªsica plat¨¢nica de la realidad de los datos sensoriales, de la realidad imitativa de este mundo.
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