El riesgo de la desmesura

En la presentaci¨®n de Rosa Le¨®n en Madrid, tras alg¨²n tiempo de no realizar un recital ¨ªntegramente de ella ante el p¨²blico madrile?o, hubo de todo: nueve m¨²sicos sobre el escenario, dirigidos por el reconocido Agust¨ªn Serrano, cuatro voces en el coro, kilos de teclados, sintetizadores, luces y sonido.Se han puesto de moda las presentaciones con artistas invitados, que se aprovechan para llenar un teatro, grabar un disco y realizar un especial televisivo. Todo ello se hizo. Lo dif¨ªcil de estas producciones es que la cantante o el cantante protagonista se integren con los invitados en un ¨²nico hecho esc¨¦nico, en un ¨²nico espect¨¢culo, que es lo que en realidad es este tipo de actos.

Es Rosa Le¨®n una cantante sensible, que sabe matizar sensaciones y sentimientos alrededor de un mundo de peque?as cosas que se expresa mejor en la sencillez que en la exuberancia. Parca en movimientos, con un cierto aire t¨ªmido que constituye uno de los encantos de la cantante, Rosa Le¨®n pareci¨® a veces perdida en tan barroco escenario. Si este recital pretende ser un cambio de imagen, lo que se observ¨® desde el patio de butacas es tan s¨®lo confusi¨®n. Lamentable en una cantante a la que, por su valor intr¨ªnseco y demostrado, se le deben exigir otras cosas.