Intereses comerciales y pol¨ªticos impiden a la CE determinar cu¨¢l es el nivel de radiactividad peligroso para Europa
Intereses comerciales y problemas pol¨ªticos particulares de alg¨²n Estado miembro imped¨ªan todav¨ªa ayer que la Comunidad Europea (CE) llegara a un acuerdo sobre el control de los productos alimenticios potencialmente afectados por la cat¨¢strofe de Chernobil y, en definitiva, sobre cu¨¢l es el nivel de radiactividad peligroso en los aumentos que consume Europa. Tras la comedia dram¨¢tica que vivi¨® la CE el s¨¢bado, los ministros de Asuntos Exteriores de los doce tendr¨¢n que discutir hoy las medidas a tomar. La mayor¨ªa de los pa¨ªses miembros ha adoptado, entre tanto, medidas nacionales precautorias, lo que no ha impedido la extensi¨®n del temor a la contaminaci¨®n radiactiva, que este fin de semana alcanz¨® notoriamente a Francia.
Los doce estudian desde el pasado mi¨¦rcoles un acuerdo para el control en territorio comunitario de los productos potencialmente afectados por el accidente sovi¨¦tico. Ese compromiso ha de ser doble, informa desde Bruselas Andr¨¦s Ortega. Por una parte, un reglamento ha de suspender las importaciones de algunos productos alimenticios provenientes de siete pa¨ªses de Europa del Este. Por otra, una declaraci¨®n ha de fijar los niveles de radiactividad admisibles en los intercambios intracomunit arios de los mismos art¨ªculos afectados por la suspensi¨®n. El objetivo de esta declaraci¨®n es evitar que los controles nacionales creen barreras unilaterales en el comercio intracomunitario de tales productos.Es precisamente el texto sobre las medidas internas el que m¨¢s problemas ha causado en el debate de los doce. El nivel de radiactividad permisible que propon¨ªa la Comisi¨®n Europea (350 becquerelios por kilo) para las frutas y hortalizas fue juzgado demasiado estricto por Italia, que asegura que con ¨¦l se bloquear¨ªa gran parte (le sus exportaciones hacia. otros pa¨ªses de la CE.
Por ello, expertos de 11 de los doce propusieron el pasado viernes un nivel menos estricto de 1.000 becquerel por kilo y s¨®lo para las verduras de hoja, como las lechugas olas espinacas, que la Rep¨²blica Federal de Alemania rechaz¨® por razones pol¨ªticas. Corno consecuencia de una decisi¨®n tomada por el Gobierno federal previa consulta a los ejecutivos de los l?nder (gobiernos aut¨®nomos regionales), Bonn hab¨ªa adoptado ya un nivel m¨¢ximo permisible mucho m¨¢s estricto (250 becquerelios por kilo). La opini¨®n p¨²blica alemana parece obligar al Gobierno a que no ceda. Los l?nder tampoco quieren que este tipo de decisiones se tomen en Bruselas, pues son de su competencia. Adem¨¢s, el l¨ªmite alem¨¢n permitir¨ªa a la RFA no s¨®lo seguir exportando leche hacia Italia, sino suspender la importaci¨®n de verduras italianas.
Algunos medios comunitarios no han dejado de comentar a lo largo de la semana que Espa?a podr¨ªa sacar provecho de la decisi¨®n comunitaria, aumentando sus exportaciones hacia el resto de la CE y recortando algunas importaciones, y los productores comunitarios de cereales ya se frotan las manos ante el anuncio de que Mosc¨² va a tener que comprar m¨¢s grano para hacer frente a la contaminaci¨®n del suelo ucraniano.
Ni estos c¨¢lculos comerciales ni las medidas nacionales adoptadas por sus Gobiernos contribuyen a disipar las dudas de los europeos sobre la influencia de la nube radiactiva de Chernobil en sus vidas. El Gobierno italiano liberaliz¨® el s¨¢bado la venta de verduras y leche en Sicilia y Cerde?a, pero la gente sigue sin comprar esos productos, informa desde Roma Juan Arias. Los italianos mantienen su atenci¨®n puesta en la pol¨¦mica, todav¨ªa viva, entre el Ente Nacional de la Energ¨ªa Alternativa (ENEA) y el Centro Nacional de Investigaciones Cient¨ªficas (CNR). El primero niega que la radiactividad alcanzara cotas 100 veces superiores a las normales durante el paso de la nube, cosa que el segundo afirma. Y la gente no sabe con qui¨¦n quedarse.
En Francia, la mayor parte de la poblaci¨®n, que cre¨ªa que la nube radiactiva no hab¨ªa pasado pr¨¢cticamente sobre su pa¨ªs, escuch¨® con sorpresa e indignaci¨®n el informe presentado el s¨¢bado por la noche por el director del Servicio Central de Protecci¨®n contra las Radiaciones Ionizantes (SCPRI), profesor Pellerin, segun el cual los niveles de contaminaci¨®n superaron en un 200%, 330% y 400%. lo normal, seg¨²n las zonas, informa desde Par¨ªs Soledad Gallego-D¨ªaz. Las autoridades francesas han tardado en dar esa informaci¨®n 15 d¨ªas.
El profesor Pellerin, jefe de un servicio estatal, asegur¨® que el aumento de radiaci¨®n no hab¨ªa alcanzado cotas peligrosas para la salud, pero la opini¨®n p¨²blica francesa (la m¨¢s favorable de Europa Occidental a la energ¨ªa nuclear) comienza a preguntarse por qu¨¦ se ocult¨® la verdad.
El ministro del Medio Ambiente, Alain Carignon, no supo explicar coherentemente por qu¨¦ no se han adoptado medidas de protecci¨®n en la regi¨®n de Alsacia (donde la radiactividad subi¨® un 400% entre el 1 y el 2 de mayo) cuando a pocos kil¨®metros, al otro lado de la frontera, los alemanes prohib¨ªan beber leche fresca y comer verduras. "Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, ese nivel de radiaci¨®n no exige que se adopten acciones especiales", agreg¨® Carignon..
El ingeniero Jean Claude Zerbib, especialista en radiaciones, asegur¨®, por el contrario, que el n¨²mero de casos de c¨¢ncer va a aumentar en los pr¨®ximos a?os y critic¨® acervamente al Gobierno por no haber dado instrucciones para que los ni?os menores de cinco a?os no bebieran leche fresca.
El ministro dio a entender que la CE no ha llegado a¨²n a un acuerdo sobre la suspensi¨®n de importaciones procedentes de pa¨ªses del Este "debido a los fuertes intereses econ¨®micos en juego".
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