Santiago Genov¨¦s Tarazaga
Estudioso de la violencia, obtuvo el Premio Internacional de la Paz en 1969
Tiene un apretado curr¨ªculo de un par de folios mecanografiados a un espacio. Entre sus m¨²ltiples actividades de experimentaci¨®n cient¨ªfica y estudios antropol¨®gicos de todo tipo -desde asesorar a Scotland Yard a cruzar en balsa el Atl¨¢ntico-, cabe preguntarse de d¨®nde ha sacado Santiago Genov¨¦s Tarazaga tiempo para estudiar y para ser el autor de 250 publicaciones especializadas y de 22 libros de investigaciones propias. Sus estudios sobre el terreno, en lo que parece una muy particular b¨²squeda de la paz, van desde los prost¨ªbulos mexicanos a los reductos etarras. Su libro La violencia en el Pa¨ªs Vasco en sus relaciones con Espa?a, publicado en M¨¦xico, se agot¨® al poco de aparecer.
El aspecto f¨ªsico de este hombre de 62 a?os de edad responde al cl¨¢sico arquetipo del sabio, cosa que es sin duda. El pelo blanco, la mirada distra¨ªda, un apacible tono de voz que acompa?a de gestos nerviosos con los hombros y un aparente despiste que, a las siete de la tarde, le lleva a almorzar caf¨¦ con leche y jam¨®n serrano. Hombre sencillo, al que ni su propia sabidur¨ªa le sirve de pedestal, pone en sus interlocutores una buena dosis de esperanza cuando exclama rotundo que la guerra es una invenci¨®n humana y que, por lo mismo, la paz es posible. "La guerra", afirma, "pertenece a la naturaleza cultural del hombre, no a la de ¨¦l".En 1939, con 15 a?os de edad, llega a M¨¦xico, refugiado de guerra, tras pasar por un campo de concentraci¨®n franc¨¦s. All¨ª consigui¨® reunirse con su madre, formada en la Instituci¨®n Libre de Ense?anza y profesora de la Escuela Normal de Valencia, y con su padre, jefe de Tel¨¦grafos de la capital levantina durante la guerra. En plena adolescencia ya sacaba tiempo para ganarse la vida en una f¨¢brica de manufacturas de algod¨®n, realizar los estudios de bachiller, estudiar ingl¨¦s y ense?ar a leer y escribir a ni?os espa?oles refugiados. En el Instituto Luis Vives conoci¨® al poeta Emilio Prados, del que dice que es como su padre: "Me ense?¨® que la vida sin poes¨ªa no es vida y que no hay otra manera de vivir sino como humanista". En 1969 recibi¨® el Premio Internacional de la Paz, y desde 1981 est¨¢ propuesto para el Premio Nobel de la Paz. Tambi¨¦n tiene el Premio de la Academia de la Investigaci¨®n Cient¨ªfica de M¨¦xico.
Secuestro a¨¦reo
Quiz¨¢ la m¨¢s curiosa de sus experiencias en el terreno del estudio de la violencia se produjo a finales del a?o 1972. Tras dar una conferencia, volv¨ªa en avi¨®n de Monterrey a M¨¦xico. Aquel vuelo fue secuestrado por un grupo terrorista que reclamaba la puesta en libertad de varios compa?eros encarcelados. Los activistas se salieron con la suya y, tras aterrizar en M¨¦xico, pusieron rumbo a Cuba. Uno de ellos, herido de bala, necesitaba ayuda, y Genov¨¦s vio una clara oportunidad para, ofreci¨¦ndose voluntario, acompa?arles en el viaje. Con el ca?¨®n de una metralleta sobre su barriga, el antrop¨®logo consigui¨® entrevistarse en el aire con todos y cada uno de los hombres y mujeres que protagonizaron el secuestro.Santiago Genov¨¦s participa durante esta semana en el VI Coloquio Internacional sobre Cerebro y Agresi¨®n, reunido en Sevilla para elaborar una declaraci¨®n sobre la violencia hecha por cient¨ªficos. Las altas temperaturas de la capital le afectan menos que el continuo transitar de turistas. S¨®lo pierde su sentido del humor si se le hace referencia a una frase del canadiense McLuhan referente a la guerra como motor de progreso. "Que vaya y chingue a su madre", exclama.
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