'Jazz' de vanguardia para un p¨²blico maduro
El acierto en selecci¨®n, criterios y definici¨®n ha permitido que este VI Festival patronal de Jazz transcurriera sin espacios muertos ni momentos perdidos. Nadie ha venido a cumplir y seguir ruta. Se ha tocado con fuerza frente a un auditorio maduro, se ha peleado por aplausos y bises. Los m¨²sicos madrile?os han demostrado que es rigurosamente verificable la existencia de un buen jazz local. Se ha recibido con pasi¨®n a la vanguardia; acogido de nuevo a viejos amigos, como Elvin Jones, al que se despidi¨® en pie, como a los m¨¢s grandes. Durante 10 o 12 d¨ªas -en este encuentro isidril y en el festival de oto?o- Madrid parece una ciudad culturalmente normalizada en lo que al jazz se refiere.Las sesiones empezaban a las 7.30 de la tarde, y entraba dentro de una falsa astucia dejar para incautos y ordinarios los primeros pases, dedicados a m¨²sicos espa?oles: el temor a la espa?olada. Quienes se tem¨ªan a s¨ª mismos han evitado momentos notables de este festival. Notables fueron las actuaciones de OCQ y Richard Krull, primero y segundo clasificados en la muestra de Jazz madrile?o que abri¨® el festival. Notable el estreno de gala de la Big Band del Foro, formaci¨®n dirigida por el guitarrista ?ngel Rubio, que ha sabido poner en pie una gran banda de m¨²sicos locales.
VI Festival de Jazz
San Isidro 86. Teatro Alb¨¦niz. Madrid, 14-17 de mayo
Temas propios, devoci¨®n a la figura de Mingus y relevo de solistas que dieron el buen tono del jazz que se est¨¢ haciendo en Madrid en los ¨²ltimos a?os. Notable, desde luego, el encuentro de m¨²sicos espa?oles con figuras extranjeras, novedad de este festival como se?al del camino por el que convendr¨ªa avanzar, m¨¢s que como capital ya logrado en los encuentros que se han producido.
La cita David Thomas-Albert Malges Dorff se produjo en los par¨¢metros del entendimiento en la cumbre. Vlady Bas y Pedro Iturralde estuvieron magn¨ªficos y potentes con las r¨ªtmicas de Arvanitas y Parlan, pero en la memoria queda registrado el tratamiento est¨¢ndar de temas est¨¢ndares. Quiz¨¢ una cierta inhibici¨®n (sentido del compromiso, tambi¨¦n) hicieron que Iturralde y Bas se enfrentaran desde la responsabilidad del cumplir m¨¢s que desde el placer del encuentro, de encontrarse para hacer algo nuevo.
Nueva fue la estimulante presencia del World Saxophone Quartet (los coleccionistas deben buscar su producci¨®n discogr¨¢fica en el sello italiano Black Saint). Un cuarteto de saxos, desfilando de Nueva Orleans a Reggae, logr¨® uno de los grandes ¨¦xitos del festival. Fueron rotundamente aplaudidos por un p¨²blico que en su mayor¨ªa sigui¨® apasionadamente el concierto. Otros, que no vieron nada en el WSQ, abandonaron sus asientos sin decir disparates, lo que tambi¨¦n es s¨ªntoma de madurez. El bochorno sufrido con el Art Ensemble of Chicago hace un par de a?os no se ha vuelto a producir.
Finalmente, el arte de dos grandes maestros, Elvin Jones y Archie Shepp. En los ¨²ltimos a?os, Elvin Jones est¨¢ siendo visitante asiduo a nuestro pa¨ªs. Parece que puede volver cuando quiera. Bord¨® un concierto sin fisuras (al escuchar a Elvin, uno olvida que hay tambi¨¦n otras formas de tocar la bater¨ªa), con un espl¨¦ndido In a sentimental mood, que volvi¨® a recordar que Elvin, todo potencia, es un baterista mel¨®dico. Shepp rindi¨® a sus incondicionales e hizo levantar la ceja cr¨ªtica a los m¨¢s conspicuos. Quiz¨¢ la cuesti¨®n estribe en qu¨¦ es lo que le pide a Shepp cada cual a estas alturas de los ochenta. Tanto grito, tanta camisa de solidaridad tercermundista? tanta libre expresi¨®n como le hemos visto, y nos llega un se?or trajeado, algo autoritario en sus ademanes y desgranando baladas como Lushshlife. No est¨¢ haciendo cosas nuevas y Shepp sigue sufriendo su condici¨®n de tercero de la lista en los a?os de esplendor (cuando estaba con Coltrane, cuando estaba Colleman). Ser¨ªa m¨¢s dif¨ªcil poner en entredicho su condici¨®n de gran m¨²sico.
Un festival de aciertos, atribuibles al equipo organizador: Alejandro Reyes y sus muchachos del San Juan Evangelista. Al fin y al cabo, fue all¨ª donde empez¨® gran parte de esta historia.
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