Una iglesia de culto

Mientras algunos grupos se devanan el seso buscando ese punto de fusi¨®n que les permita conectar con una parte de audiencia que necesita planteamientos musicales nuevos, The Church -La Iglesia- aborda sus actuaciones en directo sin este tipo de complicaciones. La intenci¨®n ac¨²stica, suave en ocasiones, de los discos de The Church desaparece en vivo dando paso en su lugar a un sonido muy fuerte y a una energ¨ªa que se adivina latente en sus cinco elep¨¦s.Es un cuarteto basado en las guitarras de Peter Koppes y Marty Willson-Piper, que se alternan en unos solos sencillos, de muy pocas notas, creadores de ambientes; el bajo de Steve Kilbey, que no se limita a cumplir una funci¨®n r¨ªtmica sino que dibuja constantemente l¨ªneas mel¨®dicas, y la bater¨ªa de Richard Ploog, que es poco espectacular pero que resulta precisa y efectiva.

The Church son, ante todo, un grupo en el que las individualidades siempre est¨¢n en funci¨®n de una idea musical muy concreta y personal, sustentada por buenas canciones estructuradas con pocos acordes y un sentido r¨ªtmico que var¨ªa muy poco de un tema a otro.

Estilo propio

En tan s¨®lo cinco a?os, el cuarteto australiano de Sidney ha conseguido crear un estilo propio y reconocible, centrado en guitarras que trabajan muy bien los arpegios con sonido duro y acoples provocados, que proporcionan una base arm¨®nica sobre la que la voz y los coros planean con bastante libertad y sin necesidad de someterse a esquemas r¨ªgidos.Su concierto fue un repaso de canciones antiguas y presentaci¨®n de algunos temas de su ¨²ltimo disco, titulado Heyday, con una sala que estuvo repleta de un p¨²blico que encontr¨® lo que iba a buscar: un rock sencillo, claro, contundente, oscuro, en¨¦rgico, personal y de ideas muy claras.