Peones del hampa
Las cuatro v¨ªctimas pertenecen al peonaje del hampa. Echevarr¨ªa estaba arruinado y hab¨ªa tenido que vender su carnicer¨ªa abrumado por las deudas. P¨¦rez Cao viv¨ªa con sus padres, unos jubilados a los que sableaba con regularidad. Los hermanos Alonso segu¨ªan en la casa de su madre, a costa de la pensi¨®n de viudedad de 21.000 pesetas que ten¨ªa aqu¨¦lla. Ninguno ten¨ªa un duro. Dos fueron eliminados por la v¨ªa r¨¢pida y otros dos torturados hasta el l¨ªmite de sus fuerzas para que dijeran algo.
Quienes pueden ayudar a aclarar la matanza han sellado un pacto de silencio. Los traficantes de menor cuant¨ªa tienen pistas e intuiciones, sospechan los investigadores; pero quiz¨¢ no saben con exactitud las causas de tan inesperado aumento de mortandad y no quieren verse mezclados ni atraer la atenci¨®n de los mayoristas de Otxarkoaga. Si las papelinas con hero¨ªna de muy baja pureza (entre el 4% y el 10%) cambian de manos en Baracaldo, Bermeo, Guernica o Durango por un precio que oscila entre 6.000 y 12.000 pesetas, el supermercado de la droga est¨¢ en Otxarkoaga. All¨ª se toman las decisiones. Polic¨ªas y guardias civiles reconocen que all¨ª "es dif¨ªcil entrar". Se trata de una barriada relativamente aislada, en el norte Bilbao, donde los mecheros llevan una pl¨¢cida y pr¨®spera existencia desde que hace media docena de a?os cambiaron el tr¨¢fico de chatarra y el comercio de objetos robados por el polvo blanco de precios millonarios, que llega hasta Bilbao despu¨¦s de entrar por la costa mediterr¨¢nea, nunca por la cant¨¢brica, porque los contrabandistas tradicionales no han querido mezclarse.
Bien organizados
"En Otxarkoaga los traficantes est¨¢n muy bien organizados", reconoce un especialista de estupefacientes de la Guardia Civil. "Cada vez que hacemos un registro, la droga vuela de piso en piso. Tienen controladas las entradas del barrio. El transporte lo hacen en caravana, con varios coches por delante ' que llevan walkie-talkies y advierten a los de atr¨¢s si hay alg¨²n peligro".
Pese a todas las precauciones, alguno ha sido capturado, aunque la Guardia Civil recuerda el caso con amargura. Carmelo Larralde, por ejemplo, fue detenido y acusado de la posesi¨®n de seis kilos de hero¨ªna. Sali¨® del juzgado tras depositar una fianza de 10 millones de pesetas y no se le ha visto m¨¢s.
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