Cela
Cela cumple setenta a?os y el mundo sigue andando. Por ambos motivos una importante, editorial le ha rendido un homenaje mediante la edici¨®n de el Pascual Duarte con las interpretaciones pl¨¢sticas de Saura y hagiograf¨ªas escritas de Zamora Vicente Garc¨ªa Sabell, Pedro La¨ªn y Francisco Calvo Serraller. El homenaje se ha hecho en Barcelona, porque la editorial radica ah¨ª y porque Cela es un escritor perif¨¦rico en casi todos los buenos sentidos de la palabra. Entre ellos, el de que su espl¨¦ndida carrera literaria ha pasado por encima de las diferentes malas o pocas fes que las sucesivas, inevitables e in¨²tiles mafias literarias madrile?as han tratado de oponer a un escritor al que no pod¨ªan metabolizar.Otra raz¨®n para el barcelonismo del homenaje es que en aquellos tiempos del pasodoble y el franquismo, desde Mallorca y la revista Papeles de Son Armadans, Cela fue uno de los pioneros en dar albergue a una literatura catalana perseguida y omitida, en un claro intento oficial de rendici¨®n por silencio y hambre. Pero a pesar de tantos t¨ªtulos perif¨¦ricos, las autoridades culturales de la Catalu?a democr¨¢tica no consideraron oportuno enviar ning¨²n representante al homenaje, ni as¨ª en la tierra, el Ayuntamiento socialista, ni en el cielo, el Gobierno de la Generalitat pujolista. Por su cuenta y riesgo -el riesgo de sus muchos a?os- el matrimonio Tarradellas asisti¨® al acto central y compens¨® con creces la poquedad o nulidad cultural de las instituciones.
Perseguidores de otros horizontes culturales modernos p postmodernos (de la movida con butifarra, la Barcelona ol¨ªmpica o el centenario del inventor del salto del tigre a la catalana), la ocasi¨®n no mereci¨® la consideraci¨®n de los gestores institucionales, ni siquiera por la posibilidad de salir en una fotograf¨ªa rentable para el electorado gallego de Barcelona. Hay m¨¢s andaluces que gallegos y les parece mejor la foto con sevillana rampante que la compartida con este imprevisible y resabiado gallegazo que llama al pan, pan, y al culo, culo, en una lengua que ¨¦l arrebat¨® al Imperio para d¨¢rsela a los capadores de codornices, entre otros.
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