Horizonte sin cambios
LA ESTIMACI?N de que el Partido Socialista Obrero Espa?ol (PSOE) mantendr¨¢ su actual mayor¨ªa absoluta y el Centro Democr¨¢tico y Social (CDS) de Adolfo Su¨¢rez puede recuperarse notablemente en la nueva formaci¨®n del Congreso son los datos m¨¢s significativos de la encuesta del Instituto Demoscopia que hoy publica EL PA?S.El sondeo refleja una consolidaci¨®n de las posiciones socialistas y una disminuci¨®n de Coalici¨®n Popular (CP), que contin¨²a siendo, no obstante, el segundo partido. Al espectacular ascenso de Su¨¢rez, de acuerdo con el pron¨®stico de la encuesta, habr¨ªa que a?adir la subida de Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) de Jordi Pujol, que le permitir¨ªa sumar cuatro o cinco diputados a la docena redonda con que actualmente cuenta. ?ste parece el mayor r¨¦dito previsible de la operaci¨®n de Miquel Roca, cuya operaci¨®n reformista fuera de Catalu?a no obtiene, en las previsiones, casi seguidores.
En cuanto a los grupos situados a la izquierda del PSOE, la coalici¨®n Izquierda Unida (IU) podr¨ªa alcanzar un 6% de los votos (de seis a siete esca?os), que elevar¨ªa algo el 3,5% (cuatro esca?os) conseguido por el PCE en la convocatoria de 1982. En Euskadi, todos los partidos nacionalistas (PNV, Euskadiko Ezkerra y Herri Batasuna) presentan una moderada tendencia ascendente, algo m¨¢s acusada en las fuerzas de izquierda. La parte que de este sondeo se destina a las elecciones regionales andaluzas no difiere del panorama estatal, excepto en el hecho de que el alza del PSOE se corresponde tambi¨¦n con una subida de CP.
Una primera consideraci¨®n, a prop¨®sito de estas previsiones, hace pensar que el remanente de UCD no parece trasvasarse, desde 1982, a ning¨²n partido determinado. Se dispersa, por el contrario, en proporciones diversas hacia CP (26%), CDS (21%), el PRD de Roca (15%) y PSOE (12%). Pero a su vez, y para entender el salto de Su¨¢rez, hay que contar con los votos que le llegan de antiguos votantes socialistas, de centristas que votaron a Fraga en 1982 y de la oleada de nuevos votantes. El ascenso de Converg¨¨ncia, que sigue ganando adeptos desde 1977, se produce a expensas de socialistas y fraguistas. La sospecha de que la campa?a de Roca haya servido para integrar un sector del voto espa?olista catal¨¢n entre los seguidores de Pujol es as¨ª mas que fundada, y arroja nuevas luces sobre el futuro del nacionalismo catal¨¢n como se?a de identidad pol¨ªtica.
Expresado as¨ª, el panorama pol¨ªtico apenas cambia respecto a 1982, salvo en una cierta sustituci¨®n de UCD por el CDS. Tampoco contribuye demasiado a modificarlo la intenci¨®n de voto de los j¨®venes que tendr¨¢n acceso el pr¨®ximo d¨ªa 22 a este derecho. Y ni siquiera la abstenci¨®n, la gran amenaza previsible en estos comicios, parece, por el momento, que vaya a ser muy elevada. Todo depende en gran parte, sin embargo, del desarrollo de la campa?a electoral, que s¨®lo acaba de comenzar, y del efecto que produzcan acontecimientos imprevistos o tan previstos como el Mundial de f¨²tbol, frente al cual los partidos pol¨ªticos han preparado unos presupuestos de captaci¨®n y propaganda que han batido todos los r¨¦cords.
Entre dichos presupuestos, seguramente el de Roca es el m¨¢s elevado, lo que ha de producir alg¨²n efecto que le permita corregir el triste pron¨®stico que se deriva de la prospecci¨®n que comentamos. La idea de que existe un espacio centrista en Espa?a es ampliamente compartida, pero es dif¨ªcil que esta operaci¨®n reformista, liderada por un conspicuo defensor de los intereses de Catalu?a, no sea vista por muchos como una respuesta a problemas catalanes antes que estatales. El hecho de que el propio l¨ªder de la operaci¨®n reformista no milite en el partido que la avala resulta bastante pintoresco, y la defenestraci¨®n en Madrid de Antonio Garrigues Walker para dar paso en la cabecera de lista al ex presidente del Tribunal Supremo tampoco ha sido una actitud brillante. Independientemente de lo espeso que resulta como l¨ªder pol¨ªtico Federico Carlos Sainz de Robles, los aspectos de oportunismo en todo el tinglado de la operaci¨®n Roca exasperar¨¢n sin duda a muchos de sus potenciales seguidores.
En cuanto al eventual descenso de Coalici¨®n Popular, valdr¨ªa decir que, aun en el mejor de los casos de mejora posibles, la propuesta de Fraga choca -seg¨²n tantas veces se ha dicho- con un techo casi infranqueable. Su proclama fundamental es que hay que desalojar a los socialistas, pero no parece temerario pensar que justamente su presencia constituye la mejor garant¨ªa de continuidad del PSOE. A Fraga le pueden votar m¨¢s o menos ciudadanos seg¨²n factores de coyuntura, pero existe a la vez un alt¨ªsimo n¨²mero de electores que no le votar¨¢ nunca. Rigidez que raramente padecen los dem¨¢s candidatos. Un debate en la televisi¨®n con Felipe Gonz¨¢lez parece ser la mayor baza en que Fraga f¨ªa ahora la cosecha de papeletas adicionales.
La persistencia de un sost¨¦n mayoritario al PSOE hay que explicarla, finalmente, tanto por la debilidad de los contrincantes como por la amplitud del espacio socialdem¨®crata que ha creado la acci¨®n de gobierno y que se corresponde con los rasgos de una sociedad de una parte temerosa de cambios bruscos y de otra reivindicadora de reformas graduales. Los errores e incumplimientos del PSOE y su desgaste producido por el ejercicio del poder (reconversi¨®n industrial, refer¨¦ndum sobre la OTAN) son metabolizados por una comunidad que, en creciente proceso de de sideologizaci¨®n, es capaz de aceptar m¨¢s f¨¢cilmente la raz¨®n pr¨¢ctica. En 1976, Felipe Gonz¨¢lez apost¨® por la hip¨®tesis de un Gobierno socialista, frente a la idea de una uni¨®n de la izquierda, estilo franc¨¦s del d¨ªa. Buena parte de los analistas consider¨® que esta operaci¨®n en solitario, teniendo en cuenta la fuerza social de los sindicatos y el poder del partido comunista, era ut¨®pica o descabellada. El tiempo, sin embargo, le ha concedido la raz¨®n. Una operaci¨®n con la izquierda unida acaso habr¨ªa logrado el poder en una legislatura, pero es tambi¨¦n probable que su relevo hubiera correspondido a una derecha conservadora, seg¨²n el mismo reflejo pendular que se aprecia en Francia. La predicci¨®n ahora es que el PSOE volver¨¢ a contar con cuatro a?os m¨¢s para gobernar. Por eso, si el PSOE obtiene la mayor¨ªa simple, ser¨¢ algo equivalente a un fracaso. En cambio, si logra la mayor¨ªa absoluta, deber¨¢ aceptar la responsabilidad de cumplir con mayor rigor y voluntad pol¨ªtica los numerosos problemas que aquejan a este pa¨ªs y para cuyo remedio el pueblo parece mayoritariamente dispuesto a otorgarle el privilegio de un tiempo suficiente y reiterarle su confianza.
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