Cunde el nerviosismo
La delegaci¨®n espa?ola se ha visto indefectiblemente asaltada por el nerviosismo en los ¨²ltimos campeonatos mundiales. En Argentina el detonante fue el propio lugar de concentraci¨®n, la Martona, un sitio que no reun¨ªa condiciones y que alter¨® el ¨¢nimo de los futbolistas. En Espa?a bastaba con el propio nerviosismo que mantuvo el seleccionador Santamar¨ªa para extender sus efectos al resto del grupo. Ahora ha sido la lesi¨®n de Maceda.Al cabo de dos d¨ªas en que este asunto ha sido el problema obsesivo en la selecci¨®n, est¨¢ fuera de duda que lleg¨® a la concentraci¨®n mal recuperado de su lesi¨®n, pero al tiempo est¨¢ fuera de duda que el equipo m¨¦dico y el propio seleccionador lo sab¨ªan. Y m¨¢s que nadie, el jugador, que de ninguna manera quer¨ªa perderse jugar en este campeonato. Ahora todo se va en conferencias de prensa y en declaraciones m¨¢s o menos superficiales con alg¨²n mensaje cr¨ªptico envuelto en ellas. Y luego, en voz baja, se echan las culpas unos a otros de lo que ha ocurrido.
Todos han forzado la situaci¨®n. El jugador, con el l¨®gico deseo de jugar el Mundial, ha apretado los dientes y se ha aguantado molestias. El cuerpo m¨¦dico y el seleccionador han tratado de salvar la participaci¨®n del jugador, e incluso se sabe que no se comunic¨® a los servicios m¨¦dicos del Madrid que por segunda vez hubo que extraerle l¨ªquido de la rodilla, lo que ya era indicio de algo preocupante. Finalmente, la situaci¨®n ha estallado. Al primer partido, la rodilla se ha rebelado y el jugador tiene que volverse a casa. Y la mala conducci¨®n que ha tenido el asunto por parte de todos deja como secuela el nerviosismo y las miradas de desconfianza, que le pueden hacer al grupo m¨¢s da?o que la propia baja de un buen jugador.
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