Alfons¨ªn reorganiza y unifica los servicios de seguridad de Argentina
El presidente argentino, Ra¨²l Alfons¨ªn, ha procedido a una profunda reorganizaci¨®n de los servicios de seguridad del Estado. Tras la dimisi¨®n del ministro de Defensa, Germ¨¢n L¨®pez, y su sustituci¨®n por el subsecretario Horacio Jaunarena, ha relevado al titular del Servicio de Inteligencia del Estado (SIDE), H¨¦ctor Rossi, destin¨¢ndole a la subsecretar¨ªa dejada vacante en Defensa por el nuevo ministro. Al mismo tiempo, el actual embajador de Argentina en M¨¦xico, Facundo Su¨¢rez, se har¨¢ cargo de una nueva estructura de seguridad denominada Central Nacional de Informaciones (CNI), que aglutinar¨¢ y redise?ar¨¢ todos los procedimientos militares y civiles de informaci¨®n secreta.El Gobierno democr¨¢tico argentino hered¨® de la dictadura -entre otros males acaso m¨¢s graves, como el econ¨®mico- una tupida red de informaci¨®n civil y militar de dif¨ªcil desmontaje y control. El ministro del Interior, Antonio Tr¨®ccoli, y los dos primeros -ya fallecidos- ministros de Defensa se empe?aron en un doble y peligroso juego: desarticular lo menos presentable de la trama informativa y conspirativa y utilizar para la democracia a otra parte de esta mano de obra desocupada saturada de informaci¨®n y poder f¨¢ctico.
El caso es que gran parte de la mano de obra desocupada, a¨²n al servicio del Gobierno, ha devenido en una clase de secuestradores y extorsionistas profesionales que est¨¢ convirtiendo al pa¨ªs de los desaparecidos en el pa¨ªs de los secuestrados.
Las diferencias de criterio en la utilizaci¨®n de toda esta mafia militar-policial han constituido el basamento de la dimisi¨®n del ministro de Defensa a los tres meses del desempe?o de su cargo y en abierto enfrentamiento con su colega de Interior.
Alfons¨ªn pretende cortar este nudo gordiano reordenando todos los servicios de informaci¨®n estatal, unific¨¢ndolos bajo su mando directo y encabez¨¢ndolos por un civil. Pero este anuncio no ha disipado la tormenta pol¨ªtica de un amigo personal del presidente desde hace 30 a?os, Germ¨¢n L¨®pez, que ha dimitido en los albores de su importante cargo y afirmado p¨²blicamente que el Ministerio de Defensa no existe y hasta que su ayudante de campo, un teniente coronel del Ej¨¦rcito de Tierra, dirig¨ªa una comisi¨®n informal para desentra?ar el caso del secuestro de un notable empresario porte?o supuestamente chupado por un grupo de tareas de espionaje.
Germ¨¢n L¨®pez renunci¨® aduciendo problemas de salud en las v¨ªsperas de ser convocado a interpelaci¨®n en el Congreso de los Diputados, donde la oposici¨®n peronista viene destruyendo por puntos al ministro del Interior, acerca del problema de la utilizaci¨®n del espionaje de la dictadura militar para impedir, precisamente, los desmanes pol¨ªticos y comunes de los involucionistas.
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