Frivolidades controladas
El cuarto t¨ªtulo del ciclo de Marlene Dietrich, nuevamente dirigida por Josef von Sternberg y una vez m¨¢s en un marco de delirio visual irresistible, llega hoy a la peque?a pantalla. La Venus rubia, que as¨ª se llama la pel¨ªcula, est¨¢ considerada no la peor de cuantas elaboraron juntos Dietrich y Sterriberg, sino, aunque venga a querer decir lo mismo, la menos fascinante; la que conteniendo pliegues de gran altura no los recubre todos con la misma maestr¨ªa.
La Venus rubia tiene un defecto caro a gran parte de las pel¨ªculas realizadas en Hollywood por mentes despiertas y libres: la intromisi¨®n de la figura tir¨¢nica del productor o, si se quiere, de la productora. Esta vez, en efecto, la Paramount lim¨® las asperezas de un argumento, m¨¢s que ¨¢cido, amoral. La Dietrich, como en El ¨¢ngel azul, como en Marruecos, es en La Venus rubia una profesional del cabar¨¦, de las noches fr¨ªvolas de Par¨ªs.
Retirada del oficio y entregada a una vida matrimonial pl¨¢cida, deber¨¢ volver a ¨¦l por necesidades econ¨®micas. Ese regreso a la alegre vida noct¨¢mbula, que Sternberg quer¨ªa convertir en una confrontaci¨®n entre dos polos, dos mundos que no pueden llegar a conjugarse jam¨¢s, en una implacable reflexi¨®n sobre el destino, fue el que la Paramount control¨® de cerca, dando a luz un discurso moral disciplinado y presentando a la protagonista poco menos que como a una m¨¢rtir de la vida, de coraz¨®n intachable. Sternberg nada pudo hacer ante los imperativos r¨ªgidos de los mercachifles de Hollywood.
Este peque?o peinado al personaje y a la historia mina las posibilidades de una Marlene Dietrich radiante en sus formas, en sus p¨®mulos cada vez m¨¢s salientes, en su cada vez m¨¢s estilizada figura, y en todo lo que esa figura representa. Bajo el velo que cubre las aristas p¨ªcaras e impertinentes se descubre, sin embargo, un muy apreciable filme, como siempre barroco y agobiante, recorrido por un romanticismo obsesivo y, ante todo, con excelentes momentos en el apartado musical.
Un filme acaso menor si se compara con otras cimas de la colaboraci¨®n entre actriz y realizador, pero sin duda estimulante y ameno, con dos galanes del momento (un Herbert Marshall como siempre sobrio y un jovenc¨ªsimo Cary Grant, un Cary Grant de 1932), decorados voluntariamente irreales, casi superrealistas, y un sabor de cocina hecha a conciencia, con las mejores especias. Excepto el productor, claro.
La Venus rubia se emite a las 22.15,por TVE2
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.