Lo que el viento no se llevar¨¢

Volaron a la altura de sus bien amadas ¨¢guilas. Aut¨¦nticas ¨¢guilas reales. Juro que ni sus m¨¢s viejos conocidos recordaban algo similar, y conste que estamos hablando de un grupo que arrastra la gloriosa fama de poseer uno de los mejores directos que jam¨¢s se hayan visto por estos pagos. Para los propios m¨²sicos -y doy fe de que se trata de gente con un alto grado de autoexigencia- fue el mejor concierto que han trenzado en su carrera. Para los asistentes, tambi¨¦n.Si existe alguna grabaci¨®n total o parcial, legal o pirata, tiene que terminar en disco, aunque sea abriendo una suscripci¨®n.

Tiene su morbo pensar que, como dijera el propio Manolo Garc¨ªa desde el escenario, aquello seguramente s¨®lo lo podr¨ªan gozar los presentes, que no se estaba filmando ni grabando.

Desde la concepci¨®n misma del concierto -abierto y cerrado- hasta la tremenda exhibici¨®n vocal, pasando por la atm¨®sfera que vivi¨® la sala, algo completamente fuera de serie.

Entramos en materia con un espeluznante Soy un accidente casi a pelo, y ya no habr¨ªa modo de descolgarse de un magistral concierto en el que se vivieron momentos que parec¨ªan -estar bajo la advocaci¨®n de la mism¨ªsima Oum Kalsoum. Literalmente fant¨¢stico. Pasan las horas y no me acostumbro, entre otras cosas porque no es nada usual que unos m¨²sicos lleguen a tensar tanto su comuni¨®n con la audiencia.

Fue una noche extraordinaria. Ten¨ªan comp¨¢s hasta los silencios que cant¨® Manolo. Cruzaron los aires bravos y ol¨¦s mientras las palmas echaban humo, desde el primer arranque de Garc¨ªa hasta la esperada dosis de Jam¨®n de mono con que nos despidi¨® Quimi Portet. Desde TV, Ruta del sur o N¨²meros pares a Las palabras son cansancio, todo son¨® nuevo y bello. Belleza en la forma y en el fondo (el repertorio creado por Garc¨ªa Portet es de una amplitud y calidad ins¨®litas), bella entrega de toda la banda y hermosa m¨²sica la que crearon. Un sonido que, en l¨ªneas generales, estuvo a la altura que merec¨ªa el arte desplegado, un p¨²blico que ya s¨®lo atinaba a intercambiar miradas de perplejidad en pleno trance. No hay palabras para contarlo. Palabras que son cansancio. Conste s¨®lo, para los efectos que convengan, que un par largo de miles de personas vivimos la otra noche un concierto hist¨®rico.