Las reformas pendientes
PRINCIPAL RESPONSABILIDAD del primer Gobierno socialista habido en Espa?a en 50 a?os era desarrollar la Constituci¨®n de forma que el sistema de libertades p¨²blicas quedase asentado de forma irreversible en la soc¨ªedad espa?ola. A los socialistas se les pod¨ªa perdonar que no cumplieran aquellas promesas electorales -como la creaci¨®n de puestos de trabajo- cuya realizaci¨®n efectiva no depend¨ªa ¨²nicamente de ellos, pero no el abandono de objetivos relacionados exclusivamente con su voluntad pol¨ªtica.A la sorpresa y el pavor que a los nuevos gobernantes les produjo comprobar las resistencias de la realidad tambi¨¦n en este punto sigui¨® una reacci¨®n de franca adaptaci¨®n a lo existente. El ministro del Interior descubri¨® la Guardia Civil, y el Gobierno en pleno, las razones de Estado. Exigencias democr¨¢ticas como la de una mayor transparencia de la gesti¨®n, la reforma a fondo de los aparatos de la Administraci¨®n p¨²blica o la de un mayor control del ejercicio del poder fueron considerados como insidiosos ataques a una legitimidad que consideraban dada de una vez por todas, a salvo de cuestionamientos por parte de los administrados. La tensi¨®n entre libertad y seguridad, caracter¨ªstica de toda sociedad democr¨¢tica, se ha zanjado en m¨¢s de un caso, a lo largo de los ¨²ltimos cuatro a?os, en contra de la primera, sin por ello mejorar la segunda. Tal es el caso, en particular, de la llamada reforma policial, reducida finalmente a una serie de medidas administrativas compatibles con el mantenimiento y aun promoci¨®n a cargos de responsabilidad de antiguos servidores de la dictadura, incluyendo notorios torturadores. En este punto, el Gobierno inaugur¨® un lenguaje preocupante y peligroso, descalificador de Amnist¨ªa Internacional cuando esta benem¨¦rita instituci¨®n denunciaba malos tratos en comisar¨ªas espa?olas, y lleg¨® a distinguir -hablando de los Grupos Antiterroristas de Liberaci¨®n (GAL)- el terrorismo de respuesta del terrorismo a secas.
En otros terrenos, el balance es todav¨ªa impreciso. Algunas de las reformas de mayor alcance, como la de las ense?anzas medias, s¨®lo podr¨¢n demostrar su mayor o menor adecuaci¨®n tras un per¨ªodo, necesariamente largo, en el que se pondr¨¢ a prueba su virtualidad. No parece, sin embargo, que la Universidad, tras la reconversi¨®n socialista, haya empezado a dinamizarse como lugar de investigaci¨®n y conocimiento. Ni se ha terminado con los intereses del academicismo y la inclinaci¨®n funcionarial del profesorado ni se advierte una relaci¨®n m¨¢s estrecha y productiva con la sociedad.
La reforma de la sanidad ha estado tan cargada de vacilaciones, confusiones y rendiciones corporativistas que finalmente puede tenerse por una oportunidad perdida. En cuanto al ¨¢mbito de la administraci¨®n de la justicia, y al margen del desproporcionado protagonismo que han cobrado los jueces y tribunales, la realidad queda practicamente invariada. O, peor a¨²n, empa?ada con casos de corrupci¨®n de insatisfactorio desenlace, con la permanencia de indebidos usos en las oficinas de los juzgados y con el retraso abrumador en la resoluci¨®n de los casos, circunstancia que constituye de por s¨ª una flagrante injusticia.
En m¨¢s de una ocasi¨®n los l¨ªderes socialistas asociaron la modernizaci¨®n de este pa¨ªs al eslogan de hacer funcionar Espa?a. En ese funcionamiento, sin embargo, han seguido existiendo todos los ¨®xidos de la burocracia y casi todas las aver¨ªas de la sinraz¨®n y la descoordinaci¨®n preexistente. La ineficacia del Gobierno en los cap¨ªtulos enunciados puede atribuirse a dosis de incompetencia, pero tambi¨¦n a¨²na falta de decisi¨®n pol¨ªtica, que ha inducido a transar con fuerzas e intereses establecidos, demasiado fuertes, al parecer, para la musculatura pol¨ªtica de un Gobierno que no ha cesado de proclamar la tit¨¢nica fuerza que le proporcionaban 10 millones de votos.
Promesas gubernamentales concretas y a plazo fijo -emanadas de la boca del presidente o sus ministros-, tales como el establecimiento de la instituci¨®n del jurado y la ley de autorizaci¨®n de televisiones privadas, han quedado incumplidas por razones que dan muestra de la medrosidad del PSOE en cuestiones de libertad y modernizaci¨®n social. La despenalizaci¨®n del aborto, si bien se hizo de acuerdo con el programa electoral del PSOE, result¨® de una timidez tal que no consigui¨® resolver el problema planteado. En resumen, el Gobierno no ha llevado a cabo una decidida pol¨ªtica de expansi¨®n de las libertades, no ha democratizado el Estado y no ha mejorado los servicios de sanidad y educaci¨®n -pese a la meritoria tarea de haber sacado la ley org¨¢nica del Derecho a la Educaci¨®n (LODE)-. Ha rendido adem¨¢s un culto excesivo a las demandas de determinados sectores burocr¨¢ticos en esos mismos terrenos. Y nos preguntamos, a t¨ªtulo de ejemplo, qu¨¦ hubieran dicho los socialistas en la oposici¨®n si un ministro de Justicia de la derecha hubiera sido promovido a magistrado del Supremo durante su mandato y otro de Sanidad hubiera ganado una c¨¢tedra universitaria por limpia oposici¨®n. La necesidad de que la mujer del C¨¦sar parezca virtuosa, adem¨¢s de serlo, ha sido demasiadas veces olvidada por ellos.
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