Las primeras comuniones
Quiero felicitar a este diario por haber resaltado la manipulaci¨®n a que son sometidos muchos ni?os el d¨ªa de su primera comuni¨®n en un editorial (del 1 de junio de 1986), pues debe denunciarse la peligrosa connivencia y condescendencia de la Iglesia con la mayor¨ªa de asistentes a este tipo de actos y, hay que criticar la inercia que demuestran muchos ciudadanos al cumplir con obligaciones religiosas autoimpuestas por la tradici¨®n y la costurribre. Pero, por encima de cualquier queja, hay, que buscar una imagen de autenticidad para los ni?os. Si los adultos que les rodeamos no nos creemos lo que hacemos, maldita falta les hace a ellos ir acumulando sacramentos en los ¨¢lbumes de fotos familiares.-
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