El 'bunker' del general Maja se esconde bajo el parque de El Capricho
El destruido palacio del duque de Osuna, los jardines y el propio refugio ser¨¢n rehabilitados por un grupo de estudiantes
Varias torretas de ladrillo rematadas por conos met¨¢licos que cumplen la evidente funci¨®n de respiraderos, aunque el visitante no adivina a qu¨¦ pueden dar servicio, se yerguen de trecho en trecho en el recinto interior del parque de El Capricho, en la Alameda de Osuna. El visitante curioso, si habla con alguno de los guardas o con alg¨²n miembro del equipo encargado de la restauraci¨®n de los jardines y el palacio, se enterar¨¢ de que el propio palacio sirvi¨® como sede del Estado Mayor del general Miaja durante la guerra civil. Las torretas son los respiraderos del refugio para casos de peligro, un verdadero bunker subterr¨¢neo que se extiende y se ramifica en galer¨ªas y habitaciones por el subsuelo del parque.
El recinto palaciego y el bunker est¨¢n cerrados al p¨²blico. Los conjuntos escult¨®ricos, el estanque y la r¨ªa artificial con la peque?a caseta embarcadero, los templetes esparcidos por los jardines -apenas se pueden andar 100 metros en cualquier direcci¨®n sin encontrar un rinc¨®n concebido para el placer- est¨¢n rodeados de vallas met¨¢licas de protecci¨®n.A la izquierda del palacio, seg¨²n se le mira, se aprecia una fuerte puerta de hierro, muy oxidado. Es la entrada al refugio contra los bombardeos. Unas escaleras se hunden en la tierra, tuercen a la derecha en un segundo tramo y se llega a otra puerta, tambi¨¦n de hierro y mucho m¨¢s oxidada que la primera. A partir de ah¨ª se abre una extensa sucesi¨®n de pasillos galer¨ªas y habitaciones, algunas alargadas y estrechas como si sirvieran de dormitorios, otras m¨¢s amplias, lugares de reuni¨®n, cuartos de comunicaciones -el radiotelegrafista del cuartel del general Miaja sobrevivi¨® a la guerra y hoy es empleado municipal, jardinero en el Retiro.
El laberinto subterr¨¢neo que forman las galer¨ªas apenas puede visitarse hoy por la falta de iluminaci¨®n. En las paredes se ven a¨²n inscripciones ara?adas en el yeso, pero no es seguro que sean de la ¨¦poca de la guerra. Un peque?o habit¨¢culo con un peque?o fog¨®n -debi¨® ser una cocina- deja ver, bajo el suelo levantado, un pozo de agua clara. Huecos que contin¨²an en desag¨¹es hacia las entra?as de la tierra parecen indicar la situaci¨®n de lavabos y urinarios. El techo est¨¢ pintado de negro y los azulejos que cubren las paredes est¨¢n ennegrecidos por el polvo y la suciedad de a?os de soledad. Las historias que corren en torno al antiguo bunker lucubran con la existencia de un pasadizo secreto que lo enlazar¨ªa con las inmediaciones del aeropuerto de Barajas, la ¨²ltima v¨ªa de escape.
Lo ¨²nico que est¨¢ restaurado es la fachada principal del palacio, que se configura as¨ª como una especie de decorado. En cuanto se traspasa la puerta se aprecia el ruinoso estado de conservaci¨®n del edificio y la magnitud de los trabajos pendientes. Techos derruidos por completo, escaleras quejumbrosas y habitaciones interiores que por la falta de techumbre se han convertido en patios donde crecen las zarzas y conatos de higueras. El palacio ha sido utilizado a menudo para filmar pel¨ªculas. Hace a?os hubo un intento de convertirlo en hotel, para lo que se dividieron estancias amplias en otras m¨¢s peque?as, y hay momentos en que no se sabe exactamente si lo que se ve es un elemento original del edificio, obras realizadas en el intento del fracasado hotel o productos de alguna, mala, restauraci¨®n anterior.
"A¨²n no hemos inspeccionado a fondo todo el edificio", explican Margarita D¨ªaz-Andreu y Emilliilo L¨®pez-Galiacho, dos de los miembros del equipo de restauraci¨®n. "Parece que bajo el suelo del palacio existen recintos y habitaciones subterr¨¢neas, algunos inundados de agua".
Un jard¨ªn-museo
En una peque?a habitaci¨®n posterior la pared conserva todav¨ªa papeles confundidos con el yeso por efecto de la humedad en los que se pueden apreciar membretes oficiales y documentos expedidos por la Rep¨²blica. Hay una inscripci¨®n que habla de la guerra y otra que indica que all¨ª le cortaron el pelo al cero a un soldado de nombre horroso. Desde la terraza del palacio en ruinas se puede adivinar el esplendor, ya desaparecido, de la antigua finca del duque de Osuna, hoy cercenada para la construcci¨®n de la Alameda de: Osuna y del camping de la carretera de Barajas. Fuera del recinto cerrado por la tapia, se observa un edificio tambi¨¦n en ruinas, en otros tiempos alojamiento de los sirvientes.
Todo el parque y sus edificios y elementos ornamentales originarios, del siglo XVIII, se convertir¨¢n en un jard¨ªn museo cuando las obras de restauraci¨®n, hayan concluido, no antes de cuatro a?os. El palacio se utilizar¨¢ mientras tanto como una escuela de restauraci¨®n, en la que los alumnos, adem¨¢s de las clases te¨®ricas, podr¨¢n practicar en la propia restauraci¨®n del palacio y los jardines. Hay ya. un convenio firmado entre el Ayuntamiento y el Instituto Nacional de Empleo, por el que se ha contratado a 15 j¨®venes. La direcci¨®n del proyecto se ha encomendado al arquitecto Jos¨¦ Marl a P¨¦rez, y se ha nombrado una comisi¨®n. de control de las obras, formada por Carmen A?¨®n, Santiago Ani¨®n, Pedro de Navascu¨¦s y Salvador P¨¦rez Arroyo. El total de las obras ascender¨¢ a unos 1.000 millones.
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