Danza Invisible, con aliento

Danza Invisible no llen¨® la sala Universal quiz¨¢ porque estos tiempos futboleros perjudiquen la celebraci¨®n de conciertos, coincida o no la hora de los partidos, o porque sus seguidores pod¨ªan optar por un segundo d¨ªa de actuaci¨®n. Estos malague?os, profetas venerados en su tierra, no han rematado a¨²n el ¨¦xito repentino de sus comienzos. Han aguantado ,aprendido en ensayos, grabaciones y actuaciones y han calmado sus ¨ªmpetus m¨¢s j¨®venes.Han desarrollado la variedad endulzada del rock brit¨¢nico de finales de los setenta, que se contamin¨® de ritmo funky y de ciertos modos de glamour. Y han progresado ahora hacia la posible b¨²squeda de s¨ª mismos enzarzados en el dif¨ªcil meollo del rock espa?ol, pleno de esperanzas y desenga?os.

As¨ª, se preocupan de ofrecer un n¨ªtido sonido de conjunto, y en vivo anduvieron fijos en sus instrumentos, celosos de no despistar sus notas en otros tonos, principalmente en las canciones nuevas. Son los temas recientes m¨¢s elaborados y complicados de ejecutar, de manera que en directo se distinguen f¨¢cilmente de los antiguos, que suenan duros, r¨¢pidos y vivaces.

El grupo ya los domina y puede permitirse recuperar la espontaneidad, la fuerza inicial. De tal modo se portaron en canciones como Deprisa y el repertorio de los bises, y llegaron al ¨¢nimo de los espectadores. Antes hab¨ªan deleitado preferentemente sus o¨ªdos con composiciones brillantes del ¨²ltimo ¨¢lbum, M¨²sica de contrabando: Sin aliento y Agua sin sue?o.

Una canci¨®n perfecta

La primera es una canci¨®n perfecta, inspirada en el esquema m¨¢gico e infalible de los grandes ¨¦xitos de Holland, Dozier y Holland que otros tambi¨¦n han seguido (You can't hurry love, popular pieza motown, se corresponde con Maneater, de Hall and Oates, Prime-time lover, de Stevie Wonder, o recientemente Right between the eyes, de Wax).Es una base id¨®nea a la que Danza a?ade guitarras ac¨²stica rasga y el¨¦ctrica arpegiada de pop blanco distintas de aquellas m¨¢s sencillas de soul negro. Y la segunda, Agua sin sue?o, es una balada, tambi¨¦n con lejanas reminiscencias negras, que discurre clara y sensual.

La voz de Javier Ojeda se torna espl¨¦ndida de recursos y llen¨ªsima de melod¨ªa, y, eso s¨ª, en la fase de coros se escucha sola e insuficiente. Le sucede igual a otros muchos grupos espa?oles, muy reservados a la hora de preparar arreglos vocales de acompa?amiento.

La carrera de Danza Invisible ha pasado por tres firmas discogr¨¢ficas. Su anterior sello, Ariola, considerados poderosos, no se decidi¨® por el apoyo al minielep¨¦ Marat¨®n, de seis canciones completas y pegadizas, y en estos d¨ªas la banda andaluza merece ya la recompensa a su empe?o en corresponder con un aprendizaje serio a la inquietud briosa de sus primeros d¨ªas.

Tocan bien, y amigos, como Santiago Auser¨®n (Radio Futura), que les alent¨® con su voz en el ¨²ltimo n¨²mero, El club del alcohol, no les faltan a los componentes del conjunto. S¨®lo han de insistir.