Los sectores m¨¢s conservadores de Estados Unidos alaban la designaci¨®n del nuevo presidente del Tribunal Supremo
Los sectores m¨¢s conservadores de EE UU no ocultan su satisfacci¨®n. El presidente Ronald Reagan, en lo que los comentaristas; califican de la "acci¨®n m¨¢s decisiva de su mandato", ha designado para ocupar la presidencia del Tribunal Supremo al juez William Rehnquist. Se trata de un ardiente conservador que se opone al derecho al aborto y a la protecci¨®n especial de la Prensa en cuestiones de libertad de expresi¨®n y cree excesiva la interpretaci¨®n de la separaci¨®n entre Iglesia y Estado, sancionada hasta ahora por el Supremo.
Reagan ha elegido a un hombre con sus mismas credenciales ideol¨®gicas conservadoras, provocando la esperanza de los sectores m¨¢s reaccionarios de la sociedad norteamericana de que el alto tribunal pueda dar la vuelta a las decisiones m¨¢s liberales que adopt¨® en la d¨¦cada de los sesenta.William Rehnquist, un gigant¨®n con aspecto de profesor despistado, de 61 a?os, no podr¨¢, sin embargo, cambiar las cosas de la noche a la ma?ana cuando el Senado, si lo hace como se espera, confirme su nombramiento en sustituci¨®n de Warren Burger. Ya era uno de los nueve miembros vitalicios del alto tribunal,y su ascenso a la presidencia, junto con la llegada de un nuevo juez, Antonin Scalia. -tambi¨¦n un conservador sin fisuras-, no altera el equilibrio ideol¨®gico del tribunal, pero s¨ª refuerza notablemente su tendencia conservadora. Scalia, cat¨®lico y padre de nueve hijos, es el primer ¨ªtaloamericano que se sentar¨¢ en el Supremo. Aunque los movimientos feministas y defensores de los derechos civiles se lamentaron ayer del nombramiento de ambos, todav¨ªa hay cinco votos a favor y cuatro en contra del derecho constitucional de las mujeres al aborto.
?sta es la principal batalla que libran los ultraconservadores, que han visto c¨®mo desde la hist¨®rica legalizaci¨®n del aborto por la sentencia en el caso Roe contra Wade, de 1973, su presi¨®n social se iba reflejando en la gerontocracia del alto tribunal (cinco de los nueve jueces tienen m¨¢s de 75 a?os). La semana pasada, el todav¨ªa presidente, que ha renunciado al cargo para dedicarse a preparar el bicentenario de la Constituci¨®n, cambi¨® su voto favorable de 1973 y vot¨® en contra.
Los observadores estiman que Rehnquist ser¨¢ un l¨ªder mucho m¨¢s efectivo para la causa conservadora que Burger que, aunque tambi¨¦n conservador, era m¨¢s pragm¨¢tico y a veces votaba con los liberales.
Prosa jur¨ªdica brillante
Rehnquist, n¨²mero 1 de la promoci¨®n de 1952 en la facultad de Derecho de la universidad de Stanford y graduado en Ciencias Pol¨ªticas por dicha universidad y por Yale, es conocido por su gran capacidad intelectual y la brillantez de su prosa jur¨ªdica. Sostiene opiniones marcadamente conservadoras sobre los m¨¢s importantes temas sociales y legales de EE UU. Ya cuando le design¨® Nixon como juez del Supremo, en 1971, Rehnquist interpret¨® su nombramiento como un contrapeso a la tendencia liberal del tribunal, presidido entonces por Earl Warren.Su antiprogresismo qued¨® muy claro cuando, siendo ayudante de un juez del Supremo, escribi¨® un memor¨¢ndum en el que afirm¨® que la segregaci¨®n escolar "era correcta y deb¨ªa ser reafirmada".
Para Rehnquist, los manifestantes de los sesenta contra la guerra de Vietnam eran los "nuevos b¨¢rbaros", y en 1977 disinti¨® de una sentencia del Supremo que declar¨® inconstitucional una ley del Estado de Nueva York que penaba la venta de anticonceptivos a menores de 16 a?os. En asuntos criminales, seg¨²n las estad¨ªsticas, ha votado en m¨¢s ocasiones en contra de los acusados y a favor de la polic¨ªa, y es partidario de limitar los derechos de los sospechosos.
Rehnquist, que fue hospitalizado en 1982 por los problemas derivados de una lesi¨®n de la espalda, une a su perfil conservador un talante muy simp¨¢tico y capaz de congeniar con sus colegas, lo que reforzar¨¢ su capacidad de liderazgo. Aunque no cuadra muy bien con su personalidad, Rehnquist, junto con Scalia, es habitual cada mes de una partida de p¨®quer. El nuevo presidente designado del Supremo est¨¢ escribiendo un libro sobre la instituci¨®n y su experiencia como juez.
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