Las elecciones auton¨®micas de Andaluc¨ªa
EL DOMINGO pr¨®ximo coinciden las elecciones a las Cortes generales con las votaciones auton¨®micas andaluzas. Son dos convocatorias de distinto rango pero necesariamente relacionadas entre s¨ª. Existen, con todo, particularidades en esta autonom¨ªa que merecen analizarse separadamente. Andaluc¨ªa ha jugado un papel espec¨ªfico en la construcci¨®n del Estado democr¨¢tico configurado en la Constituci¨®n de 1978, y la renovaci¨®n de su Parlamento tiene un significado preciso en el panorama pol¨ªtico espa?ol. Oportuno es recordar que el actual partido en el Gobierno dio un paso decisivo en su constituci¨®n como alternativa de poder al capitalizar en su provecho la clamorosa derrota del centrismo en el refer¨¦ndum andaluz de febrero de 1981 y mediante el cual esta autonom¨ªa se equiparaba a las nacionalidades hist¨®ricas.Puede que por este hecho -y tambi¨¦n por la procedencia de buena parte de la actual c¨²pula dirigente socialista- todo lo que viene sucediendo de Despe?aperros para abajo sea abordado con una visi¨®n pol¨ªtica singular. La implantaci¨®n del poder socialista en Andaluc¨ªa es abrumadora. El PSOE gobierna la Junta, todas las diputaciones -con la excepci¨®n de la de Granada- y la inmensa mayor¨ªa de los ayuntamientos de las capitales de provincia y ciudades importantes. La cita con las urnas constituye, en consecuencia, un riesgo para el PSOE, al que le es ya bastante dif¨ªcil mejorar sus posiciones. Teniendo esto en cuenta puede explicarse mejor el empe?o de los dirigentes socialistas por hacer concidir estas elecciones auton¨®micas con los votaciones a Cortes.
Pero hay m¨¢s riesgos para el partido socialista. Durante la primera legislatura andaluza se produjo la dimisi¨®n de Rafael Escuredo. El actual presidente, Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla, no ha tenido oportunidad de calibrar su aceptaci¨®n en las urnas y el apoyo que reciba es una inc¨®gnita. La dimisi¨®n del anterior presidente andaluz puso fin a las expectativas de un l¨ªder con carisma popular, pero sirvi¨® probablemente para quirae de matices folcl¨®ricos a la Administraci¨®n regional.
Las elecciones auton¨®micas llegan a un cuerpo social especialmente castigado por el ajuste econ¨®mico. Los intentos del poder por introducir reformas en el sistema de la propiedad de la tierra, sector b¨¢sico y fundamental en esta econom¨ªa, han quedado paralizados, de momento, por los tribunales. Complementariamente, las grandes empresas p¨²blicas, bolsas de prosperidad en otro tiempo, constituyen hoy impresionantes mausoleos que engordan los n¨²meros rojos del sector p¨²blico. Con una tasa oficial de paro del 31,61% de la poblaci¨®n activa, la sociedad presenta s¨ªntomas de desintegraci¨®n.
Frente a la pol¨ªtica reformista de los socialistas, que ocupan un amplio sector de las simpat¨ªas de la izquierda y la gran mayor¨ªa del centro pol¨ªtico, la opci¨®n de la derecha representada por Coalici¨®n Popular no ha sabido aprovechar en su beneficio el desgaste del poder y la erosi¨®n generada por los perjuicios derivados del ajuste econ¨®mico espa?ol. Las encuestas parecen augurar un avance del candidato Hern¨¢ndez Mancha, pero el acceso al poder se presenta todav¨ªa como una hip¨®tesis inveros¨ªmil. Los votos cosechados por la extinta UCD en 1982 se reparten entre el Centro Democr¨¢tico y Social de Su¨¢rez, el Partido Reformista y el Partido Andalucista, sin que las previsiones permitan suponer que alcancen papeles significativos en el reparto de esca?os.
La principal inc¨®gnita, sin embargo, se presenta con la candidatura de Izquierda Unida, que aun siendo la misma extra?a mezcla de elementos que concurre a las legislativas, cuenta con posibilidades de obtener unos reultados bastante m¨¢s brillantes que en el resto de Espa?a, fundamentalmente merced al prestigio personal de su candidato a la presidencia de la Junta, Julio Anguita.
Incluso si los socialistas cosechasen peores resultados en los comicios regionales que en los de las legislativas, no parece que est¨¦ en peligro su hegemon¨ªa, ni, por tanto, que vaya a variar sustancialmente el modelo de gobierno ensayado en esa autonom¨ªa, como prefiguraci¨®n del que tal vez apliquen a la naci¨®n.
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