El nuevo mapa pol¨ªtico
LA APARICI?N del Centro Democr¨¢tico y Social como grupo parlamentario, el fracaso de la operaci¨®n reformista, el fortalecimiento de las posiciones del nacionalismo catal¨¢n, la radicalizaci¨®n del vasco y la debilidad de los grupos a la izquierda del PSOE son las noticias del nuevo mapa electoral tras las elecciones del domingo.La estabilidad de votos de Coalici¨®n Popular proporciona una nueva imagen de las dificultades de la derecha espa?ola: la del estancamiento o de la circularidad viciosa. Fraga y su coalici¨®n est¨¢n donde estaban hace cuatro a?os, pero con cuatro a?os m¨¢s. El ¨²ltimo sue?o de Fraga, que estar¨¢ cerca de los 70 a?os dentro de cuatro, es el ejemplo de Adenauer y Reagan. Pero el de sus socios debe de ser el de su sustituci¨®n por un l¨ªder que pueda. despegar del actual techo electoral, o encabezar una operaci¨®n que consiga aglutinar al centro derecha. Operaci¨®n en la que pesar¨¢n las probables fisuras en la coalici¨®n. El problema es que Fraga tiene un techo, desde luego, pero tambi¨¦n tiene un suelo: hay quien no le votar¨¢ jam¨¢s, pero posee millones de fieles en el voto. Con lo que es dif¨ªcil, por no decir imposible, que llegue a gobernar, pero tambi¨¦n es in¨²til querer prescindir de ¨¦l contra su voluntad. La resurrecci¨®n del CDS complica a¨²n m¨¢s las cosas. Coalici¨®n Popular podr¨ªa plantear una apertura hacia el centro en el caso de que la operaci¨®n Roca hubiera funcionado. Pero lo que tiene CP en esta direcci¨®n es un partido nucleado en torno a un pol¨ªtico de atractivo popular, caracterizado por la desconfianza que suscita en la banca, el ej¨¦rcito y la Iglesia, fuerzas articuladas con CP.
Converg¨¨ncia i Uni¨® ha fracasado en su intento de convertirse en eje del centrismo. La derrota de Roca deja en la casa de empe?os su imagen y plantea, adem¨¢s de un problema econ¨®mico espinoso, algunos detalles de reajuste de la l¨ªnea de intervenci¨®n en Madrid. El Gobierno catal¨¢n se vio sometido a una remodelaci¨®n que permiti¨® soltar a Maci¨¤ Alavedra para encabezar la Minor¨ªa Catalana, con el prop¨®sito optimista de contar con Roca como portavoz del PRD. Ahora CiU tendr¨¢ que recolocar a su presidenciable derrotado. Aunque la coalici¨®n nacionalista ha progresado sustancialmente en las cuatro circunscripciones catalanas, la sensaci¨®n de arrinconamiento y de falta de fuerzas para acometer una pol¨ªtica de dimensi¨®n estatal es tanto mayor cuanto de que siquiera ha sido posible, en Catalu?a, romper la regla que predice victorias socialistas en las elecciones generales y nacionalistas en las auton¨®micas. Con esta confirmaci¨®n, no es descartable la tentaci¨®n de proyectar el error propio sobre las espaldas ajenas, traduciendo los votos negados al PRD como rechazo espa?ol a Catalu?a.
La cuesti¨®n vasca
En la comunidad aut¨®noma vasca, los resultados del domingo reflejan, ante todo, la existencia de una redistribuci¨®n del voto nacionalista entre las diferentes opciones (PNV, Herri Batasuna, Euskadiko Eskerra) que integran dicha corriente. Respecto a 1982, el PNV pierde unos 85.000 votos, mientras que Herri Batasuna gana 21.000, y Euskadiko Ezkerra, casi 7.000. En conjunto, las fuerzas nacionalistas pierden unos 55.000 votos. Las razones del retroceso del PNV son diversas, pero todos los factores en consideraci¨®n. guardan relaci¨®n con la crisis interna de dicho partido, consecuente a la destituci¨®n de Garaikoetxea. Parece razonable pensar que la abstenci¨®n ha perjudicado particularmente al PNV, dado el desconcierto que su crisis interna ha sembrado, no ya entre sus afiliados, sino entre el electorado potencial. Ese mismo desconcierto ha podido favorecer la fuga del, segmento radical del electorado peneuvista hacia HB, lo que parece evidente en Navarra y m¨¢s que probable en Guip¨²zcoa. Tambi¨¦n es razonable, suponer que la crisis interna ha sido determinante en la inclinaci¨®n de los j¨®venes electores nacionalistas hacia las otras dos opciones, HB y EE.
El crecimiento de HB es m¨¢s preocupante por su significaci¨®n de cara a la convivencia que por su entidad. Dobla el n¨²mero de esca?os en la comunidad aut¨®noma y obtiene uno en Navarra, pero su aumento de votos supone un incremento de menos de tres puntos respecto a 1982. HB recoge el 17,6% de los votos de la comunidad aut¨®noma (y el 16,4% incluyendo Navarra). Su tope m¨¢ximo, en abril de 1979, fue del 18,5%. Sigue siendo la tercera fuerza pol¨ªtica de Euskadi, a distancia del PSEPSOE (26,4%) y del PNV (27,9%). Es posible que su ¨¦xito electoral otorgue a la direcci¨®n de HB la autoridad moral necesaria para atreverse a imponer a ETA el silencio de las armas, condici¨®n imprescindible, a su vez, para que las muy moderadas expectativas abiertas por las conversaciones con el PNV puedan conducir a resultados concretos. La presencia de los diputados abertzales en el Parlamento contribuir¨ªa a la puesta en marcha de ese proceso. Los resultados de IU
Despu¨¦s de cuatro a?os de gobierno socialista, uno de los resultados que parec¨ªa l¨®gico prever era el resurgimiento de un polo de izquierda capaz de expresar la decepci¨®n sentida por votantes del PSOE en 1982 y de recoger una opini¨®n a la izquierda de ese partido, que pareci¨® expresarse, en buena parte, en el no a la OTAN en el refer¨¦ndum. Izquierda Unida se ha quedado bastante lejos de ese objetivo. A primera vista, parece que la presencia de siete diputados de IU, en lugar de los cuatro que ten¨ªa el PCE en el Congreso anterior, supone un crecimiento considerable. Pero las cifras de votos indican un avance mucho m¨¢s modesto. El PSOE ha perdido aproximadamente 1.250.000 votos, pero s¨®lo una parte peque?a parecen haber ido a IU. Incluso, si se suman los votos de IU y los de Unidad Comunista de Carrillo, se llega a una cifra de 1.115.000, cuando el PCE en 1982 alcanz¨® ¨¦l solito 865.000 votos.
Parece obvio que la inmensa mayor¨ªa de espa?oles que votaron no a la OTAN, casi 6.900.000, han escogido otras opciones electorales. Por otro lado, no se ha aclarado todav¨ªa de qu¨¦ forma los siete diputados de IU, que no podr¨¢n tener grupo propio, responder¨¢n ante los partidos de IU, PASOC, Carlista, Humanista, Izquierda Republicana, que no tienen representantes en el Congreso. Ello pondr¨¢ a prueba la posibilidad de realizar una labor parlamentaria cohesionada, sin desmentir un proyecto que se ha presentado, de cara a las masas, con altas dosis de voluntarismo.
El problema quiz¨¢ m¨¢s grave es la contradicci¨®n que est¨¢ en el trasfondo de la pol¨ªtica del PCE en el ¨²ltimo per¨ªodo: por un lado, se ofrece una imagen renovadora, audaz, plasmada en la heterogeneidad de los partidos agrupados en IU. Pero a la vez los pasos para rehacer la unidad comunista se caracterizan por un retorno a lo tradicional, En ese orden, no parece que las elecciones del domingo signifiquen un avance efectivo para resolver el problema de recuperar el espacio comunista en la pol¨ªtica espa?ola.
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