El Reino Unido, la República Federal de Alemania y Portugal dificultan la adopción de medidas contra Suráfrica
El Consejo Europeo de jefes de Estado y de Gobierno de los 12 países miembros de la Comunidad Europea se abrió ayer en La Haya, y volvió a reflejar discrepancias internas acerca de las medidas contra Suráfrica. El Reino Unido, la República Federal de Alemania y Portugal pusieron una vez más en tela de juicio la utilidad de sancionar económicamente al régimen del apartheid. El presidente del Gobierno espa?ol, Felipe González, hizo una propuesta para tratar de desbloquear el debate.
Queremos provocar", dijo el portavoz alemán occidental, "la evolución pacífica. en ese país, no una revolución". Frente a los tres países más reticentes, tres peque?os miembros de la CE, Irlanda, Dinamarca y Holanda, sostienen posturas más radicales sobre la necesidad de castigar al régimen surafricano, mientras Espa?a y los demás mantienen puntos de vista intermedios y hacen especial hincapié en llegar ante todo a un acuerdo entre los doce que los primeros mandatarios podrían acaso alcanzar hoy.A pesar de su escepticismo ante las sanciones, el Gobierno de Bonn sugirió que si se llegaban finalmente a adoptar deberían englobar el uranio, una de las principales exportaciones surafricanas. Esta inclusión perjudicaría especialmente a París, cuyas centrales nucleares figuran entre los primeros clientes de ese mineral surafricano.
Los ministros de Asuntos Exteriores se reunieron primero brevemente en la ma?ana de ayer en la capital holandesa dos horas antes de que se inaugurase la cumbre, justamente para esforzarse por poner a punto el famoso compromiso comunitario. Ese primer intento fracasó, según manifestaron portavoces de varias delegaciones.
La presidencia holandesa de la reunión había presentado un borrador de acuerdo en el que proponía unas medidas llamadas negativas, que incluían la suspensión de las importaciones por los doce de frutas y hortalizas, vino, monedas de oro, carbón, hierro y acero surafricanos y la interrupción de los vuelos europeos a Johanesburgo y Ciudad del Cabo.
Junto a estas medidas figuraban también tres disposiciones positivas: ayuda para los 60.000 chabolistas de Crossroad, asistencia jurídica a las víctimas del estado de emergencia y creación de un fondo europeo, provisto inicialmente con 10 millones de ECU (unidad de cuenta europea, unos 1.360 millones de pesetas), a través del cual se canalizarían las donaciones.
Estas medidas serían notificadas por los Gobiernos europeos a los dirigentes de la comunidad negra, lo que supone una deferencia hacia la oposición antiapartheid y un gesto de desafío de cara al régimen de Pretoria.
La propuesta espa?ola, de acuerdo con las informaciones facilitadas por fuentes italianas, sugiere que, para resolver las divergencias, los doce alcancen un primer comopromiso sobre la lista de sanciones, comprometiéndose a aplicarlas únicamente en una segunda etapa. ?sta, según declaró González esta madrugada, entraría en vigor si a principios de agosto, tras la próxima reunión de la Commonwealth, no no se observaran gestos de buena voluntad por parte de Pretoria. Gestos apreciados serían la liberación del líder antiapartheid Nelson Mandela y el establecimiento de un diálogo entre el poder blanco y la oposición de color. "Se trata de ladrar primero", explicó un diplomático europeo, "para después morder". Las reticencias alemanas y británicas inducen, sin embargo, a sospechar que el compromiso no será aceptado, según reconoció el presidente espa?ol ante -la Prensa. .
Felipe González calificó de "extra?o" el ambiente del debate sobre Suráfrica. Insistió, sin embargo, en que era necesario que la cumbre europea diera "un paso claro y común a propósito de las medidas que se deben tomar contra el régimen de Pretoria".
Las reticencias del Reino Unido y la RFA a la adopción de sanciones se explican ante todo porque ambos países son los que mantienen un mayor volumen de intercambios comerciales con Suráfrica, donde sus empresas cuentan también con importantes intereses.
Las reservas de Portugal son, en cambio, achacables a que más de medio millón de personas de origen portugués residen en ?frica del Sur.
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