80 pirag¨¹istas participan durante cuatro d¨ªas en el Primer Descenso Popular del Tajo
Alrededor de 80 esforzados pirag¨¹istas cubrir¨¢n hoy los 21 kil¨®metros de recorrido -Villamanrique de Tajo-Puente de Villarrubia- de la segunda etapa de las cuatro que conforman el Primer Descenso Popular del Tajo, desde Fuentidue?a de Tajo, donde comenz¨® el descenso el jueves, hasta Aranjuez. La traves¨ªa tiene como objetivos la diversi¨®n de los participantes, la pr¨¢ctica de los deportes ecologistas y propiciar el conocimiento del padre de los r¨ªos de la regi¨®n.
Pedro Mora, alcalde de Fuentidue?a, habl¨® desde el balc¨®n del Ayuntamiento de la relaci¨®n vivencial de los ribere?os con el r¨ªo, de su tristeza al ver las aguas contaminadas y muertas, y de la urgencia de que el Tajo vuelva a ser lo que ha sido, una fuente de riqueza para los pueblos de sus m¨¢rgenes y de solaz para sus habitantes.Tras los discursos, la acci¨®n. Uno de los primeros participantes que se lanz¨® al agua fue Manuel Fern¨¢ndez, director general de la Juventud de la Comunidad de Madrid y habitual participante en las competiciones que ¨¦l mismo organiza; en este caso, en colaboraci¨®n con los tres ayuntamientos citados y la Federaci¨®n de Pirag¨¹ismo, que aport¨® las embarcaciones y los chalecos salvavidas, una precauci¨®n complementaria, puesto que el ¨²nico requisito realmente imprescindible exigido a los participantes era el de saber nadar.
Los pirag¨¹istas estaban protegidos por una dotaci¨®n de bomberos y un m¨¦dico, que cerraban el descenso a bordo de tres Zodiac a motor. No hubo incidentes que lamentar. Como mucho, la falta de pericia de algunos de los pirag¨¹istas y los consiguientes chapuzones que sufrieron, o disfrutaron, porque el calor del d¨ªa era agobiante.
Los miembros del club de pirag¨¹istas de Fuentidue?a, mejores conocedores del r¨ªo, se ocuparon de marcar la ruta, se?alar los escasos puntos que implicaban un m¨ªnimo riesgo y explicar al resto de los pirag¨¹istas las vicisitudes y las agresiones sufridas por el Tajo de la mano del hombre. As¨ª, salieron a colaci¨®n desde la fuerte contaminaci¨®n producida por la mina de Villarrubia, que vierte directamente al r¨ªo su depuraci¨®n una treintena de kil¨®metros antes de Aranjuez, hasta la historia de aquel propietario que por sorpresa, y hace bastantes a?os, coloc¨® cargas de explosivos y vol¨® parte de la ribera con la intenci¨®n de cambiar el curso del r¨ªo y a?adir a sus tierras la zona desecada, sin conseguirlo.
Los ba?os
De cuando en cuando, los pirag¨¹istas m¨¢s adelantados se daban un ba?o mientras esperaban a los menos expertos. No hab¨ªa prisa ninguna. Se trataba s¨®lo de conocer el r¨ªo, la vida que se nutre de ¨¦l y pasarlo bien.El jueves, bajo la calima, el r¨ªo bajaba en silencio y los pirag¨¹istas pudieron contemplar las evoluciones de las ¨¢guilas, los s¨²bitos vuelos de patos azulones (los m¨¢s numerosos pobladores del Tajo), y pollas o serpientes de agua, que tambi¨¦n abundan. La vega del Tajo es el h¨¢bitat de una fauna muy variada, amenazada por el uso de herbicidas y pesticidas.
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