Sierra rica, sierra pobre
La zona oeste de la regi¨®n madrile?a espera la oleada de veraneantes, mientras los pueblos del norte combaten su despoblaci¨®n
Los poco m¨¢s de 40 habitantes de La Hiruela, el municipio menos poblado de la regi¨®n madrile?a viven apaciblemente de espaldas al progreso. Sin embargo, hay en ellos una preocupaci¨®n latente "?Qu¨¦ ser¨¢ del pueblo dentro de 10 a?os?". Y su pregunta tiene una respuesta rotunda en un solo dato: su principal fuente de ingresos son las pensiones por jubilaci¨®n (el 50% de la poblaci¨®n sobrepasa los 65 a?os).La luz, el agua, el tel¨¦fono y los visitentes ocasionales tienen que superar tortuosos caminos para llegar a La Hiruela. En invierno, durante las nevadas, el pueblo queda varios d¨ªas aislado. Todo su contacto con el exterior se reduce entonces a una cabina p¨²blica de tel¨¦fonos, clavada como un monumento en la plaza principal del pueblo y al pajar que alberga el solitario tel¨¦fono por el que se reciben las llamadas. A partir de ese momento comienza a funcionar el rudimentario sistema boca a oreja para encontrar al destinatario.
La Hiruela es un caso extremo. Pocos pueblos se encuentran en una situaci¨®n comparable. Sin embargo, al menos una decena de municipios de la sierra norte sufren la misma amenaza de desaparici¨®n a medio plazo. En los ¨²ltimos 15 a?os, el v¨¦rtice septentrional de la regi¨®n ha perdido cerca del 20% de su poblaci¨®n que ronda actualmente los 13.000 habitantes. La densidad media de la zona es de 11,5 habitantes por kil¨®metro cuadrado, en claro contraste con las cifras globales de la regi¨®n de Madrid, con 601 habitantes por kil¨®metro cuadrado.
A poco m¨¢s de 100 kil¨®metros, Guadarrama se prepara para multiplicar por seis o siete su poblaci¨®n habitual, cercana a los 7.000 habitantes. Guadarrama, como todos los pueblos de la sierra oeste, cambia de cara los domingos con la afluencia masiva de madrile?os que huyen de la ciudad. Y el verano, a modo de fin de semana eterno, ocasiona un problema tras otro: faltan m¨¦dicos, el medio natural sufre todo tipo de agresiones, los servicios municipales se quedan cortos...
Para Miguel Al¨¢ez, alcalde popular de Guadarrama, el calificativo de sierra rica no deja de ser un t¨®pico: "La avalancha tur¨ªstica no es la panacea de? pueblo; es m¨¢s, sirve para esconder otros problemas". Al¨¢ez se lamenta de la insuficiencia de los recursos m¨¦dicos -"que el Ayuntamiento tiene que reforzar por su cuenta los fines de semana"- o de la paralizaci¨®n del proyecto para crear un instituto de ense?anza media en el pueblo y satisfacer as¨ª las demandas de una creciente poblaci¨®n joven.
Seg¨²n datos de la Direcci¨®n General de Turismo de la Comunidad de Madrid, el ¨¦xodo urbano hacia la sierra se aproxima en verano al medio mill¨®n de madrile?os. Algunos pueblos de la sierra oeste llegan a multiplicar su poblaci¨®n habitual por cifras superiores a 10. En la sierra norte, la poblaci¨®n se triplica en el mejor de los casos.
La llamada del oeste
Si la carretera de La Coru?a es algo as¨ª como la llave que abre las puertas de las localidades del oeste, la carretera de Burgos, que serpentea la sierra norte, traza la l¨ªnea imaginaria del desarrollo y la riqueza. A sus pies crecieron pueblos como La Cabrera, Buitrago del Lozoya o Somosierra.
El subdesarrollo en la zona norte parece ir en proporci¨®n directa con la distancia con respecto a la carretera de Burgos. S¨®lo pueblos como Rascafr¨ªa, Lozoya, Bustarviejo o Torrelaguna han escapado al maleficio. Mientras tanto, una encrucijada de carreteras en deficiente estado hace interminables las distancias entre las localidades del margen oriental.
El ferrocarril sigue ignorando tambi¨¦n esta ¨²ltima zona. Al otro lado de la carretera de Burgos cuatro trenes de cercan¨ªas -dos en cada sentido- cubren la l¨ªnea Madrid-Riaza (Segovia). El goteo de pasajeros en las estaciones de la sierra norte es cada vez menor por encima de Miraflores de la Sierra. En la sierra oeste, sin embargo, se hace necesario reforzar el servicio de cercan¨ªas para satisfacer la demanda creciente en estas fechas. Un total de 52 trenes -26 en cada sentido- cubren a diario la ruta Madrid-El Escorial. Por otra parte, las propias estaciones han dado pie a la creaci¨®n de n¨²cleos urbanos, que forman barrios con su propia fisonom¨ªa dentro o fuera de los pueblos.
El transporte p¨²blico tambi¨¦n es determinante. El autob¨²s de l¨ªnea que cubre una vez al d¨ªa el trayecto Madrid-Montejo de la Sierra tarda cerca de dos horas y media en recorrer 90 kil¨®metros por carreteras cuyo ancho apenas permite el paso
Sierra rica, sierra pobre
de dos veh¨ªculos al mismo tiempo. El mismo autob¨²s s¨®lo llega a La Hiruela una o dos veces por semana, en funci¨®n de la demanda. Los principales pueblos de la sierra oeste cuentan, sin embargo, con autobuses de l¨ªnea que llegan a Madrid aproximadamente en 45 minutos. En Guadarrama, por ejemplo, salen con una, frecuencia horaria desde primeras horas de la ma?ana.El camino hacia la sierra rica se convierte en un mosaico interminable de tejados anaranjados que sobresalen entre las copas de pinos y encinas. La carretera de La Coru?a. es una sucesi¨®n de viviendas y segundas residencias. El chal¨¦ en la sierra -la sierra rica, por supuesto- se ha convertido en los ¨²ltimos 20 a?os en el objetivo predilecto de la clase media-alta. Las urbanizaciones, en ocasiones ilegalmente, han crecido al amparo de la falta de planes de ordenaci¨®n urban¨ªstica.
Los montes de la sierra norte, sin embargo, presentan por lo general una desnudez sorprendente. Las edificaciones de nueva construcci¨®n brillan por su ausencia. Los pueblos muestran a¨²n un sabor rural que la Consejer¨ªa de Ordenaci¨®n del Territorio, Vivienda y Medio Ambiente pretende preservar. Sus directrices van encaminadas m¨¢s hacia la ocupaci¨®n de viviendas vac¨ªas y rehabilitaci¨®n de construcciones que a propiciar un crecimiente, semejante al de la sierra oeste.
Los alcaldes del margen oriental de la sierra norte reconocen la ayuda prestada por la Comunidad de Madrid, pero se lamentan de unas medidas "que pueden estrangular el crecimiento de los pueblos". Carlos Hern¨¢n, alcalde independiente de Montejo de la Sierra, explica la situaci¨®n peculiar de estos pueblos: "Las viviendas que est¨¢n vac¨ªas entre semana las suelen ocupar los familiares de los habitantes del pueblo o la gente que viv¨ªa antes aqu¨ª. Las pocas viviendas que quedan vac¨ªas, o est¨¢n en muy mal estado o se piden por ellas precios desmesurados". "Como no se nos concede la ampliaci¨®n del casco urbano", a?ade Hern¨¢n, "nadie compra unas parcelas sobre las que no puede construir. El precio del metro cuadrado fuera del casco urbano llega a alcanzar las cuatro pesetas".
Asistencia m¨¦dica
La insuficiencia de recursos para garantizar la asistencia m¨¦dica a los veraneantes es quiz¨¢ el problema m¨¢s grave con el que se encuentran los pueblos de la sierra rica. Aunque para este verano est¨¢ prevista la entrada en funcionamiento de un centro de urgencias en Guadarrama, varios pueblos han tomado la iniciativa de implantar un sistema rotativo de m¨¦dicos de guardia y han solicitado a la Seguridad Social un m¨¦dico de refuerzo.
Teresa S¨¢nchez Mozo, responsable de atenci¨®n primaria y promoci¨®n de salud de la Comunidad de Madrid, explica las actuaciones regionales en materia de asistencia sanitaria: "Se ha dividido Madrid en m¨¢s de 200 zonas b¨¢sicas de salud, de la cuales 34 son rurales. Cada zona tiene un centro de salud, situado en una localidad elegida como cabecera de zona. Por otra parte, se sigue pasando consulta en los pueblos, aunque los m¨¦dicos de guardia est¨¢n en los centros de salud".
Los 25 municipios del margen oriental de la sierra norte tienen su cabecera de zona en Buitrago. All¨ª est¨¢ ahora el m¨¦dico de guardia que antes hac¨ªa turnos rotatorios por varios pueblos. En Montejo de la Sierra, a 11 kil¨®metros de Buitrago, sigue pasando consulta diaria una doctora. Los habitantes de la zona, sin embargo, echan de menos la figura tradicional del m¨¦dico, que rivalizaba en popularidad con el cura y el maestro. "Muchos desconf¨ªan del tratamiento que le pueden dar aqu¨ª y van directamente a Madrid", comenta un lugare?o.
Lo mismo sucede en muchas ocasiones en la sierra oeste. Los madrile?os que pasan all¨ª el verano prefieren bajar a Madrid, antes que ser atendidos en un centro de salud. La Comunidad de Madrid tiene que contar con estos y otros inconvenientes a la hora de planificar la atenci¨®n m¨¦dica en la sierra.
Los destrozos causados por la invasi¨®n estival se han dejado sentir ya en la sierra oeste a modo de advertencia. El acotamiento de las zonas de acampada, el corte de los accesos a partes altas de los montes y otras medidas preventivas, parecen insuficientes en lugar¨¦s como Cercedilla y La Pedriza, en el parque de la cuenca alta del r¨ªo Manzanares.
La amenaza perpetua de los incendios afecta por igual a toda la sierra madrile?a. El alarmante crecimiento en la superficie quemada el a?o pasado -m¨¢s de 12.000 hect¨¢reas- ha obligado a reforzar este a?o las medidas de prevenci¨®n y,extinci¨®n de incendios. Bajo el lema Respete las reglas del fuego, la campa?a de este a?o pondr¨¢ especial ¨¦nfasis en la informaci¨®n al p¨²blico. Seg¨²n un estudio de la Comunidad de Madrid, m¨¢s de un 90% de los incendios tienen su origen en negligencias o descuidos de las personas que visitan los montes.
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