En tiempos de dificultad ...
Izquierda Socialista ha intentado el mantenimiento no ret¨®rico en el Partido Socialista Obrero Espa?ol de sus inequ¨ªvocas se?as de identidad, sin perjuicio del desarrollo por ¨¦ste de una acci¨®n pol¨ªtica realista y posibilista, encaminada a la defensa de los intereses de los grupos sociales m¨¢s injustamente tratados y desprotegidos econ¨®mica, pol¨ªtica y culturalmente.Tras una larga experiencia, con sus l¨®gicos errores y aciertos, comprueba que a su pretensi¨®n de profundizaci¨®n de la democracia interna, la direcci¨®n del partido ha respondido, desgraciadamente, con una din¨¢mica e mayor recelo, concentraci¨®n de poder y jerarquizaci¨®n, y, a nuestro juicio, con una evidente confusi¨®n de los papeles correspondientes al partido como tal, que han quedado subsumidos en el Gobierno y hasta con el intento de trasladar esta situaci¨®n a las relaciones con el sindicato, haciendo tanto del partido como del sindicato correas de transmisi¨®n de la acci¨®n del Gobierno.
Las posiciones mantenidas desde su aparici¨®n, en 1979, por Izquierda Socialista sobre la concepci¨®n del partido, equivocadas o no, no han resultado seriamente contempladas ni como hip¨®tesis de debate. An¨¢logamente ha ocurrido con el intento de influencia en los objetivos de cualquier ¨¢rea pol¨ªtica, econ¨®mica, social y, sobre todo, en el campo del desarrollo de las libertades c¨ªvicas y pol¨ªticas, para la vertebraci¨®n de una activa y participativa sociedad civil, inerme y acr¨ªtica.
Dese¨¢bamos con este esfuerzo, y con nuestra presencia proporcional en ¨®rganos deliberantes, mantener un debate pol¨ªtico, contribuir a suscitar en el seno del PSOE y de la sociedad la preocupaci¨®n por el enfoque pol¨ªtico, no exclusivamente electoral-burocr¨¢tico o tecnocr¨¢tico, de los problemas, fundamentalmente desde la perspectiva de la sensibilidad y de la solidaridad, hacia y con las cuestiones reales por encima de los macroconceptos y las macromagnitudes, muchas veces vac¨ªas o falseadoras, para alcanzar as¨ª la integraci¨®n de todas las perspectivas en el partido, sin discriminaci¨®n ideol¨®gica o pol¨ªtica, en desarrollo de la filosof¨ªa de la diversidad de aportaciones en una organizaci¨®n con vocaci¨®n de ampl¨ªo espectro, que va desde el socialiberalismo hasta el socialismo radical, de profunda tradici¨®n hist¨®rica en el PSOE.
Profundas brechas
Al contrario de lo que se esperaba, y bien sea ello debido a la insuficiencia en el desarrollo de lo que la concepci¨®n de un partido de corrientes supone, o al rechazo de esta din¨¢mica, manifestado por un preeminente sector de los dirigentes, se han generado unas tensiones y desvelado unas contradicciones que han abierto profundas brechas y que exigen un sopesado an¨¢lisis, lamentablemente enturbiado por inhabilidades rec¨ªprocas.
La tensi¨®n pol¨ªtica que nace objetivamente de la diferente consideraci¨®n de los problemas, que debe ser planteada y resuelta dial¨¦cticamente, ha llegado a trasladarse desde la direcci¨®n del partido al terreno de la descalificaci¨®n, con evidente deterioro de la relaci¨®n humana, viendo en el contradictor un enemigo a quien eliminar, por toda clase de medios, queriendo resolver dicha tensi¨®n pol¨ªtica con una dram¨¢tica llamada en defensa del poder, que se presume en peligro por mantener opiniones distintas.
Los motivos de preocupaci¨®n antes percibidos, pero que se pusieron de manifiesto en el 28? congreso, se reiteran en el posterior congreso extraordinario nacido de aqu¨¦l, y que se han repetido a lo largo de los sucesivos congresos, no s¨®lo no han desaparecido, sino que han adquirido carta de naturaleza en cuanto a la concepci¨®n que la organizaci¨®n tiene e impone la direcci¨®n, apoy¨¢ndose en sistemas de representaci¨®n y obtenci¨®n de la voluntad militante, bastante defectuosos.
El intento por parte de Izquierda Socialista de contribuir al quehacer com¨²n sobre la base de la colaboraci¨®n, iniciado en su d¨ªa a trav¨¦s de la esperanzadora conferencia de la organizaci¨®n, aun siendo bien restrictivos sus m¨¢rgenes, ni ha sido asumido por la direcci¨®n del partido ni por la mayor¨ªa de las direcciones en las respectivas ¨¢reas auton¨®micas o de la nacionalidad, hasta llegarse al extremo, en el proceso relativo al ¨²ltimo refer¨¦ndum, de negar a Izquierda Socialista el derecho a expresar sus posiciones pol¨ªticas diferenciadoras, silenci¨¢ndolas en el interior y proscribi¨¦ndolas hacia el exterior del partido, para volear finalmente sobre ella y sus miembros toda clase de descalificaciones, presentando como campa?a en contra de la organizaci¨®n la simple expresi¨®n de ideas, por no ser ¨¦stas coincidentes, en simplista aplicaci¨®n de principios maniqueos, en virtud de los cuales se presenta como campa?a antipartido todo lo que la direcci¨®n no asume o contradice sus decisiones.
En esa l¨ªnea de comportamiento sectario, el comit¨¦ federal, sin an¨¢lisis pol¨ªtico alguno, ha volcado su atenci¨®n en el juicio personal y moral sobre concretos militantes, sin ninguna sujeci¨®n a la aplicaci¨®n de los preceptos y ¨®rganos sancionadores previstos, como garant¨ªas de seguridad jur¨ªdica, en los estatutos, con la evidente intenci¨®n de alcanzar a trav¨¦s de la descalificaci¨®n el objetivo de la marginaci¨®n de la vida pol¨ªtica de los militantes de la corriente, tanto de la vida org¨¢nica como en las instituciones en las que que han representado dignamente al partido y, l¨®gicamente, ha culminado su obsesi¨®n con la eliminaci¨®n de las listas de militantes de la corriente en forma injusta.
Se ha excluido intencionalmente el an¨¢lisis pol¨ªtico para sustituirlo por sorprendentes lecciones ¨¦ticas, por quienes m¨¢s deb¨ªan cuidar de no deslizarse en esos terrenos, a la luz de los contradictorios y espectaculares cambios de posici¨®n, que repercuten en la propia credibilidad y arrastran a la organizaci¨®n.
Al lado de esta negativa situaci¨®n, ha de resaltarse que el trabajo desarrollado por los miembros de Izquierda Socialista a lo largo de estos a?os, ha permitido, sin embargo, constituir equipos de trabajo responsables y coherentes y crear una experiencia pol¨ªtica que ha dejado su fruto en la formaci¨®n de sus colaboradores, en redacci¨®n de ponencias, informes, an¨¢lisis y trabajos serios, mejor recibidos por la propia sociedad que por el PSOE, y as¨ª se ha comprobado que cuanto se hac¨ªa para, contribuir a un obligado debate no tiene para la actual estructura de poder del PSOE el m¨ªnimo inter¨¦s.
Se ha comprobado tambi¨¦n que, coherentemente con el pensamiento de la direcci¨®n de la organizaci¨®n, el solo hecho de la constituci¨®n como corriente discrepante distinta en los aspectos parciales, aun cuando seamos coincidentes en un proyecto global, lleva aparejado el alejamiento o la marginaci¨®n cautelar de toda responsabilidad institucional, que, seg¨²n este peregrino criterio, debe ser desempe?ada exclusivamente por militantes de incondicional fidelidad, no tanto a la esencia del pensamiento socialista o a la trayectoria hist¨®rica de la organizaci¨®n, sino al n¨²cleo de los l¨ªderes, del que todo poder emana, y as¨ª se desprecia la representatividad otorgada democr¨¢ticamente en congresos confederales o de nacionalidad y por la propia ciudadan¨ªa.
Los socialistas coordinados en Izquierda Socialista, creemos algunos no impacientados, deben manifestar, pese a todo, la voluntad y compromiso de trabajar por la extensi¨®n del pensamiento y del compromiso pol¨ªtico socialista, por el acercamiento a la sociedad del fruto de sus an¨¢lisis y sus postulados, por su presencia en todas cuantas iniciativas conduzcan a la mejor comprensi¨®n, defensa y conquista de las ineludibles e irreversibles reformas pol¨ªticas y sociales que desarrollen realmente la libertad, dignidad y bienestar de las clases populares, en la tradici¨®n del socialismo democr¨¢tico.
Tras el an¨¢lisis de lo que le afecta en el seno del partido y en la comunidad, Izquierda Socialista se ha de autoexigir una extraordinaria atenci¨®n y trabajo pol¨ªtico para contribuir a que una sociedad tan deformada como la nuestra no pueda ser objeto de oportunista utilizaci¨®n en aprovechamiento de su tendencia, ya puesta de manifiesto en la ¨¦poca de la dictadura, de delegaci¨®n de responsabilidades en la carismatizaci¨®n y el culto a la personalidad, que acaba conduciendo a la sumisa aceptaci¨®n del poder fuere quien fuere su detentador.
Es imprescindible para Izquierda Socialista, superando mezquindades y miop¨ªas, realizar, con la suficiente agilidad, los an¨¢lisis rigurosos de la realidad espa?ola, incardinados en la cada d¨ªa m¨¢s peligrosa situaci¨®n internacional, a la luz de las profundas consecuencias que la revoluci¨®n cient¨ªfico-t¨¦cnica ya supone, indisociables del proceso de influencia del complejo cient¨ªfico-b¨¦lico-indus-trial, con alcance sobre las propias estructuras pol¨ªtico-ins-titucionales, nacionales e internacionales, y entroncando con la inocultable crisis del pensamiento de izquierda, debate que, con enfoques exclusivamente tecnocr¨¢ticos y economicistas, se quiere desarrollar, con absoluto desprecio o ignorancia de sus repercusiones en los seres humanos y sus relaciones de todo tipo, hasta llegar a la configuraci¨®n de interpretaciones seudodemocr¨¢ticas, bien alejadas del principio de la real soberan¨ªa popular y de un orden internacional justo y seguro, que respete la libre voluntad de los pueblos.
La denunciada situaci¨®n de amenaza de la paz ha sido sentida dram¨¢ticamente en estas fechas y vuelve a poner sobre el tapete las tradicionales discusiones que en el seno del socialismo marcaron muy seriamente los linderos y diferencias entre el pensamiento realmente internacionalista y las expresiones del oportunismo patri¨®tico, exigiendo la m¨¢s que necesaria explicaci¨®n sobre el papel del imperialismo, de la econom¨ªa de guerra y las consecuencias de todo ello sobre la Europa dividida, la divisi¨®n de sus clases populares y obreras y la inseguridad que ello genera para todo proyecto socialista. El compromiso socialista de no sustraerse al estudio de estos problemas ha de primar sobre situaciones de dificultad o de des¨¢nimo, aunque s¨®lo sea para marcar tambi¨¦n otra sustancial diferencia de objetivos entre la lucha por el poder y la lucha por el hacer.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.