Victoria de la intolerancia en Irlanda
LE MONDEEl fracaso experimentado por el primer ministro de la Rep¨²blica de Irlanda en el refer¨¦ndum sobre el divorcio va m¨¢s all¨¢ de sus consecuencias sociales inmediatas, a saber, la suerte de esas 701.000 parejas separadas, incapacitadas legalmente para volverse a casar, y de las que las m¨¢s afortunadas emprenden a veces el viaje hasta Hait¨ª para hacer disolver los v¨ªnculos de su matrimonio roto. Va tambi¨¦n m¨¢s all¨¢ del rev¨¦s estrictamente pol¨ªtico infligido a la coalici¨®n que dirige Garrett FitzGerald, ya amenazada por su incapacidad para reducir una de las tasas de desempleo m¨¢s elevadas de Europa.Pues si el primer ministro irland¨¦s ha intentado esta arriesgada apuesta es porque estaba convencido de que su pa¨ªs hab¨ªa evolucionado sociol¨®gicamente hacia costumbres m¨¢s modernas, m¨¢s tolerantes, m¨¢s... europeas. El desaire es brutal. Singulariza a Irlanda de manera poco halag¨¹e?a y explica antes que nada el arca¨ªsmo de su comportamiento a¨²n sometido totalmente a la influencia de la Iglesia, frente a una libertad conquistada por toda Europa desde hace ya largo tiempo, incluso en pa¨ªses de tradici¨®n cat¨®lica comparable, como Espa?a.
Al apostar por una Irlanda moderna, FitzGerald apoyaba tambi¨¦n los esfuerzos que despliega desde su llegada al poder para esbozar un acercamiento, entre la poblaci¨®n cat¨®lica y los protestantes del Norte.
A fuerza de constancia hab¨ªa vencido en primer lugar las resistencias de los brit¨¢nicos. Despu¨¦s, vali¨¦ndose del apoyo de la se?ora Thatcher, hab¨ªa vencido incluso las resistencias de los m¨¢s extremistas de estos protestantes y hab¨ªa conseguido poner en pie un acuerdo con Londres que confer¨ªa por vez primera a Dubl¨ªn un cierto derecho de fiscalizaci¨®n en los asuntos de Irlanda del Norte.
El voto del jueves servir¨¢ evidentemente de detonante a la comunidad protestante del Ulster, que se beneficia de la legislaci¨®n social liberal del Reino Unido y que encontrar¨¢ en ello el argumento para rechazar con renovada virulencia toda idea de uni¨®n con el sur papista, en donde la Iglesia cat¨®lica interviene demasiado decididamente en los asuntos civiles.
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