El reglamento y la democracia
ANTE LA inauguraci¨®n de las nuevas Cortes, el pr¨®ximo d¨ªa 15, una importante inc¨®gnita ha surgido: ?acceder¨¢n los socialistas a reformar el reglamento de las c¨¢maras, de manera que se posibilite a los miembros del Partido Dem¨®crata Popular la formaci¨®n (le un grupo parlamentario separado de sus socios aliancistas y liberales? El tema afecta sobre todo a uno de los apartados del art¨ªculo 23 mediante el cual se proh¨ªbe constituir grupo parlamentario a diputados que, "al tiempo de las elecciones, pertenecieran a formaciones pol¨ªticas que no se hayan enfrentado ante el electorado".En privado, y evitando comprometerse, los democristianos de Oscar Alzaga han dejado entender que, de no lograr esa reforma del reglamento, podr¨ªan encuadrarse en el Grupo Mixto. Paso que, adem¨¢s de provocar graves e in¨¦ditos problemas de funcionamiento en el citado y ya de por s¨ª complicado grupo, ser¨ªa contemplado, a su vez, como una "grav¨ªsima violaci¨®n de los pactos de Coalici¨®n Popular" -es decir, como una ruptura de la coalici¨®n, de hecho- por Fraga. Por otro lado, ¨¦ste ha rehusado ser ¨¦l quien negocie con el PSOE la preceptiva reforma del art¨ªculo 23, apartados 1 y 2, del reglamento del Congreso de los Diputados, tal y como pretend¨ªa Alzaga. Y los socialistas han enviado mensajes privados a representantes del PDP en el sentido de que no est¨¢n dispuestos a abordar la reforma.
En realidad, con su postura, Fraga deja en manos exclusivas de los socialistas, sin cuyos votos nunca se lograr¨ªa la mayor¨ªa necesaria para aprobar la reforma del reglamento, la responsabilidad ¨²ltima de evitar una r¨²ptura en el grupo y en la Coalici¨®n Popular. Si el PSOE accediera a propiciar la reforma, podr¨ªa ser acusado de tratar de "eternizar" una situaci¨®n bipartidista y de prolongar una oposici¨®n que le es c¨®moda -disminuyendo, adem¨¢s, el papel del CDS en el Parlamento-. Si, por el contrario, se niega, Coalici¨®n Popular puede decir que pretende fomentar las disensiones dentro de ese grupo, ya que no dejar¨ªa a Alzaga otra safida que la huida hacia el Mixto.
Muchas veces nos hemos pronunciado sobre la necesidad de reformar el reglamento de las Cortes. De hecho opera como un cors¨¦ sobre la vida parlamentaria, anula la participaci¨®n de los diputados en la pol¨ªtica hasta l¨ªmites inconcebibles, deposita un enorme poder en las c¨²pulas dirigentes de los partidos y contribuye al distanciamiento popular de las instituciones democr¨¢ticas. Por muchas de estas razones los propios partidos mayoritarios han preferido mantener el reglamento tal y como es. En cualquier caso una reforma del mismo sigue siendo deseable y es una asignatura pendiente del PSOE en esta legislatura. Pero lo que ser¨ªa inadmisible es que el reglamento -que en gran parte se redact¨® acomod¨¢ndose a las necesidades de los partidos m¨¢s poderosos vuelva a ser manoseado por intereses espurios tendentes a deformar los resultados electorales. Una reforma del reglamento en Cortes no debe abordarse, en ning¨²n caso, con criterios oportunistas, sino plantearse como una operaci¨®n de largo alcance, tendente a devolver al Parlamento un prestigio que hoy declina.
O sea que todo aconseja imponer un comp¨¢s de espera a esa necesaria reforma del actual reglamento de las c¨¢maras que se ha mostrado excesivamente r¨ªgido para un id¨®neo funcionamiento del poder parlamentario. No se trata tan s¨®lo de revisar el art¨ªculo 23, permitiendo la existencia de un mayor n¨²mero de grupos parlamentarios -lo que redundar¨ªa en beneficio del pluralismo-, sino tambi¨¦n otros muchos que lastran en la actualidad las intervenciones de los diputados, especialmente en lo que se refiere a las sesiones de control del Gobierno, y que otorgan un poder excesivo y perjudicial a la Mesa y a la Junta de Portavoces.
Pero este comp¨¢s de espera no debe evitar que la reforma se produzca, ni servir para que el Gobierno se siente una vez m¨¢s sobre sus votos ahogando la vida parlamentaria. Todo indica que los socialistas aducir¨¢n abuso de ley ante la futura Mesa del Congreso si IU prosigue con el intento de tomarprestados los dos diputados de Euskadiko Ezkerra para, con ellos, formar su propio grupo, constituido el cual los diputados de EE se integrar¨ªan en el Grupo Mixto. Algo perfectamente leg¨ªtimo y que redundar¨ªa en beneficio de la democracia, poniendo una voz propia a la izquierda del PSOE en el Congreso. Pero el PSOE tiene tambi¨¦n otras razones para no querer reformar un reglamento que s¨®lo le beneficia a ¨¦l: no desea fomentar en sus propios diputados catalanes la vieja tentaci¨®n de formar, tambi¨¦n ellos, su propio grupo.
O sea que hay razones de prudencia pol¨ªtica que aconsejan a los socialistas rechazar ahora una reforma del reglamento a la que en otros tiempos se mostraban proclives. Pero tambi¨¦n hay razones de fondo que hacen temer que esa reforma no se produzca jam¨¢s, por lo que la utilizaci¨®n del Grupo Mixto, tanto por Izquierda Unida y Euskadiko Ezquerra como por el PDP, para sus propias estrategias parece absolutamente l¨®gica.
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