El miedo al atraco
El 65% de los empleados de banca espera ser asaltado y el 25% sufre palpitaciones en el trabajo
Hay empleados de banca con m¨¢s atracos a sus espaldas que a?os de servicio. Ya es algo normal. Tambi¨¦n es habitual que los empleados comparezcan ante la comisar¨ªa como si fueran ellos los atracados y no su empresa. La pen¨²ltima novedad son las amenazas de los delincuentes si el empleado les identifica ante los tribunales, y la ¨²ltima, el procesamiento del empleado por falso testimonio. Los 160.000 empleados de banca en toda Espa?a ven c¨®mo el c¨ªrculo se ha cerrado, y no precisamente alrededor del delincuente. Seg¨²n una encuesta nacional, el 60% de los empleados del sector ha sufrido un atraco, el 65% lo espera y el 25% tiene palpitaciones.
Madrid es desde hace a?os la ciudad espa?ola con m¨¢s oficinas bancarias atracadas. En los ¨²ltimos meses ha muerto otro director de sucursal y un cliente, tan amigo del cajero que daba los talones al otro lado del mostrador. A algunos empleados madrile?os no les basta con una mano para contar los atracos que han visto.Antonio est¨¢ en el l¨ªmite, pero a¨²n es joven. Ha sufrido cinco. Tartamudea al hablar, tiene varios tics y es un poco cheli. Verdaderamente no se llama Antonio, pero quiere guardar el anonimato. "Vi cuatro atracos y siempre el mismo, El Silvio. C¨®mo no lo iba a reconocer si ¨¦ramos vecinos. Entraba en un bar y all¨ª estaba ¨¦l. 'Yo no quer¨ªa ir al juicio. El director me convenci¨®, hab¨ªa que acabar con la delincuencia, que era tarea de todos, que poco a poco les ir¨ªan cogiendo. Fui al juicio. El Silvio estaba en una sala iluminada y yo en una a oscuras. De repente, puaf, se llen¨® de luz mi sala. Me vio El Silvio, los abogados, todos. V¨¢monos que no es ese, pens¨¦, y me levant¨¦. C¨®mo lo iba a reconocer si luego va a tomarse copas a mi bar".
"Me pegu¨¦ unos a?os, que ni trabajaba", afirma Antonio. "A cada uno que entra y se echa la mano al bolsillo te crees que va a sacar la pistola; unas veces saca el tal¨®n y otras no. Al m¨ªnimo grito saltaba de mi mesa. Fui al psiquiatra, me daba pastillas, pero pas¨¦.Yo dije que no se arreglaba con pastillas, sino cambiando de oficina".
Desequilibrios mentales
Los sindicatos est¨¢n hartos de atracos, hartos de que se proteja el dinero y no a los empleados, hartos de que la denuncia la firme el empleado y luego no tenga asesoramiento jur¨ªdico; muy hartos de que, con tanto atraco, se multipliquen los casos de empleados que posteriormente acaban en las manos de un psiquiatra. Por su cuenta y riesgo.En 1984, el a?o m¨¢s negro de la historia de la delincuencia espa?ola (6.239 atracos en toda Espa?a frente a los 108 contabilizados diez a?os antes), el Instituto Nacional de Sanidad realiz¨® una encuesta entre empleados de los siete grandes bancos. Los resultados son escalofriantes: el 21% de los empleados encuestados se han relacionado directamente con un asaltante; el 60% ha sufrido un atraco, el 65%. trabaja con miedo a sufrirlo, el 42% lo hace en tensi¨®n y el 25% tiene palpitaciones.
Una de las v¨ªctimas de esta situaci¨®n es Carlos Barrag¨¢n. Unos delincuentes entraron en su oficina en 1983. "Abr¨ª la caja. Nos ataron de pies y manos. Les dije que no ataran a la se?ora de la limpieza y as¨ª lo hicieron. El director no estaba y me toc¨® a m¨ª poner la denuncia y presentarme en comisar¨ªa. En la Direcci¨®n General de Seguridad reconoc¨ª a la chica, al chico fue imposible".
Recuperar el dinero
"El jefe de seguridad del banco", a?ade Barrag¨¢n, "s¨®lo pregunt¨® por la cantidad que se llevaron. Quer¨ªa comprobar si el dinero robado era superior al asegurado. Casi nunca sucede, porque est¨¢ prohibido que haya m¨¢s dinero en caja que el asegurado. As¨ª que siempre recuperan el dinero. Es lo ¨²nico que les importa"."Se llevaron los carn¨¦s de identidad. Les pedimos que nos lo devolvieran y as¨ª lo hicieron. Eran majos chicos, de verdad. Estuve de baja un mes. Luego he estado en el psiquiatra, siempre por mi cuenta. El banco no responde de nada. Tres a?os despu¨¦s, hace unos meses, me llamaron a juicio como testigo", prosigue Barrag¨¢n. "Fui solo, sin ning¨²n abogado del banco. Yo siempre digo que a m¨ª no me atracaron, que atracaron a mi empresa, sin embargo en la denuncia el banco no aparece para nada".
"En el juicio no les reconoc¨ª. Hab¨ªan pasado tres a?os. Me sacaron tres chicas, con el peinado cambiado, y fue imposible reconocerla". En la citaci¨®n se puntualiza que si Barrag¨¢n no acude a testificar la multa es de 1.500 pesetas, y si no acude en segunda convocatoria comete un delito de denegaci¨®n de auxilio a la justicia.
Carlos Barrag¨¢n tuvo m¨¢s suerte que otros empleados, amenazados de procesamiento por falso testimonio. El fiscal estudia acusarles de no reconocer a los autores del atraco. Quiz¨¢ por despiste, quiz¨¢ porque el juicio fue mucho despu¨¦s, o quiz¨¢ por miedo.
El director de una sucursal en Paterna (Valencia) fue un valiente. Reconoci¨® al delincuente y adem¨¢s que le hab¨ªa atracado cinco veces.
La carta del atracador
?Qu¨¦, qu¨¦ pasa? ?Est¨¢ ud. estra?ado? ?De que? ?De que le escriba? Pues mira director te escribo para decirte ?Como eres tan guarro y me aces esa putada a mi? sabiendo que yo no e atracado el banco ese en el que trabajas. Si no que fue todo un cuento que se monta una se?ora cliente, diciendo (si, si a sido el frances que lo conosco) pues ?no! Sabes tu muy bien, que yo no e atracado el banco ese ninguna vez, y tu me haces la guarrada de decir en el juicio que s¨ª, que fui yo, y encima cojes y dices que no asido la primera vez que lo atraco"."Bueno pues quiero que te enteres, que me escribi¨® un amigo diciendo que te tuvo a menos de tres metros del morro de un coche robado y que no te quit¨® la vida porque le distes pena. Enterate. Pero tranquilo que les e dicho a mis amigos que te dejen en paz".
"Que no pasa nada, duerme tranquilo. Pero lo que tienes tu que hacer es escribirme (al remite de esta carta) y decirme como me aces a mi esto".
"Que me an metido 6 a?os. 6 a?os de mi vida ?Comprendes? y a sido por la cara, por que tu eres un mentiroso guarro. ?Que sabes tu muy bien que no fui yo! Listo que sabes mucho, pero tranki duerme bien. Escribeme a mi y me dices como me aces a mi esa guarrada. Son 6 a?os (acuerdate). Frances".
El destinatario de la carta, el director de la sucursal, ha tenido que cambiar de domicilio y de trabajo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.