Los buenos somos nosotros
La mentalizaci¨®n de un equipo ante un partido es uno de los problemas que m¨¢s preocupan a los entrenadores. Las t¨¢cticas de mentalizaci¨®n son muy diversas, dependiendo evidentemente de los puntos de vista al respecto que tienen cada uno de ellos. Desde aquellos que pasan del equipo contrario y no le dedican m¨¢s que una ligera referencia hasta los que no duermen pensando en el adversario.El seleccionador espa?ol, Antonio D¨ªaz Miguel, es de los que se decantan por la mentalizaci¨®n por la v¨ªa del temor. La interminable enumeraci¨®n de las virtudes de los equipos a los que debe enfrentarse se repite d¨ªa a d¨ªa. "Cuidado con... Fulanito coge todos los rebotes, Menganito no falla nunca". Esto, que en su justa medida puede evitar la relajaci¨®n sobre todo ante equipos m¨¢s d¨¦biles reiterado hasta la saciedad, puede tener un efecto negativo.
Espa?a ha perdido la consciencia de su superioridad. Los equipos contrarios son sobrevalorados hasta el extremo de distorsionar su aut¨¦ntica realidad. La consciencia de una superioridad real no tiene por qu¨¦ ser el primer paso hacia la relajaci¨®n o el menosprecio. Al rival, hay que respetarle siempre, pero dentro de su justa medida. Y el valor real de Francia o Grecia, como el de la mayor¨ªa de los equipos presentes en este Mundobasket, -a pesar de lo que piensan o dicen algunos-, es inuy inferior al de Espa?a.
El equipo espa?ol est¨¢ jugando con demasiado temor y responsbilidad. El jugar en casa, y el partir como favorito, l¨®gicamente pesa. Pero est¨¢ pesando demasiado.
Gran equipo
Espa?a tiene un gran equipo. Probablemente uno de los mejores de su historia. Jugadores en plena madurez, junto a j¨®venes lo suficientemente rodados como para no acusar el exceso de responsabilidad, forman un conjunto envidiable. Ahora bien, los jugadores espa?oles han de convencerse de su calidad. Y esto les tiene que valer de sedante ante posibles tensiones.
Si Grecia tiene dos grandes jugadores, Espa?a tiene 12. Si Francia ha mejorado en defensa, Espa?a lo hace infinitamente mejor. Si Brasil tiene un juego peligroso por lo alegre, el juego del equipo espa?ol -por comparaci¨®n- lo convierte en un funeral de tercera. Cada uno de los componentes del combinado espa?ol ha de tener en cuenta esto. De hecho, se ha demostrado en los partidos jugados hasta ahora. Haci¨¦ndolo regular, han ganado.
Olvid¨¦monos un poco de todas las virtudes -que las tienen- de los otros equipos, y ocup¨¦monos m¨¢s en convencer a los espa?oles de su aut¨¦ntico poder¨ªo. Los adversarios no son malos, pero realmente, los buenos somos nosotros. Cuando se convenzan -si no lo est¨¢n- de esto, el juego y las posibilidades espa?olas subir¨¢n como la espuma.
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