Dos motores de Carolina del Norte
Amaker y Kenny Smith, de rivales universitarios a compa?eros
Imag¨ªnense la rivalidad Madrid-Atl¨¦tico o, m¨¢s a¨²n, Madrid-Bar?a. Pues son poca cosa al lado de la que separa a los alumnos y seguidores de dos grandes universidades de Carolina del Norte, tierra donde el baloncesto es el deporte rey. Hay un viejo odio entre las aficiones de North Carolina (UNC) y de Duke. Y hoy, sorprendidas, contemplan c¨®mo un hombre de UNC y otro de Duke dirigen el juego norteamericano en el Mundial. En EE UU, donde estas asociaciones no son tan comunes, esto sorprende.
Desde hace tres a?os, Tom Amaker (1,82 metros), el base listo y altruista de Duke, no tiene m¨¢s pesadilla que la de frenar a Kenny Smith (1,88), el base escolta de UNC, un hombre de enormes facultades f¨ªsicas y gran tiro. Los dos equipos son rivales en la m¨¢s potente de las ligas regionales del baloncesto universitario, la Atlantic Coast Conference, y tambi¨¦n est¨¢n en el primer plano nacional.La rivalidad se ha acentuado todav¨ªa m¨¢s en estos ¨²ltimos a?os, desde que Mike Krzyzewski -disc¨ªpulo de Bobby Knight, el irascible entrenador ol¨ªmpico en Los ?ngeles 84- se hizo cargo del equipo de Duke, bastante alica¨ªdo hasta entonces. Fich¨® a jugadores como el escolta Johnny Dawkins, el alero Mark Alarie -reci¨¦n escogidos entre los mejores universitarios por la liga profesional- o el base Amaker. Y los alumnos de Duke, que tienen en EE UU una fama parecida a la de los chicos del Ramiro de Maeztu, en Espa?a, pod¨ªan de nuevo entonar sus c¨¢nticos hirientes cuando sus diablos azules se enfrentaban a la poderosa UNC de Dean Smith ya sin temor al rid¨ªculo de a?os anteriores.
Amaker se ha ganado su fama, en sus tres a?os de universidad -que hacen de ¨¦l uno de los veteranos, junto a Smith, de la selecci¨®n americana-, a base de dar oportunas asistencias al rapid¨ªsimo Dawkins. Y en el equipo de Lute Olson est¨¢ hac¨ªendo tres cuartas partes de lo mismo: aparte de no ser zurdo, Smith es casi un calco de Dawkins. "Jugamos como si lo hubi¨¦semos hecho siempre juntos", confiesa Amaker.
La diferencia entre Dawkins y el jugador de UNC puede estribar, m¨¢s que nada, en que Smith tambi¨¦n es un excelente base. Pero, con mucha vista, Olson le ha pedido que act¨²e de escolta tirador y Smith ha accedido a traspasar el bast¨®n de mando a Amaker. Esa decisi¨®n ha sido, sin duda, facilitada por la conciencia que Smith tiene -dictada por la experiencia propiade que el peque?o jugador virginiano es generoso con sus pases y trabajador a carta cabal.
Seg¨²n Dick Vitale, uno de los gur¨²s del baloncesto universitario, "cuando se mira a Amaker, se ve a un base puro; pasa, defiende y sabe hacer llegar el bal¨®n a los tiradores". Cuando sus rivales le dejan solo para flotar sobre los hombres altos, Amaker tambi¨¦n sabe lanzar con buena punter¨ªa. Por eso constituye, con Smith, una pareja decisiva para el equipo estadounidense: entre los dos evitan que los adversarios se arremolinen en torno a los p¨ªvois.
Otro de los expertos, Ray Floriani, escrib¨ªa de Smith, el rapid¨ªsimo neoyorquino: "Es un jugador de verdad, pero, curiosamente, tiende a pasar inadvertido... hasta que el partido est¨¢ en el alero, claro est¨¢". En efecto, cuando la victoria o la derrota est¨¢n en duda, en un final de infarto, es cuando Sinith quiere el bal¨®n y logra las canastas decisivas.
Juntos, los eternos rivales est¨¢n dando a Olson puntos y asistencias por docenas.
David Robinson ya est¨¢ rindiendo seg¨²n lo que se esperaba de ¨¦l. Pero de los peque?os va a depender que Estados Unidos opte de verdad al t¨ªtulo mundial.
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