R¨¦plica a "Despu¨¦s de Chernobil"
Acogi¨¦ndonos al derecho de r¨¦plica, nos parece oportuno aclarar algunos aspectos relacionados con las opiniones vertidas por Jes¨²s Moster¨ªn en el art¨ªculo Despu¨¦s de Chernobil, del pasado viernes 4 de julio. En primer lugar se hace referencia al secretismo con que fue tratado el accidente. Las caracter¨ªsticas de la energ¨ªa, nuclear lo alimentan.Son muchos los ejemplos: el ¨²ltimo -no casualmente Despu¨¦s de Chernobil- en la central de Hamm-Uentrop (RFA), que aprovechando las protestas fue camuflado tras el aumento de radiactividad provocado por Chernobil. Varios d¨ªas despu¨¦s, se comprob¨® que era debido a emisiones de la mencionada central. El accidente de Harrisburg y los incidentes continuos de Asc¨® y Almaraz, por ejemplo, tardaron y tardan d¨ªas en conocerse, y eso cuando trascienden. La dimisi¨®n obligada del consejero Juan Serna de la Junta de Extremadura tiene que ver con ello. La propia CIA conoci¨® el accidente de Kyshtym, en los Urales, sin denunciarlo.
En lo que respecta a los edificios de contenci¨®n, decir que las filosof¨ªas de seguridad son distintas. En un caso se trata de retener los is¨®topos liberados dentro del edificio de contenci¨®n, aunque tampoco est¨¢ probado que ¨¦ste resistiera el efecto de una explosi¨®n o una sobepresi¨®n que se crear¨ªa en un accidente de estas caracter¨ªsticas. En el caso de Chernobil, la seguridad se basa en que cuenta con m¨¢s de 1.000 circuitos primarios individuales que har¨ªan pr¨¢cticamente imposible un accidente con p¨¦rdida de refrigerante, que fue justamente el que ocurri¨®. Ning¨²n sistema es convincente ni v¨¢lido. Pero hay m¨¢s: no tienen edificio de contenci¨®n la totalidad de las centrales brit¨¢nicas, ni algunas francesas, ni Vandell¨®s I (Tarragona).
Por otra parte, decir que la energ¨ªa nuclear ha matado a cuatro personas en EE UU y compararlo con el n¨²mero de muertos que produce la extracci¨®n del carb¨®n es, cuando menos, inocente.
S¨®lo a trav¨¦s de estudios epidemiol¨®gicos sistem¨¢ticos es posible saber el n¨²mero, probablemente elevado, de v¨ªctimas provocado por las centrales nucleares. Aunque es de sobra sabido que, desde el comienzo del ciclo nuclear, la mortalidad es casi una exponencial. Entre los mineros del uranio en EE UU la mortalidad es cuatro veces superior a la de sus colegas del carb¨®n.
Coincidimos con Moster¨ªn en que el flujo de informaci¨®n deber¨ªa ser transfronterizo y abarcar todas las facetas de la energ¨ªa nuclear, pero quiz¨¢ los menos interesados en esto sean los sectores implicados y la propia OIEA, que se aline¨® desde el primer momento del accidente de Chernobil con las autoridades sovi¨¦ticas (el negocio estaba en peligro). Los intereses y los comportamientos son los mismos en el tema nuclear, en la URSS y en el resto del mundo, antes y despu¨¦s de Chernobil.
La brevedad exigida nos impide profundizar en el tema de las alternativas a la energ¨ªa nuclear. Solamente apuntar que ¨¦stas existen y que, contrariamente a lo que se quiere hacer creer, no es una cuesti¨®n t¨¦cnica, sino de voluntad pol¨ªtica, la que impide que se desarrollen- Asociaci¨®n Ecologista de Defensa de la Naturaleza.
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