Tania Maria lo encest¨® todo

El recuerdo de la apoteosis de McFerrin que abri¨® la pasada edici¨®n del festival vitoriano planeaba en el ambiente de Mendizorroza. Exist¨ªa hambre de espect¨¢culo, de sorpresa, ganas de colaborar y entregarse, y la ca¨ªda del cartel de los Manhattan Transfer por un qu¨ªtame all¨¢ ese Graddafi no iba a trastocar las expectativas. Tania Maria salt¨® a la cancha con una de las m¨¢s comprometidas cargas que puede acarrear un artista, la memoria borrosa y, magnificada de lo que el viento se llev¨®. Pero Tania es mujer de reda?os, y si no se arrug¨® por un temprano matrimonio de compromiso, por la intolerancia e incomprensi¨®n de sus paisanos ni por los sinsabores de la emigraci¨®n art¨ªstica, menos iba a cortarse por el fantasma de la ¨®pera.Tania se planta en escena con irreductible moral de triunfo, y cuando la flanquea un equipo como el que: se trajo, a Vitoria es muy dif¨ªcil que se le escape. Dicho y hecho. A Tania Maria le entraba todo. Triples eran, buena parte de sus tiros desde el piano, y con la ayuda de un p¨ªvot como Campbell y de un base como G¨®mez, los tantos que anotaba con la voz, si bien no siempre de dos puntos, jam¨¢s fallaron en personales.

El tu¨¦tano del equipo fue, sin duda, Eddie G¨®mez, el base, chiquito pero mat¨®n, como se llevan ahora. Los rebotes ritmicos de un p¨²blico participativo y del singular fraseo vocal de la pianista brasile?a se encargaba de recogerlos Tomy Campbell. Y Tania Maria se aplicaba en encestarlo todo para jolgorio de una audiencia que deseaba noche triunfal. Vital, inflamante, guerrera, Tania Maria es Tania Maria. Lo suyo no es scat, ni vocalese, ni carioca, ni jazzy, es simplemente made in Tania. Una potente estrella, m¨¢s por personal que por brasile?a, m¨¢s por pianista que por cantante. A fin de cuentas, lo que siempre han dicho los que saben.

Y todav¨ªa quedaba la segunda parte, el Weather Report puesto al d¨ªa -compuesto y sin saxo- que nos presenta el vien¨¦s m¨¢s eminente en la historia del jazz. Peter Erskine, ya veterano en esa guerra de partes el¨¦ctricos, no dejaba de repetir durante la tarde que Weather Update es otra cosa. Pues ser¨¢ otra cosa, pero no una cosa del otro mundo. Y es otra cosa, entre otras cosas, porque no hay viento que tire del invento. Tal vez por ah¨ª, por la ausencia de soplo, pierda algo de su primitivo aliento el actual Weather, el Update. Mantiene inc¨®lume, eso s¨ª, su tensi¨®n, mientras parece que aumenta su casta?azo s¨®nico. Una r¨ªtmica lujos¨ªsima, por encima de toda sospecha, un Zawinul m¨¢s lun¨¢tico que nunca (como m¨ªnimo en el uso de la voz), un Steve Khan tan competente como ecl¨¦ctico y escasamente definido, y Robert Thomas Jr. d¨¢ndole duro a los parches. ?sa es la nueva f¨®rmula, la puesta al d¨ªa de una de las formaciones cl¨¢sicas dentro del jazz el¨¦ctrico. Prefiero el solo de Steel Drum que nos ofreci¨® Thomas Jr. al del tri¨¢ngulo que nos factur¨® Mino Cinelu dos a?os atr¨¢s en San Sebasti¨¢n, pero tambi¨¦n es verdad que me quedo con el sagaz y colorista impresionismo de ¨¦pocas pret¨¦ritas, cuando Weather Update era Weather Report.