Silencio y movilizaci¨®n

Soy uno de tantos ciudadanos que esta noche viven la desaz¨®n y la impotencia provocadas por el salvaje antentado terrorista de hoy. Mi hijo peque?o duerme a mi lado, pero otros muchos -ni?os y mayores- tardar¨¢n bastante tiempo en poder conciliar el sue?o, porque una muerte l¨ªteralmente tr¨¢gica les ha arrebatado a los suyos y ha herido su propia vida para siempre.No sabemos qu¨¦ hacer, ni qu¨¦ decir, ni casi qu¨¦ sentir ante tragedias como ¨¦sta. Hace a?os me dec¨ªa un amigo que ante hechos de esta naturaleza saldr¨ªamos todos a la calle. Pero m¨¢s bien parece que nos acostumbrarnos a la tragedia, que la iinpotencia nos paraliza. Algunos de los posibles gestos de solidaridad se nos muestran torpes o insuficientes. Est¨¢ bien el silencio p¨²blico y notchno, pero resulta preferible el grito, la rebeld¨ªa, la movilizaci¨®n. Una mcbvilizaci¨®n que afirme el valor de la vida huiriana por encima de toda ideolog¨ªa y que desenmascare explicitamente a todos los que con su apoyo expreso o t¨¢cito y con su ambig¨¹edad hacen posible el terrorismo.Cuando las palabras sobran o no llegan a cumplir su cometido, s¨®lo el lat¨ªdo un¨¢nime y expreso de un pueblo le redime de su humillaci¨®n y le devuelve la dignidad.-