Todas las dimensiones de Blasco Iba?ez
Una gran exposici¨®n sobre la vida y la obra de Blasco Ib¨¢?ez estar¨¢ abierta en Valencia hasta el 30 de septiembre. En Blasco, se?ala el autor del texto, se han ido depositando muchas expectativas de la colectividad y con ¨¦l se entienden mejor los ¨²ltimos momentos del siglo XIX y las v¨ªsperas de las convulsiones pol¨ªticas y sociales de principios del XX. Mediante Blasco toman la palabra quienes, frente al oscurantismo, reivindican la centralidad del hombre a trav¨¦s del compromiso laico.
La memoria de los pueblos respecto a hechos significativos, figuras relevantes o nombres decisivos en su historia es asunto frecuentemente sujeto a la arbitrariedad. No parece ser ¨¦ste el caso de Vicente Blasco Ib¨¢?ez, cuyo nombre y obra han cruzado limpiamente el olvido para permanecer en la memoria hist¨®rica del pueblo valenciano.Sin embargo, alguna arbitrariedad debe existir que justifique tal hecho si tenemos en cuenta el alto grado de adhesi¨®n y la unanimidad que su figura suscita entre sectores abiertamente antag¨®nicos, con defensores interesados y detractores notables, pero con muy escasos indiferentes.
Vicente Blasco Ib¨¢?ez, cuya trayectoria e importancia intelectual y pol¨ªtica ha sido abundantemente analizada, viene a cumplir con el paso del tiempo aquella caracter¨ªstica que Maquiavelo atribu¨ªa al principe que quiere ganarse el respeto de todos: "Ninguna cosa le granjea m¨¢s estimaci¨®n que las grandes empresas y las acciones raras y maravillosas".
Periodista controvertido y renovador desde las p¨¢ginas de El Pueblo, viajero tan forzoso como infatigable, editor, dirigente pol¨ªtico y novelista de ¨¦xito, inmerso siempre en grandes empresas, constitu¨ªa una suerte de personaje plural que intentaba lo dif¨ªcil en lo f¨¢cil y realizaba lo grande en lo menudo. En la distancia, Vicente Blasco Ib¨¢?ez aparece como la plasmaci¨®n hist¨®rica invertida de los heter¨®nimos so?ados por el portugu¨¦s Fernando Pessoa: muchos personajes en uno y todos ellos marcados por la singularidad de lo excepcional, pero todos actuando con el mismo nombre. Nada m¨¢s puede desearse en el corto espacio de una vida.
S¨ªmbolo contempor¨¢neoNo falta, no obstante, quien considera que Vicente Blasco Ib¨¢?ez fue un producto excesivo para su tiempo, que hizo un naturalismo literario muy restrictivo, superficial y tamizado por los aspectos costumbristas m¨¢s lejanos de la s¨®lida elaboraci¨®n de Zola. Quien le tiene por un bon vivant fr¨ªvolo y astuto fabricante de best sellers o pol¨ªtico mezclado de elementos contradictorios cuya base y horizonte era, simplemente, municipalista.
Lo excepcional nunca est¨¢ libre de adherencias. Sea como fuere, Blasco satisface hoy a una mayor¨ªa social, a una colectividad que lo reconoce y legitima como el m¨¢s destacado de sus s¨ªmbolos contempor¨¢neos. Y ello es as¨ª tal vez porque en esa mezcla de elementos contradictorios que recorrieron su vida cabe la identificaci¨®n de todo un pueblo, lo que quiere y no quiere ser, lo que desea y lo que detesta.
Nada dir¨¦ acerca de la utilizaci¨®n reciente de la figura de Blasco Ib¨¢?ez, de manera epid¨¦rmica, para intentar dar coherencia a proyectos muy alejados de su talante p¨²blico, porque reivindic¨¢ndolo de esa manera parcial sirven a la causa del olvido de sus perfiles m¨¢s inc¨®modos y por eso m¨¢s per durables.
Hay, empero, un elemento que considero debe ser convenientemente destacado: su cosmopolitismo, esa actitud abierta y ancha que es capaz de tomar como patria el mundo entero. Cosmopolitismo que puede conciliar un ciclo de no velas n¨ªtidamente valencianas con otras radicalmente extranjeras para hacer de todas ellas obra universal; la sujeci¨®n y el respeto a la tierra, a lo propio, con la expansi¨®n m¨¢s all¨¢ de sus confines.
Raz¨®n y libertad
Esa amplitud, que ten¨ªa sitio para el romanticismo radical y el mero reformismo pol¨ªtico, ha sido agrandada por la historia hasta el punto de dar cabida a todos. En Blasco Ib¨¢?ez se han ido depositando muchas expectativas de la colectividad. Con ¨¦l se entiende mejor los ¨²ltimos momentos del siglo XIX y las v¨ªsperas de las grandes convulsiones pol¨ªticas y sociales de principios de ¨¦ste. A trav¨¦s de ¨¦l se expresa el empe?o de un pueblo que cree en la fuerza de la raz¨®n con una convicci¨®n que hoy tal vez se nos antoje ingenua.
Mediante Blasco Ib¨¢?ez toman la palabra quienes, frente al oscurantismo, reivindican la centralidad del hombre a trav¨¦s del compromiso laico. Por medio de las p¨¢ginas de El Pueblo se propagan las noticias y los valores de una sociedad europea extasiada ante los progresos cient¨ªficos y los avances t¨¦cnicos.
Con Blasco se expresa la defensa de la libertad. frente al Estado de la Restauraci¨®n con la condena de las torturas, la denuncia del caciquismo o la movilizaci¨®n en defensa de Ferrer i Guardia. Pero tambi¨¦n con el empe?o militante en el affaire Dreffus, que conmov¨ªa a la opini¨®n francesa y europea de fin de siglo.
A trav¨¦s del blasquismo irrumpe por primera vez en el limitado escenario pol¨ªtico de ]a Restauraci¨®n un movimiento de masas en un sistema dominado por la elites. No s¨¦ si a trav¨¦s de Blasco se entiende tambi¨¦n el avatar hist¨®rico del pueblo valenciano, pero s¨ª que las sociedades contempor¨¢neas necesitan de puntos de referencia para alimentarse, para avanzar.
Dice un proverbio oriental que quien se pone de puntillas no se mantiene en pie. Bueno ser¨ªa que ese cosmopolitismo de Vicente Blasco Ib¨¢?ez se proyectase en el futuro de la sociedad valenciana, porque ¨¦l nunca estuvo de puntillas: se mantuvo de puntillas a lo largo de toda su vida.
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