Hinault y Lemond coronaron L'Alpe d'Huez en cabeza y cogidos del brazo
ENVIADO ESPECIALEl estadounidense Lemond se abrazaba al franc¨¦s Hinault poco antes de cruzar la meta en L'Alpe d'Huez y le dejaba pasar primero. Era un testimonio de agradecimiento tras realizar la ascensi¨®n a su rueda. Los dos se han quedado solos en el Tour. Lemond es el candidato a ganarlo, pero Hinault tiene a¨²n margen para decidir si va a disputar a su compa?ero de equipo el triunfo o si quiere pasar a la historia como el mejor gregario que haya tenido ciclista alguno. Pedro Delgado abandon¨®, afectado por la muerte de su madre, producida. en la tarde del domingo.
Sobre un recorrido de dureza inusitada, el Tour qued¨® ayer en manos de dos hombres, que magnificaron su figura por el hundimiento de todos aqu¨¦llos que so?aron en alg¨²n momento ser como ellos. El suizo Zimmermann fue el ¨²nico que pudo aguantarles, discretamente. El colombiano Herrera desapareci¨® y el escoc¨¦s Millar se hundi¨®. Pello Ruiz Cabestany intent¨® seguirles y acabaron con ¨¦l en 30 kil¨®metros. Pedro Delgado no tuvo ocasi¨®n de que le humillaran. Decidi¨® salir a pesar del fallecimiento, el d¨ªa anterior, de su madre, pero a mitad. de la etapa abandon¨®.Ahora s¨®lo queda por sabe qu¨¦ va a ocurrir entre Hinault y Lemond. Los dos ya son los grandes de este Tour. Mientras los dem¨¢s que salieron con ellos el d¨ªa 4 de julio se dejan la vida por quedar entre los diez primeros clasficados, ellos se reparten la gloria. Ayer, por ejemplo, Lemond no quiso disputar a Hinault un triunfo que pasar¨¢ a la historia del Tour. Porque Hinault ya es el segundo corredor que m¨¢s etapas ha ganado en esta prueba. Ayer sum¨® su 26? victoria. El belga Merckx es inalcanzable para Hinault porque tiene 34 triunfos de etapa.
En cambio, Hinault s¨ª tiene a su alcance un r¨¦cord que pasar¨ªa a la historia del deporte, no ya s¨®lo del ciclismo, con letras de oro: ser el corredor que m¨¢s veces ha ganado el Tour, seis. Hasta ahora mantiene su empate con Merckx y el tambi¨¦n franc¨¦s Anquetil.
Lemond est¨¢ fuerte porque sigue cualquier rueda y gan¨®, con notable ventaja, la etapa que acab¨® en la cima de Superbagn¨¨res. All¨ª se aprovech¨® del ataque de Hinault, que desfond¨® a quienes intentaron seguirle, y ayer es cal¨® todo L'Alpe d'Huez tras Hinault. No hubo un solo relevo en la larga y dura ascensi¨®n.
Por lo sucedido hasta ahora est¨¢ claro que Lemond siempre se ha beneficiado del trabajo de Hinault. Pero ¨¦ste ha demostrado, tambi¨¦n sobradamente, que no est¨¢ tan mal como para renunciar a un r¨¦cord hist¨®rico. Ha logrado que ya est¨¦ claro que alguien de La Vie Claire va a ganar el Tour. Falta decidir qui¨¦n. Se abren ahora dos ¨²nicas soluciones: que haya acuerdo o que ambos decidan disputarlo.
Hoy, jornada de reflexi¨®n
Quedan dos etapas que, por sus caracter¨ªsticas, hacen pensar que la diferencia que separa a ambos corredores no es decisiva: una contra reloj de 58 kil¨®metros, el jueves, y la subida al Puy de D?me, al d¨ªa siguiente. Hoy es d¨ªa de descanso, que se convertir¨¢ en jornada de reflexi¨®n en el seno de La Vie Claire. Bernard Taple, el due?o del equipo, tambi¨¦n tendr¨¢ que tomar una decisi¨®n: llevar el Tour a Norteam¨¦rica con la victoria de un estadounidense o convertir a Hinault en ¨¦l mejor ciclista que haya habido jam¨¢s.
Sea cual fuere la decisi¨®n, Hinault ya se ha convertido en el protagonista de este Tour, algo que Lemond, si es el ganador, no podr¨¢ olvidar nunca. Parece, de momento, que hay cordialidad entre ambos. Por eso el ataque que desencadenaron en la etapa de ayer no tuvo piedad. No quer¨ªan testigos ni comparsas en ese momento en que se escrib¨ªa la historia del Tour 86: los. dos all¨ª arriba, solos, abrazados, mientras los dem¨¢s se ca¨ªan a pedazos en la ascensi¨®n ¨²ltima, despu¨¦s de recorrer la etapa m¨¢s dura del Tour.
Pello Ruiz Cabestany fue testigo, el ¨²ltimo, de que Hinault y Lemond corrieron ayer sin misericordia. Se encontraba solo con ambos, comenzando la subida a la Croix de Fer. Bauer, uno de los gregarios del equipo, les hab¨ªa llevado a buen ritmo hasta donde pudo. De pronto, Hinault 3, Lemond comenzaron a atacar a Cabestany. Los relevos de ambos se suced¨ªan. Aquello parec¨ªa no tener final, como si Cabestany fuera un rival inc¨®modo. No lo era, pero su presencia tampoco resultaba grata. Cabestany, que adem¨¢s pinch¨®, les vio desaparecer. Fue el ¨²nico testigo del acuerdo entre ambos: "Cuando fui con ellos, nunca se atacaron; iban contra m¨ª".
Una etapa infernal
J. M. Apenas se recuerda en la historia del Tour una etapa tan dura como la de ayer. Hasta el kil¨®metro 33,5 no hubo m¨¢s que ascensi¨®n. Pero all¨ª, en la cumbre, un cartel que dec¨ªa Galibier indicaba la direcci¨®n a seguir. S¨®lo hab¨ªa una monta?a pelada por las avalanchas de nieve que se elevaba al cielo. ?se fue el terreno elegido por Herrera para decir adi¨®s al Tour. Atac¨®, rompi¨® la carrera, pas¨® primero por la cima y sus fuerzas se acabaron. Llegar¨ªa a la meta, cuatro horas despu¨¦s, en el puesto 1292.
El descenso del Galibier, que cogi¨® tambi¨¦n el del puerto del Telegraphe, no tuvo final. Hab¨ªa que descender hasta donde la vista no alcanzaba, 2.000 metros m¨¢s abajo, donde los deshielos hab¨ªan tajado las monta?as. En esos 50 kil¨®metros de bajada, Hinault, con Lemond, decidi¨® que llegaba el momento de decir a todos los dem¨¢s que hab¨ªa tenido mucho gusto en salir con ellos hace 17 d¨ªas. Herrera, Zimmermann y Cabestany ya se lo tem¨ªan. Bauer y Winterberg, gregarios de La Vie Claire, iban con sus jefes y eso indicaba que algo preparaban.
Hinault fue el primero en lanzarse a tumba abierta. Lemond le sigui¨®. Tambi¨¦n Bauer. Cabestany no quiso ser menos. El descenso fue tan vertiginoso que apenas les dio tiempo para recuperarse del Galibier cuando ya estaban subiendo la Croix de Fer, cuya aparici¨®n ven¨ªa se?alada por el puerto de Pierrepain, de tercera categor¨ªa. La Croix de Fer, un puerto desconocido, fue el final del grupo perseguidor. Otra vez casi 2.000 metros de altitud a superar. All¨ª, en una carretera estrecha, en cuyas cunetas comenzaba el precipio, se distanciaron Zimmermann, Millar y Herrera.
Nuevo descenso impresionante, sin descanso por la rapidez con que se hizo, y desde el valle donde la nieve no llega ni en invierno otra vez para el cielo, en esta ocasi¨®n a trav¨¦s de: las 21 curvas de 180 grados que: llevan hasta L'Alpe d'Huez, All¨ª remataron la carrera Hinault y Lemond.
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