El paso del tiempo
M¨¦rida ha aportado un marco ideal para la danza de Paul Taylor que ha iniciado en la ciudad extreme?a su gira europea. Aunque necesitada de la intirnidad del espacio cerrado, esta danza ha sabido crecerse en un entorno lleno de historia.Es temerario hablar de un estilo Taylor. Hay elementos diferenciadores en su danza. El trabajo de 30 a?os ha dado a este hombre soltura para encadenar movimientos, y su razonamiento sobre los c¨®digos de pasos desemboca en una aparente: espontaneidad, de modo que el salto es s¨®lo un salto y no una elevaci¨®n en sentido t¨¦cnico-ballet¨ªstico.
Sin embargo, hay un marcaje que puede llegar a ser agobiante de unos bailarines en otros, recurso para sostener una din¨¢mica que pone a prueba resistencia y velocidad de asimilaci¨®n.
The Paul Taylor Dance Company (EE UU)
Programa 1: Roses: Wagrier-Baerman-Taylor-, Runes: Busby-Taylor; Esplanade: Bach-Taylor. Programa 2: Ivfercuric Tidings: Schubert-Taylor; Cloven kingdom: Corelli-Cowell-MeDowell-Taylor; A musical offering: Bach-TaylorTeatro Romano, M¨¦rida, 18 y 19 de julio.
Lo que sucede es que el tiempo es el m¨¢s riguroso de los jueces, y en una pieza como Cloven kingdom se siente derriasiado el paso de 10 a?os, aunque la variaci¨®n para cuatro hombres con fondo de percusi¨®n sigue siendo) el n¨²mero de mayor efectividad.
Paul Taylor se ha aferrado a que, aun siendo los cimientos de una particularizaci¨®n estil¨ªstica, le hacen repetitivo hasta el cansancio. Su inventiva es grande, pero acotada por una especie de moral ante el espect¨¢culo, dosificando la creaci¨®n de manera que a veces se queda escasa. El criterio personal al escoger las partitaras le hace errar, como en A musical offering, donde 40 minutos de m¨²sica excelente pero dificilmente bailable toda ella acaban por cargar la atm¨®sfera de una densidad que borra la degustaci¨®n.
Ternura y concentraci¨®n
Roses tiene este mismo defecto. Sin embargo, al ser m¨¢s breve y basar el trabajo en un seguimiento estricto de la m¨²sica se hace m¨¢s digerible. Es una (lanza agotadora a pesar / y por el tempo en que est¨¢ concebida. Runes aboga por la contemporar¨ªeidad, y su tejido danzario es tan contempor¨¢neo como el fondo sonoro en que se apoya. Esplanade explota la repetici¨®n de pasos en unas evoluciones llenas de plasticidad que tienen clara referencia a la Bach y el ejercicio barroco.Mercuric tidings es una bella creaci¨®n no vista en Espa?a cuyo encanto parte -en buen sentido- de la tiran¨ªa coreogr¨¢fica. No hay un segundo de reposo. Saltos, giros, cargadas y carreras se suceden en un vertiginoso ofrecimiento por parte de los bailarines de lo mejor que pueden dar. David Parsons ofrece su figura imponente y su seguridad; Susan McGuire, su madurez formal; Mary Cochran, la gracia, y sobre todos, Christoph¨¦r Gillis, que aunque hoy d¨ªa ya es algo lento en sus evoluciones, sigue siendo el m¨¢s atento de los partenairescon su pareja, capaz de desplegar ternura y concentraci¨®n en el baile como pocos.
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