Una obra escondida

En torno a Lope de Aguirre se han producido novelas, pel¨ªculas, cantatas, teatro... Un personaje, una. aventura, un acontecimiento tienen siempre el valor extrahist¨®rico de la interpretaci¨®n, de la obtenci¨®n de una riqueza de sugerencias para la libertad de creador. Ignacio Amestoy ha tomado un fragmento final de la vida de Lope de Aguirre: cuando mata a su hija, do?a Elvira, y muere ¨¦l mismo a mano de los soldados realistas (en la realidad fue capturado y ejecutado), para hacer su reflexi¨®n sobre la sociedad actual. Aparentemente, y por los textos adjuntos a la representaci¨®n, Lope de Aguirre representa la utop¨ªa del ma?ana; do?a Elvira, la del presente, y el debate "apunta a la realidad actual de Euskadi".Nada de ello es observable en esta representaci¨®n: habr¨¢ que esperar otra mejor. La Lonja de las Terneras es una estufa insufrible que anula toda capacidad que no sea la de tratar de respirar; se ha convertido en un espacio esc¨¦nico en forma de gran rect¨¢ngulo central rodeado de unas grader¨ªas de gallinero, duras de asiento y temblorosas, retumbantes ante cada golpe en el port¨®n, que es la ¨²nica entrada y salida de los actores y de los espectadores; y las condiciones ac¨²sticas son tales que cuando los actores gritan su voz se rompe y cuando hablan a tono medio son inaudibles.

Escenas inteligibles

Algunas de las escenas que tienen la clave de la obra no se entienden. No es ocasi¨®n de culpar a los actores, que est¨¢n forzados por el espacio, que no ampara sus voces, ni a la direcci¨®n de Antonio Malonda; ¨¦sta, como la construcci¨®n de la obra, parece abigarrada y tremendista, con la fuerza posible del antiguo teatro de situaciones l¨ªmite.Pero no parece justo ir m¨¢s all¨¢; las condiciones del estreno dominan al hecho teatral en s¨ª, esconden la obra -buena o mala- y pr¨¢cticamente lo anulan. Habr¨¢, sin duda, otra ocasi¨®n m¨¢s favorable para considerar este trabajo, al que el patrocinio del Gobierno vasco, del Centro Nacional de Nuevas Tendencias, del Ministerio de Cultura y del Ayuntamiento de Madrid, que lo incluye en Los Veranos de la Villa (aunque sea en esta situaci¨®n deplorable), bendicen con sus ayudas, que sin duda estar¨¢n justificadas.