El teniente Palomo, la ni?a Luz y los 'gringos'
El pasado 15 de julio, 132 f¨¢rnifias de campesinos desplazados regresaron a su cooperativa en Aguacayo, cerca de la zona del volc¨¢n de Guazapa. Para protegerse del Ej¨¦rcito, los desplazados iban acompa?ados de 23 religiosos extranjeros: 19 de Estados Unidos, dos canadienses y dos australianos. En el camino se encontraron con un grupo del Ej¨¦rcito. El teniente Palomo les sali¨® al paso y les habl¨® as¨ª: "Todos estamos con el ¨¢nimo de reactivar el ¨¢rea, pero hay una condici¨®n, y es que para hacer una reactivaci¨®n de ¨¢rea hay que solicitar permiso. Aqu¨ª se han metido, y esto es un verdadero problema para m¨ª. No quiero ofender a nadie, pero ?qu¨¦ tal si aqu¨ª hay muchas minas arrancapi¨¦s, que nosotros decimos?, ?qu¨¦ tal si hay un enfrentamiento ahorita y viene la fuerza a¨¦rea y mata una serie de personas? La responsabilidad es de nosotros, porque ustedes son salvadore?os y nosotros estamos para cuidarles a ustedes. Lo l¨®gico es que ustedes hubieran ido a Suchitoto y hubieran pedido permiso. Porque va ser triste que yo informe a la superioridad y que me ordenen desalojarles de aqu¨ª. Porque esta es un ¨¢rea altamente conflictiva; aqu¨ª no se sorprendan si ya dentro de un momento ven un A-3711 lanzar una granada de 5,90 libras. No s¨¦ qui¨¦n les ha tra¨ªdo, no s¨¦ si traen una orden presidencial, del Estado Mayor, del se?or comandante de la I Brigada; realmente no s¨¦. Pues, desgraciadamente, quien manda en las ¨¢reas conflictivas es la fuerza armada. As¨ª que me hacen el favor de decirme con qui¨¦n tengo que entenderme, qui¨¦n tiene los permisos para poderse quedar aqu¨ª, porque de lo contrario se pueden quedar aqu¨ª, pero yo no respondo".Entre los refugiados que regresaban, la ni?a Luz (se?ora Luz), que iba con uno de sus hijos: "Con los operativos que aguantamos hace meses le entr¨® el gran miedo. All¨ª en el refugio no le pude hacer que fuera al kinder ni a la doctrina. Corr¨ªa a esconderse. Donde le hablaba, en un solo grito se iba. Por eso la se?ora que se. encargaba de andar buscando a los ni?os, cuando le fue a buscar, le hall¨® bien arrinconado. 'Quiz¨¢ cuando sea grande se le pasar¨¢'. El miedo no se le pasa. Apenas oye zumbar los aviones y es un solo grito. Hasta hac¨ªa con las manitas as¨ª... mire. 'Mam¨¢, viene el avi¨®n, v¨¢monos'. Hasta palidito estaba. Entonces yo le agarraba, y el corazoncito le hac¨ªa as¨ª, mire. Entonces yo ine dec¨ªa: 'Ay, mi pobre bicho. Se me va a morir maloso con estos aviones'. Yo me asustaba bastante, pero, pues, ya ahora hemos vuelto. Le pido a Dios todopoderoso que se calmen estos bombardeos, que ya no vuelvan, y que nos dejen vivir tranquilos. Es terrible las borribas cerca de uno. Porque yo siento dolor y tristeza en mi coraz¨®n, porque yo, todos, mis padres y mis hermanos, murieron soterrados de una bomba. Y yo, y mi coraz¨®n se siente destrozado. Y por eso, quiz¨¢, m¨¢s siento la ilusi¨®n de haberme venido para ver de visitar la tumba de los seres queridos".
Los religiosos extranjeros y los desplazados fueron parados por el Ej¨¦rcito, y all¨ª hicieron noche al aire libre. El 16 de julio lleg¨® un coronel, que inici¨® una discusi¨®n con los religiosos; todo concluy¨® cuando, seritados en el suelo, cantaron We shall overcome (Venceremos). El 17 de julio fueron deportados a Guatemala.
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