28 lunes

Marguerite Duras: Outside, Plaza/Jan¨¦s. El periodismo de la Duras durante m¨¢s de 20 a?os. Dice MD en el pr¨®logo: "La informaci¨®n objetiva es una a?agaza total, es una mentira. No existe el periodismo objetivo".

Hay esc¨¢ndalo en Marbella por si Kashogui se arruina. Lo que a uno le escandaliza es que Kashogui se haya enriquecido, y c¨®mo lo ha hecho. Adnan Kashogui es el ¨²ltimo de la dinast¨ªa del oro, despu¨¦s del Aga Khan, el Rey Faruk y todos aqu¨¦llos. El ¨²ltimo provinciano gordo de esa provincia inmensa que es Oriente. Pero Kashogui ha tenido problemas financieros en los ¨²ltimos meses, y esto ya hace que se le mire con recelo en Marbella, donde se le miraba m¨¢s bien con celo cuando se sab¨ªa que traficaba en armas. En Salt Lake City, que son como mormones o as¨ª, a Kashogui no le perdonan las deudas, porque una deuda, en el puritanismo, es pecado mortal. Nuestro don Jairte de Mora, cabeza visible en Espa?a del millonario ¨¢rabe, s¨ª que parece un pr¨ªncipe. Esto suele ocurrir. El pr¨ªncipe es el que tiene aspecto de abrecoches malague?o. Kashogui se rige por una norma c¨ªnica que no deja de caernos bien: "La mejor manera de tener dinero es gastarlo". Cuando uno es tan rico como sus deudas, ya puede vivir tranquilo. A sus invitados los convoca con cinco mil tarjetas de oro y les abruma con Beethoven, que, como dec¨ªa Gide, es el que "da m¨¢s m¨²sica", casi comercialmente. El dinero de las armas, se lo gasta Kashogui en fiestas parisinas. Por el mundo hay para¨ªsos fiscales -esos que me escriben cartas invocando la dignidad nacional- que subsumen el dinero de Kashogui, de modo que nuestro oriental hortera nunca se podr¨¢ arruinar. Marbella, como digo, se escandaliza de su posible ruina, cuando tendr¨ªa que haberse escandalizado de su fortuna. Las llamadas telef¨®nicas desde sus aviones le cuestan 42 millones al a?o. ?Y por qu¨¦ no llama desde una cabina callejera?

Mar¨ªa Asquerino me env¨ªa sus memorias en galeradas para que les ponga el pr¨®logo que le promet¨ª, y que har¨¦ con gusto. Aunque uno, ay, nunca ha sido pr¨®logo ni ep¨ªlogo de Mar¨ªa. Ni siquiera intermedio.

Ya cuando Roc¨ªo Jurado anunci¨® que iba a recortarse los senos, salimos en defensa de entrambos como de dos plazas de soberan¨ªa nacional. Porque creemos que el patriotismo de Roc¨ªo y todos los patriotismos, vengan de donde vengan, van a dar en la gran patria, que es USA. Ahora, Roc¨ªo ha cumplido uno de sus afanes m¨¢s leg¨ªtimos: abrazar a Ronald Reagan. Lo que pasa es que Reagan lleva una racha muy top/less. Primero se le aparece la libertad, en figura de estatua y en camis¨®n (es cuando decide controlar toda Suram¨¦rica con la coartada de la droga). Luego se le ocurre -y redacta- un dec¨¢logo contra la obscenidad que es obsceno de principio a fin, porque ignora el amor como figura conc¨¦ntrica al sexo, o el sexo como figura conc¨¦ntrica del amor. Y, finalmente, le abraza Roc¨ªo Jurado, con Ceuta y Melilla entre ambos, que no menor trato merecen los senos patri¨®ticos de la cantatriz. Reagan crey¨®, en principio, que quien le abrazaba era la estatua de la Libertad, llegada desde Chipiona, que all¨¢ se andan en eslora la espa?ola y la yanqui. Roc¨ªo Jurado, portadora de valores eternos (dos), nos ha confirmado, como dec¨ªamos, que todos los patriotismos exacerbados van a dar a la Gran Patria USA, bien se trate de intelectuales o de artistas frescachondas. Roc¨ªo es nuestra estatua de la Libertad sin libertinaje, o sea la versi¨®n nacional, que Franco, en Drag¨®n Rapide, juega mucho con los tres t¨¦rminos gloriosos de la Revoluci¨®n Francesa, hasta ordenarlos a su gusto. Hasta desordenarlos. Habr¨ªa que poner en Puerto Ban¨²s una estatua de la Libertad ot¨¢nica espa?ola, calcada de Roc¨ªo Jurado. Qu¨¦ impacto.