9.000 personas en la actuaci¨®n de The Cure en San Sebasti¨¢n
Cerca de 9.000 personas salieron satisfechas del concierto de The Cure del vel¨®dromo donostiarra de Anoeta en la noche del s¨¢bado. El grupo de rock brit¨¢nico ofreci¨® un panorama de su producci¨®n hasta el momento, con especial dedicaci¨®n a sus discos m¨¢s oscuros. Al final, ofrecieron cuatro temas de lo que ser¨¢ su producci¨®n futura. Robert Smith y los suyos parecen intentar una v¨ªa por ritmos percusivos m¨¢s contundentes, donde la sutileza deja paso a la fuerza.El heterog¨¦neo p¨²blico que acudi¨® a Anoeta salud¨® entusiasmado la presencia del grupo, recibi¨® con alaridos los primeros compases de sus canciones m¨¢s conocidas e impidi¨® que los m¨²sicos huyeran antes de agotar un tercer bis. Al final, empapados por el ambiente asfixiante del recinto, af¨®nicos por el tarareo o por la reclamaci¨®n, los euf¨®ricos eran mayor¨ªa.
Y sin embargo, no es la euforia el sentimiento que parece buscar Robert Smith cuando compone sus temas. Atm¨®sferas que tienden hacia lo enfermizo, hacia la obsesi¨®n, letrillas para desolados que se apoyan en ritmos repetitivos, en cambios de tono levemente sugeridos.
La sensibilidad, de un grader¨ªo repleto se confirma por el n¨²mero de palmadas.
Robert Smith lanzaba alguno de sus quejidos sombr¨ªos y algunos le respond¨ªan hey, hey. O sea, que m¨¢s marcha.
El grupo pareci¨® en alg¨²n momento contagiarse del ambiente de la grada. Smith sustituy¨® alg¨²n maullido por voces cortas y sincopadas. Pero, a la vista de las nuevas canciones del grupo, quiz¨¢ sea eso lo que cabe esperar en el futuro.
En cualquier caso, el concierto sufri¨® de ese contraste entre las sugerencias de las canciones y la exaltaci¨®n de los reunidos, que hab¨ªan tenido que pagar 1.800 pesetas para asistir a un espect¨¢culo que habla mayormente de ¨ªntima autodestrucci¨®n.
Los juegos de luces fueron impecables, el sonido era regular. Casi todos abandonaron alegres el recinto.
Babelia
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