Una lecci¨®n de humildad
Los extreme?os se tocanLos extreme?os se tocan es una obra de 1926. Mu?oz Seca, habitualmente denostado por la cr¨ªtica, tuvo con ella un ¨¦xito espectacular. Algunos insinuaron que podr¨ªa, deberse a la colaboraci¨®n con P¨¦rez Fern¨¢ndez (hoy injustamente olvidado, como Garc¨ªa ?lvarez, otro de los colaboradores m¨¢s positivos de don Pedro). El invento de la opereta sin m¨²sica, pero con cantables y evoluciones, es decir, la parodia, pareci¨® un hallazgo (Canedo).Con otra parodia, La venganza de don Mendo -escrita sin colaboraciones-, que fue duramente atacada pero que el tiempo ha valorado mucho, es la obra m¨¢s conocida de su autor. La representaci¨®n que ahora ofrece Carlos Ballesteros tiene el m¨¦rito de reproducir lo que se hac¨ªa entonces, en el decorado, parte del vestuario y, sobre todo, en la interpretaci¨®n.
De Mu?oz Seca y P¨¦rez Fern¨¢ndez
(1926). Int¨¦rpretes: Azucena Hern¨¢ndez, Marisol Ayuso, Antonio Vico, Juan Jos¨¦ Otegui, Jos¨¦ Lifante, Fernando Tejada, Ricardo Acero, Mar¨ªa Amparo Soto, Carlos Ballesteros, Roc¨ªo Paso, ?ngeles Ladr¨®n de Guevara, Beatriz Gabrielli, Amanda G. Moral, Virginia Mateo, Sergio de Frutos. Bocetos y figurines: Antonio Mu?oz. Direcci¨®n: Carlos Ballesteros. Estreno, templo de Debod (Los Veranos de la Villa), 31 de julio.
No es cuesti¨®n de comparar la calidad de los actores actuales con la de quienes representaron esta obra en su estreno y reposiciones; el recuerdo tiende a mejorar el pasado, y hoy no hay escuela de esa forma de actuaci¨®n. Es un m¨¦rito de todos repetir los apuntes de sainete madrile?o y la cursiler¨ªa de la opereta, el horterismo, las figuras de nuevos ricos o la extravagancia del turco internacional.
Proyecci¨®n de voz
La colocaci¨®n de frases, la proyecci¨®n de voz -aun con micr¨®fono-, dan la eficacia buscada. No es ni una escuela art¨ªstica que haya que aflorar, ni un g¨¦nero cuya perdida se pueda lamentar, pero forma parte de la historia de la sociedad espa?ola, y se agradece que haya actores como Marisol Ayuso, Antonio Vico, Juan Jos¨¦ Otegui, Ricardo Acero, Ismael Abell¨¢n o Carlos Ballesteros, entre otros, capaces de hacer esa reproducci¨®n.Los extreme?os... no sorprende hoy por lo que fue su hallazgo, la imitaci¨®n par¨®dica de romanzas, duetos o coros, quiz¨¢ porque la direcci¨®n y la interpretaci¨®n no apuran ese recurso, o porque hay menos t¨¦rminos de comparaci¨®n con el original. Lo que m¨¢s interesa es una abundancia de vocabulario, real o inventado, y una serie de alusiones culturales que, aun siendo esta obra un subproducto, muestran que no s¨®lo sus autores sino la sociedad popular que la recib¨ªa, ten¨ªan mucha m¨¢s riqueza verbal que ahora. En los juegos de palabras, los retorcimientos idiom¨¢ticos, la manejabilidad del lenguaje, lleg¨® a ver Azor¨ªn nada menos que una forma del superrealismo. Exageraba. Son elementos b¨¢sicos del g¨¦nero, el astrac¨¢n, sobre el que se lanzaron con furia los intelectuales.
Queda hoy como un sujeto de estudio, y algo m¨¢s: todav¨ªa hace gracia, todav¨ªa se escuchan carcajadas abiertas en el p¨²blico por los chistes y por las disparatadas situaciones, por los viejos recursos del miedo c¨®mico de los personajes, de la sorpresa ante sus propios cambios de fortuna y personalidad; por la burla a ciertas corrientes esot¨¦ricas de pensamiento -en este caso, el inventado paralelismu-, por el enredo...
Puede asombrar que, tras tantos sucesos en Espa?a y fuera de ella, tras tanta evoluci¨®n en el camino del arte dram¨¢tico, todav¨ªa funcionen los resortes de hace 60 a?os. Puede ser una lecci¨®n de humildad.
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